Hablar de derrota espiritual en la vida del creyente quizá para muchos resulta una contradicción debido a que hemos sido llamados a ser mas que vencedores (Romanos 8:37). Sin embargo nuestra vida diaria no siempre refleja esa victoria espiritual que Jesús y la Biblia nos ofrecen. ¿Por qué será? Hay muchos factores que podíamos enumerar. La vida del apóstol Pedro y sus etapas previa a la negación del Señor sirven de ejemplo para cada uno de nosotros. Hay dos detalles que debemos considerar en esta experiencia desagradable. Primero, la Biblia nos llama a confiar en nuestro Dios y no en nosotros mismos, Proverbios 3:5 nos recuerda, Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Por lo tanto, no tomemos la fatal decisión de no confiar en el Señor y hacerlo en otras cosas. Segundo, la derrota espiritual es un proceso que toma algún tiempo. La vida de Pedro antes de la negación comprueban ello.
Lo primero que hizo Pedro en su derrota espiritual fue su jactancia ante la advertencia de Jesús que le negaría (Mate 26:30-35). Con amor, Cristo le advirtió a Pedro, ….antes que el gallo cante, me negarás tres veces. ¿Cómo debió reaccionar Pedro ante esta clara advertencia? Presumiendo de autoconfianza y arrogancia, el apóstol se atreve a discutir con el Señor y le afirma, Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré…..Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Juan 15:5 recuerda, …. Separados de mi, nada podéis hacer. Por lo tanto, cuando en la vida del creyente damos lugar al orgullo, recién comenzamos a separarnos del Señor. Alejemos de nosotros toda jactancia. Segundo, Pedro tuvo poca oración (Mateo 26:36-40). Esta noche descrita por el evangelista no era cualquier noche. Esa noche Jesús fue entregado para ser crucificado y debido a ello, buscó apoyo en oración de tres discípulos (v. 37, Pedro, Juan y Jacobo). Jesús en varias ocasiones los animó a orar (v. 40-41, Lucas 22:40, 46. Lamentablemente, los mismos discípulos no estaban conscientes de sus propias necesidades espirituales. ¿Por qué orar? La oración es el medio sobrenatural que me comunica con Dios. Mediante ella, mi relación con mi Señor Jesús se promueve y fortalece. La oración tiene poder (1 Juan 5:14-15, Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él no oye). Tengamos presente, que la oración es una ordenanza y no una opción (1 Tes. 5:17, Orad si cesar). Es una falta de responsabilidad cuando descuidamos esta disciplina espiritual. Los resultados pronto se verán.
Tercero durmió mucho (Mateo 26:40, 43). No es malo dormir, pero sí cuando es en exceso y cuando deberíamos estar despiertos. Pedro hizo lo contrario a lo que debía hacer en ese momento. Debió mantenerse en oración y no durmiendo. Romanos 13:11 dice, Y esto conociendo el tiempo que ya es hora de levantarnos del sueño….Tiempo en el idioma original significa ocasión, tiempo fijo o apropiado. Hoy la iglesia debe mantenerse en una actitud de oración constante. Los tiempos son malos y la oración es nuestra arma indispensable para contrarrestar los ataque del enemigo y no durmiendo en exceso. Hay un contraste entre Jesús que estaba en agonía y sus discípulos que estaban profundamente dormidos, ajenos a todo lo que estaba por suceder. Debemos estar sabidos, que descuidar la oración y dormir en exceso contribuye a la derrota espiritual. Cuarto, actuó demasiado rápido (Juan 18:10). Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha….Veamos los pasos hasta en Pedro, sentido de orgullo, poca oración, mucho dormir. Así que no sorprende verlo actuando de esa forma. Trató de tomar el asunto en sus manos y confiar en su fuerza carnal. El Señor reprende a Pedro, Vuelve tu espada a su lugar. El uso de la espada era innecesaria y manifestó ignorancia. Jesús no necesitaba ese tipo de defensa (Mateo 26:53) y Jesús debía cumplir todo lo profetizado (Mateo 26:54). Pedro pudo haberse evitado todo eso si hubiera obedecido al Señor desde el principio. Finalmente, Pedro le seguía de lejos (Mateo 26:58). Esa fue la culminación de su proceso de derrota espiritual. ¿Por qué lejos? Algunas consideraciones al respecto. Quizá no quería que nadie sospechará que era discípulo de Jesús (Marcos 8:38). Tuvo temor de confesar al Señor delante de los hombres. ¿Estaría confundido Pedro por todo lo visto? Pedro no había entendido aún que Jesús debía pasar por la cruz y no era el momento de aniquilar sus oponentes. ¿Trataría Pedro de cumplir su promesa, yo nunca me escandalizaré de ti…..aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Sea cual sea la razón, esa noche fue muy negra en la vida de Pedro. Pero, seamos considerados con él, 1 Corintios 10:12 nos advierte a nosotros, Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. La derrota espiritual es una experiencia triste, amarga y desalentadora, sin embargo podemos tomar la otra opción, la victoria espiritual en Cristo Señor. Somos más que vencedores en Cristo Jesús. Tenerlo presente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario