lunes, 16 de abril de 2012

Caminando en fe, esperanza y amor (1 Tes. 1:2-7)


Del escritorio del pastor: Una iglesia madura camina en fe, esperanza y amor (1 Tesalonicenses 1:2-7).
            El tema que nos ocupa hoy día, se refiere a tres virtudes cristinas mencionadas muy a menudo por el apóstol Pablo en cartas dirigidas a las iglesias del NT.  En 1 Corintios 13:13 dice:  Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres….Una iglesia madura debe demostrar que lo es practicando y demostrando las tres virtudes ya citadas.
            Cuando hablamos de fe, nos referimos al ingrediente vital y necesario para acercarse a Dios.   Sin la fe es imposible agradar a Dios afirma Hebreos 11:6.  Una iglesia y creyente en general debe tener fe en Dios lo que es sinónimo de certeza y convicción en que Dios hará lo que ha prometido.  La fe apunta hacia el futuro y nos movemos en base a ella. Pablo nos recuerda, andamos por fe no por vista (2 Cor. 5:7).   Somos un generación que tal como Tomás, si no vemos no creemos (Jn. 20:25).  Los encuentros y llamados de Dios demandan fe.  La fe demanda acción.  La Biblia es rica en describir eventos donde el hombre tuvo que poner en acción su fe al llamado divino.  El cruzar el mar Rojo, el río Jordán.  Recoger el maná diariamente.  La resurrección de Lázaro entre otros se demostró la fe por medio de acciones.  La manera en que vivimos es un testimonio de lo que creemos respecto a Dios.  Jesús nos dice que si tuviéramos fe como un grano de mostaza cuán grandes cosas haríamos (Mateo 17:20).
            La esperanza es la segunda virtud cristiana.  Es la confianza de lograr una cosa o de que se realice lo que se desea.  Todo el mensaje cristiano se fundamenta en la esperanza juntamente con la fe y el amor.  Debemos mencionar que la esperanza es una virtud para el cristiano únicamente.  Efesios 2:12 dice:  En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.  Sin Cristo no hay ninguna esperanza de recibir los beneficios de Dios.  En Cristo podemos hacerle frente a las situaciones adversas de la vida con esperanza y optimismo.  El cristiano debe ser un hombre de esperanza porque tenemos los ojos puestos en el Dios de la esperanza y no en las circunstancias de la vida.  Debemos tener presente que para conservar la esperanza es importante ser constantes, perseverantes o pacientes.  Como iglesia y creyentes, enfrentaremos situaciones adversas pero si mantenemos la esperanza seguiremos adelante con fe.  La Biblia describe muchos pasajes en relación a mantener nuestra esperanza en el futuro.  Dios tiene planes maravillosos más allá de esta vida.  1 Tesalonicenses 413-18, es un pasaje que debe llenarnos de ánimo y esperanza, virtud que como hemos dicho no todos la tienen.  No os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza…. Alentaos los unos a los otros.  Hermanos, nuestro destino final no es aquí.  1 Pedro 2:11 nos recuerda que somos extranjeros y peregrinos….Nuestra ciudadanía está en los cielos(Fil. 3:20). 
            Finalmente, el amor debe ser un distintivo de toda iglesia y creyente. Jesús lo afirma en Juan 13:35, En esto conocerán que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.   Somos llamados a andar en amor e imitar a Dios (Ef. 5:1-2).  Todas vuestras cosas sean hechas con amor nos dice Pablo en 1 Cor. 16:14.  No deja de ser todo un reto el vivir con ese alto nivel que la Biblia enseña.  Jesús en Mateo 5:44 pide:  Amad a vuestros enemigos….bendecid…haced bien….orad.  El amor debe ser demostrado en la vida práctica, en el diario vivir.  No os venguéis…dejad lugar a la ira de Dios…si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer, si tuviere sed, dale de beber….No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal (Romanos 12:9-21).  Estamos de acuerdo que no es fácil expresar el amor hacia aquellas personas que no tienen el mismo sentimiento hacia nosotros.  Sin embargo ahí demostraremos nuestra madurez y nos parecemos más a nuestro Padre celestial.  Recordemos que Dios es amos (1 Juan 4:8, 16).    De estas tres virtudes, Pablo afirma que el mayor de ellas es el amor (1 Cor. 13.13).  Procuremos que las tres sean realidad en nuestra vidas y que nuestra madurez cristiana siga creciendo hasta alcanzar la estatura de Cristo (Ef. 4:13).   Bendiciones a todos.  

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