Del
escritorio del pastor: El Dios que se hizo hombre (Juan 1:14)
El
evangelista Juan afirma una verdad poco comprensible para nuestra finita mente
humana. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros. El Dios hecho carne se identifica con el
hombre y dejó Su trono de gloria y majestad y quiso nacer asumiendo todas
aquellas debilidades propias de nosotros.
En ese contexto, el cristianismo celebra con gozo la navidad. Entendemos la negativa de algunos grupos a
negarse a celebrar esta fiesta debido a que la Biblia no indica la fecha de su
nacimiento ni tampoco que la misma indica que hay que celebrarlo.
De
lo anterior, podemos encontrar dos posturas antagónicas en medio de esta
fiesta. Una es la actitud de rechazo y
la otra de ser permisivo o tolerantes.
La primera, es aquella donde
tratamos de ignorar la Navidad. Razones
no faltan. Aceptamos que hay elementos
extrabíblicos que tristemente se han infiltrados en el cristianismo. Hemos dicho que la Biblia no describe ninguna
fecha del nacimiento de Jesús como otros elementos como el árbol mismo y qué
decir de Papá Noel. Es penoso ver esta
realidad que nuestros niños recuerdan más a este gracioso personaje que al
Cristo histórico y real que se encarnó y nació en Belén de la virgen
María. Hoy esta fiesta se ha
comercializado al grado que Navidad es sinónimo de abundante comida. Fiesta
llena de alcohol. Regalos y otras muchas
cosas más, todo lo anterior ha logrado perder la valiosa oportunidad para que
como iglesia podamos levantar y proclamar el verdadero sentido de la
Navidad. Esta fiesta nos debe hacer
recordar que Jesús se despojó de su divinidad tomando forma de siervo y se hizo hombre. Eso representa la Navidad. El Dios
Todopoderoso se humano y se hizo obediente hasta la muerte (Fil. 2:6-8).
La
otra posición es la permisiva o tolerante.
Es donde aceptamos cualquier elemento sin saber su origen. Entendemos que aquí la iglesia y el creyente
en general debemos interesarnos más su procedencia de cualquier elemento que
hemos introducido en esta fiestas.
Hermanos, con respeto pero con firmeza, debemos entender que Navidad no
es el árbol ni tampoco los regalos que trae Papá Noel ni los fuegos
artificiales por muy lindos que estos sean.
Invitamos que en medio de esta fiesta,
recordemos el mensaje de los ángeles a los pastores, ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la
tierra paz, buena voluntad para con los hombres! (Lucas 2:14). Sin duda alguna, Navidad debe ser una ocasión
de reflexión y que como familia disfrutemos unos con otros expresándonos el
amor de Dios unos con otros. Que nos
identifiquemos con aquel necesitado.
Con el que padece y que compartamos del amor de Cristo a todos. Respetando los diferentes criterios que
podemos tener, les invitamos que celebremos Navidad en su verdadero
contexto. Jesús dejó su trono y corona
por mí, al venir a Belén a nacer, mas a ti no fue dado el entrar al mesón, y en
pesebre te hicieron nacer….Ven a mí corazón, oh Cristo, pues en él hay lugar
para Ti. Ven a mi corazón, oh Cristo,
ven, pues en él hay lugar para Ti.
Bendiciones a todos. Que el
Cristo de la Navidad nos llene a todos de Su amor y paz. ¡Feliz Navidad!
No hay comentarios:
Publicar un comentario