lunes, 27 de febrero de 2012

Cualidades que hacen a una mujer con madurez espiritual (Lucas 1:39-56)


Del escritorio del pastor:  Cualidades que hacen a una mujer con madurez espiritual (Lucas 1:39-56).
            Sin duda alguna las mujeres con madurez espiritual que hay dentro de las iglesias, están para que puedan influir en las mas jóvenes.  Madurez, es el período en cual, una persona alcanza la plenitud sin llegar aún a la vejez.  Maduramos espiritualmente cuando vivimos experiencias cotidianas como seres espirituales, aprendiendo de Dios en especial a través de lo inesperado y lo traumático.  Lucas 1, describe el encuentro que tuvo Elizabet con su pariente María.  Esta última, ha tenido una experiencia poco usual y necesita relatar todo lo sucedido.  Había quedado embarazada por el poder del ES, aunque ya comprometida en matrimonio, pero sin haberlo consumido.  ¿Qué pensaría José de todo esto?  ¿Creería toda su historia?  Según la ley, ella podía morir apedreada (Deut. 22.23-24).  Elizabet, demuestra ser una mujer espiritual y madura.    Tanto ella como su esposo Zacarías tenían un buen testimonio (Lucas 1:6).  La reacción y buena actitud de ella al escuchar el extraordinario relato de María, hacen de Elizabet una mujer ejemplar que todos debemos imitar.   ¿Cuántas Elizabet tenemos dentro del CCF?  Veamos algunos detalles familiares y espirituales en la vida de Elizabet.
            Según Lucas 1:36, había una relación familiar entre María y Elizabet.  La tradición les identifica como primas.  Así que Jesús y Juan el Bautista eran primos.  Tanto Zacarías como Elizabet eran de la línea sacerdotal con hermosas cualidades espirituales (1:5-7).  Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles.  A pesar de sus vidas consagradas al Dios Todopoderoso no tenían hijos.   Para una mujer judía, era lo peor, no tener hijos.  Sin embargo a pesar de ello, no vemos en ella una mujer amargada, celosa o envidiosa.  Disfrutó de la vida sin importar no haber cumplido sus anhelos justos, ser madre.
            Una mujer madura bendice a otros sin juzgarlos.  Bendecir es elogiar, hablar bien de otros.  María está confusa ante el anuncio recibido, ¿Cómo será esto? (v. 34).   No hay incredulidad en ella (v. 45) sino más bien asombro.  Ella con humildad se somete a la voluntad del Señor. No pensó en el que dirán. Pero en medio de todo, María debe compartir tan inusual anuncio.  Ella fue de prisa…(v. 39).  Elizabet su pariente ya anciana, era la persona seleccionada por María para ser la receptora de tan brillante noticia.  Ella necesitaba una persona con un espíritu de comprensión, ser escuchada, no juzgada ni condenada.  Ella necesitaba una calurosa bienvenida.  Gálatas 6:2 dice, sobrellevad las cargas los unos de los otros.  No hubo reclamo de lo escandaloso del asunto y lo poco creíble del asunto y ¡sin haber consumado el matrimonio todavía!  Elizabet era una mujer madura, confidente que pudo guardar el secreto.
            Una mujer madura,  ofrece afirmación y aliento a otros (v. 42).  Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre…Elizabet aceptó sin duda y si cuestionarla versión de su parienta.  ¿Um, estás segura María?  Bien podrían haber sido nuestras palabras.  Todo lo contrario, le ofreció palabras de estímulo y afirmación.  Dios ye ha honrado y serás llamada bienaventurada entre todas las demás mujeres.  María estaba dentro de los planes de Dios y estaba obedeciéndolos.  Bienaventurada la que creyó (v. 45) contrario a Zacarías su esposo que quedó mudo por no creer.  Hoy hay muchas mujeres atravesando situaciones difíciles, complicados  ellas necesitan tener a su lado alguien tipo Elizabet.  Ella se goza y disfruta el hermoso privilegio que tiene la joven María.  ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? (v. 43).  Todos necesitamos alguna vez en a vida, encontrar alguien que haya pasado por lo mismo que estamos pasando y que podamos compartir la experiencia.  Ambas están embarazadas, con la gran diferencia que María del Hijo de Dios, el Mesías esperado y aún en ello, Elizabet se goza y lo disfruta mucho.    Las iglesias necesitamos hombres y mujeres con ese mismo espíritu, afirmación , dar aliento y no lo contrario.  Hay alguien que acertadamente ha dicho que las iglesias deben ser las clínicas del alma.  Tratemos de lograrlo para Su gloria y cumplir con ese propósito.  Bendiciones a todos.   

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