Del escritorio del pastor:
Principios bíblicos para el buen
uso del dinero (Proverbios 3:9-10).
En Proverbios 11.28 encontramos lo
siguiente: El que confía en sus riquezas caerá.
Mientras las posesiones no nos posean a nosotros no hay problema
alguno. En la Biblia no hallaremos
ningún versículo que condene tener dinero.
La Biblia y el Dios de la Biblia quiere que le demos la importancia
relativa a las posesiones. Algunos
sostiene que la forma cómo invertimos nuestro dinero, refleja en cierto manera
nuestra vida espiritual. Las posesiones
como también en sí el uso del dinero, es mencionado frecuentemente por nuestro
Señor Jesucristo. Ello refleja que la importancia que debemos
darle a las posesiones como también el uso del mismo.
Un primer principio es, debemos honrar a Dios con nuestras posesiones (Prov.
3:9-10). Honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos,
y serán llenos tus graneros con abundancia….Honrar es dar honor, manifestar
respeto, consideración, estima etc. Si
en nuestro corazón no hay espacio para honrar a Dios con nuestras posesiones
estamos muy mal. Al honrarlo, estamos
reconociendo que Él es el dueño de todo y el proveedor por excelente. Su bendición está garantizada aunque no
siempre la misma vendrá por medio de dólares.
Esta viene por medio de una buena salud, una familia unida, un empleo
estable etc. Dios ha sido siempre fiel.
Un segundo principio es, no debemos confiar en las riquezas sino en
Dios (Mateo 6:19-21, 24). Hay una
parte negativa en esta parábola, No os
hagáis tesoros en la tierra….Caemos en lo anterior, cuando nos dedicamos a
amontar riquezas y acapararlas con la idea de enriquecernos. No debemos caer en este grave error, debido a
que en la tierra nada es seguro: la polilla, el orín y los ladrones minan y
hurtan. La polilla insecto que se instala en la tela
y la apolilla. El orín se refiere a la
corrosión que los metales sufren. Los ladrones pueden representar el peligro de
sufrir algún robo, desfalco o pérdida de nuestras riquezas por cualquier medio
(hoy la bolsa de valores). En el medio
oriente, las riquezas se acumulaban por medio de: la ropa, granos y oro. Jesús nos hace reflexionar que es mejor hacer
tesoros en los cielos donde es más seguro.
Al mismo tiempo en el v. 24 todos debemos tomar una decisión, no podemos servir a dos señores. O
servimos a Dios o a las riquezas. Muchas
veces las riquezas nos alejan de Dios (caso del joven rico). Ellas demandan lealtad y tendemos a rechazar a Dios.
Un tercer principio, debemos saber ahorrar no acumular riquezas (Lucas
12:15-19). Acumular es juntar tano
dinero como sea posible. Es el anhelo de desear más y más. Debido a ello, podemos caer en la avaricia. Una persona así nunca está satisfecha con lo
que tiene. Jesús prohíbe tal decisión: Mirad y guardaos….es una advertencia que
merece atención. Una persona
avarienta: se centra en ella misma y se
olvida de Dios. Le preguntaron a John
Rockefeller, ¿cuánto dinero es
suficiente? Él respondió: un
poquito más. Ahorrar es separar un
porcentaje razonable para afrontar necesidades futuras. Algunos beneficios de ahorrar: provee estabilidad en el presente. Provee seguridad para necesidades futuras y
lo importante, nos capacita para apoyar la obra de Dios.
Finalmente, debemos administrar
sabiamente nuestros recursos (Prov. 22:26-27).
Para ello algunas
recomendaciones a considerar: tener cuidado con nuestras deudas. No imponernos deudas cuando no tenemos la
suficiente garantía de cubrirlas. Somos
responsables de cuidar nuestro crédito.
Hagamos buen uso de las tarjetas de crédito. Ellas nos permiten vivir artificialmente por
encima de nuestros medios. Pero al final
si no hacemos buen uso de ellas, nos esclavizan. Seamos generosos. No imitemos al joven rico. Era avariento, pensaba solo en él. Recordemos
que más bienaventurado es dar que recibir
(Hechos 20:35). Dios desea que
vivamos en libertad financiera pero somos nosotros quienes debemos tomar es
decisión. Bendiciones a todos.
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