jueves, 30 de junio de 2011

El llamado de Dios para el CCF

Edificar para transformar y testificar de Cristo  (Efesios 4:11-16)


Saludos amados hermanos del CCF, hoy veremos la razón de ser del CCF aquí en Montreal.

1. Jesús llama a la iglesia a edificar sus seguidores (Efesios 4:11-13).  Cuando hablamos de edificar nos referimos a la acción de construir.   Simbólicamente este término se aplica a la vida de la iglesia cuando nos esmeramos en dar el mejor trato,    siendo prácticos, nos edificamos unos a otros cuando infundimos aliento y consuelo.  Para ello es menester el amor.  Cuando nos mueve la acción del amor no vacilaremos en buscar la edificación de nuestro prójimo.  Al mismo tiempo, buscamos la edificación siguiendo el pasaje de Efesios cuando los líderes y todos sus miembros de una congregación, buscamos el equiparnos (perfeccionar) o capacitarnos con varios motivos: la obra del ministerio y la edificación del cuerpo de Cristo.  Ministerio se refiere servicio y edificar es construir.  Es la acción en la cual todos debemos involucrarnos en el servicio para el bien de la misma iglesia y no por motivos egoístas.  Pablo describe por qué debemos buscar lo anterior: unidad de la fe (v. 13), madurez espiritual (v. 14), crecer en amor (v. 15), unidad y edificación (v. 16).  Es la iglesia misma que se ve beneficiada cuando obedecemos los principios arriba indicados.    El CCF se edificará cuando todos los asistentes buscaremos dar lo mejor de sus dones espirituales para edificarnos unos a otros.

2.    Jesús nos llama para ser transformados (v. 22-24).  Transformar es el proceso de cambio.   El CCF tiene como razón de ser transformar el corazón de sus asistentes y así influir en los demás.   No podremos influir en otros si nuestras palabras no son respaldadas por nuestras acciones (testimonio).  Nuestro ejemplo supremo a seguir es Cristo.   Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo (Ef. 4:20).   La sociedad actual demanda de nosotros personas transformadas en espíritu y mente.  Hermanos, debemos tomar la firme decisión de cortar con aquellos hábitos o costumbres que no agradan a Dios.   Renovarse es la decisión que usted y yo debemos tomar de hacer los ajustes necesarios en nuestra vida.  Renovarse es la acción de Dios de crear de nuevo.  Pablo nos pide que debemos renovarnos en espíritu y mente.  La mente es la facultad de comprender y de conocer.   La mente renovada del creyente debe ocupar un lugar central en su desarrollo.  La verdadera batalla espiritual se desarrolla en nuestra mente.  Otra decisión a tomar es el de vestirse del nuevo hombre.  Nuevo viene del término original que significa enteramente nuevo, algo mejor no usado aún.  Es un fuerte llamado a sustituir viejos patrones del viejo hombre por nuevos y mejores según nuestro Dios.  Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí (Gál. 2:20).

3.  Jesús nos llama a testificar (v. 25-32).  El mejor testimonio a dar es por medio de nuestra vida cambiada, transformada y renovada en Dios mismo.  Pablo nos hace una serie de demandas.    Ser veraces (desechando la mentira, hablad verdad).  Como creyentes debemos ser conocidos por decir la verdad siempre.  La salud del CCF y de nuestras relaciones tiene que ver con la confianza mutua en nuestro hablar.  La mentira promueve la falta de confianza.  Saber manejar el enojo y no lo contrario.  Eso significa que el mismo debe ser medido y con tiempo corto.  Así no daremos lugar al diablo.  El buen uso de la lengua es indispensable para dar testimonio.  Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación.  Nuevamente vemos la importancia de edificarnos por el buen hablar.  Finalmente, testificaremos por nuestras excelentes relaciones interpersonales.  Antes sed benignos….misericordiosos, perdonándoos unos a otros.  Que  todos en CCF sea un firme compromiso de testificar por medio del buen trato a darnos.  Somos la familia de Dios.  Tenerlo presente siempre. 

Bendiciones a todos, con mi aprecio de siempre, el pastor.

sábado, 25 de junio de 2011

Características de una iglesia sana (Hechos 2:41-47)

Cuando hablamos de la iglesia, nos referimos al plan divino en el cual Dios mismo la usaría para llevar a cabo Sus planes en los finales de los tiempos.  Hoy podemos ver tantos y tantos grupos llamados iglesias, pero cuáles de todos ellos son en verdad la iglesia verdadera de Cristo.  Aquí mismo en Montreal como en cualquier ciudad del mundo, podemos encontrar iglesias de todos los colores con una variedad de estilos.  Estamos seguros que todo pastor desea dirigir una iglesia que la mueva propósitos bíblicos.  ¿Por qué es reconocida su iglesia?  Cuando tenemos propósitos bíblicos, estos serán importantes para cumplir con la misión que nuestro Dios nos ha dado.  Es en la Biblia misma, nuestro manual de norma de vida, conducta y autoridad final donde podemos encontrar respuesta de cuáles son los propósitos bíblicos para la iglesia de Cristo.  Veamos a continuación esas características de una iglesia bíblica:
1.      Enseñanza bíblica: Sin duda alguna esta primera característica hará la diferencia entre una y otra iglesia.  Deseamos recordar que la sana doctrina debe ser la norma de enseñanza en una iglesia bíblica.  Para ello debemos tener presente lo que se ha llamado como la Gran Comisión (Mateo 28:19, Por tanto id y haced discípulos a todas las naciones….Al momento de dar la sana doctrina es con el fin de hacer discípulos.  Siendo honestos es aquí donde hemos fallado y no hemos cumplido con la orden de Cristo.  Y debido a esto, la iglesia se encuentra en problemas y hemos perdido la dirección.  Debido a la anterior y sin ánimo de ser sensacionalistas, tristemente la iglesia del Señor está en crisis.  Y esa crisis se debe a que no estamos cumpliendo con la Gran Comisión.  En Hechos 2:42, el historiador Lucas describe los inicios de la iglesia y menciona que, Perseveraban en la doctrina de los apóstoles…..Los primeros creyentes demuestran disciplina, constancia, fervor y dedicación en la enseñanza y estudio de la Palabra de Dios.  El crecimiento espiritual va marcado por el intenso deseo de saborear la Palabra de Dios (1 Pedro 2:2, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación). 
2.      Liderazgo de servicio (Mateo 20:25-28):   En este pasaje Cristo responde a la petición hecha por la madre de Juan y Jacobo.   Ella pide para sus dos hijos, Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. En realidad, ¿en qué consiste la petición de esta madre? Cuando analizamos lo anterior, nos damos cuente que esta madre está pidiendo para sus dos hijos reconocimiento, satisfacción propia, honor, posición, poder, fama etc.  Ella desea asegurar los mejores lugares del futuro reino del Señor.    La reacción de enojo de los otros diez no los hace mejores que los dos primeros discípulos.  No creamos que los diez enojados discípulos eran más espirituales.  Aquí lo que notamos que aún en el mismo círculo íntimo de Jesús sus más cercamos colaboradores habían caído en una competencia por tener el primer lugar entre ellos (Lucas 22:24, Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor).  Tengamos presente que esta disputa se dio en medio de la cena pascual unas horas antes que Jesús fuese crucificado.  En 3 Juan 9, el apóstol Juan describe un líder llamado Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe.  El término usado primer lugar viene del griego, alguien que ama el primer lugar.  La competencia entre los líderes de las iglesias no es un fenómeno nuevo.  En medio de la petición que estamos contemplando,  Jesús hace una declaratoria completamente novedosa.  Afirma que el modelo del líder que él desea es muy diferente al que el mundo ofrece.  Más entre vosotros no será así…. el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor (diacono), y el que quiera ser el primero…. será vuestro siervo (esclavo), como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y dar su vida….Cuando leemos estas palabras nos damos cuanta que ¡estas son palabras olvidadas!    Todos hemos perdido la mentalidad de siervos.   Nos hemos dejado atrapar por el síndrome de la celebridad, la fama, el reconocimiento.  Queremos ser los jefes ¡y que los demás lo sepan!. Bien o mal, quizá nos hemos convertido en los modernos Diótrefes.  Amados hermanos, esta mentalidad no debe haber cabido en una iglesia con carácter bíblico. En 1 Pedro 5:2-3, el apóstol describe cómo un siervo de Dios debe mantenerse para un mejor servir al pueblo del Señor.  Todos somos llamados a tomar ese molde que es bíblico.
3.      Adoración genuina (Juan 4:24): Muchas veces hemos escuchado esta expresión, la adoración está en crisis.  Sin embargo ¿será que existe tal crisis?   ¡No!   Lo está en crisis no es la adoración sino más bien los adoradores.  Es importante que como iglesia entendamos que es importante el proceso de una auténtica adoración.  Dios debe ser el centro de esa adoración.  Jesús en el extenso diálogo que tiene con la mujer samaritana en Juan 4, entre otras cosas le menciona que Dios es Espíritu, y los que le adoran en espíritu y en verdad es necesario que adoren.    Es necesario remarca el Señor.  ¿Por qué es necesario?  Bueno, podemos indicar al respeto que como iglesia hemos cambiado la razón del por qué le adoramos.   Lamentablemente hemos sido invadidos por tantas influencias todas ellas insistiendo que tienen la verdadera razón de la adoración.  Es en la Biblia la Palabra de Dios por excelencia donde hallamos las pautas de una genuina adoración al que lo merece.  En espíritu, se refiere al uso de nuestros sentimientos que como humano todos tenemos.  Es aquella adoración que sale de un corazón verdadero y no fingido.  Cantar con un corazón limpio.  En verdad,   es seguir las normas bíblicas y no humanas (Apocalipsis 4:10-11, 5:9-14).   ¿Cuál será el mejor estilo para adorar al Señor?  ¡No hay ningún estilo mejor que otro!  Lo que Dios ve e insistimos en ello, es un corazón verdadero (Salmo 108;1, 24:3-5, 15:1-3).   Nuestro Dios sigue en la búsqueda de verdaderos adoradores en espíritu y en verdad.
4.      Amor mutuo (Juan 13:34-35):   Sin duda alguna lo más importante que como ministerio CCF debemos tener es la atención debida a las personas.    Una iglesia bíblica es aquella que impacta por medio de buenas y auténticas relaciones interpersonales.  Como ministerio debemos esforzarnos en construir puentes de amor.  Jesús nos recuerda que lo que nos identificará como sus discípulos es si tuviereis amor los unos con los otros.  El amor debe ser la señal visible que somos seguidores de Jesús.  Las personas son lo más importante en CCF que los edificios.  El amor debe ser un estilo de vida para todo discípulo del Señor (1 Juan 4:7-8).  Debemos amarnos porque sencillamente Dios es amor.  Debemos amarnos porque ese es el deseo de Dios mismo.  Debemos amarnos porque el amor fortalece las relaciones humanas.  En CCF creemos firmemente que la amistad es la clave para crecer en número y en calidad como congregación.   Esa es nuestra convicción.  Usted será bienvenido en medio de nosotros y nos comprometemos que se sentirá amado.  Con mi aprecio del siempre, Rafael Mixco pastor del CCF.