Del
escritorio del pastor: La parábola del hijo pródigo (III
parte), Lucas 15:25-32.
La parábola del hijo pródigo es la
más popular del Señor Jesús. Esta
historia, representa gráficamente la desgracia juvenil de forma insoportable y
repugnante para la audiencia judía (v. 1-3).
Un aspecto notable que hace inolvidable este relato es la sensibilidad
en la respuesta del padre al retorno del hijo perdido. El júbilo del padre estaba lleno de tierna
compasión. El otro lado de la moneda,
es la triste reacción del hijo mayor.
Éste, no se conmovió en lo más mínimo por el amor hacia su padre. Su inflexible resentimiento por la
misericordia del padre hacia su hermano menor, contrasta crudamente con el tema
de Lucas 15, el cual es el gran gozo en
el cielo por el regreso de los perdidos.
Tuvo una fría indiferencia por el regreso del hermano y no quiso
participar de la fiesta organizada por su padre. Esta porción debe ser un espejo para
nuestro propio corazón y conciencia.
El hijo mayor recibe la noticia del
regreso de su hermano menor. Sin
embargo, la reacción no fue la esperada. ¿Qué
era aquello?, exigió una explicación de lo que estaba sucediendo en casa
sin su conocimiento. La respuesta fue
inesperada, tu hermano menor ha venido, y
tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y
sano. La respuesta no era la que deseaba
y esperaba. ¿Por qué papá no le informó
inmediatamente de tan feliz noticia?
Sin duda alguna, el hijo mayor no tenía una mejor relación de la que
tenía su hermano menor. Tristemente, el
hijo mayor estaba absolutamente separado del padre como cuando su hermano menor
se fue de casa.
El hijo mayor demuestra su verdadero
carácter. Contrario a lo esperado,
primero se enoja. Aquí demuestra
verdaderamente lo que había en su corazón.
Era una buena oportunidad para honrar e identificarse con la alegría de
su padre. Su hermano había regresado con
higiene (buena salud corporal, mental
y espiritual). ¿Qué esperaba y deseaba
que su padre hiciese con su hermano?
Sencillamente que su padre tirase la puerta en la nariz y humillar a su
hermano. No quiso entrar a la fiesta y
disfrutar de la alegría de su padre y de los demás invitados. Él mismo se excluye y toma una posición
legalista y dura. Aunque sea por
curiosidad hubiese entrado a ver a su hermano.
En el diálogo con su padre, el hijo
mayor da una serie de afirmaciones valederas a su propio juicio. He aquí
tantos años te sirvo (v. 29), el término usado por él es doulos que
significa esclavo. Con desprecio recuerda a su padre como se
había matado trabajando. En pocas
palabras, se sentía como esclavo. Consideraba que su padre lo había
explotado. Nunca te he desobedecido. Todo
ese tiempo fingió ser bueno y mejor que su hermano menor. ¿Acaso no estaba desobedeciendo en ese
momento? Era un hijo legalista. No tenía la menor intención de honrar a su
padre. Nunca me has dado ni un
cabrito. Le acusa de ser egoísta y malo con él. Creyó merecer más y no se le había
reconocido suficiente. Estaba envidioso
y celoso pues quería el becerro gordo para él.
Pero cuando vino este tu hijo….has
hecho matar para él el becerro gordo. Recuerda
a su hermano con desprecio, tu hijo, no
dice, mi hermano. Descargó toda su ira, enojo, amargura y
resentimiento contra su papá. En vez de
alegrarse no participa de la fiesta.
Estaba confundido por la actitud de su padre. Su hermano había sido restaurado y perdonado
y eso lo indignaba.
La reacción de papá es ejemplar
demostrando ternura y paciencia. Salió por tanto su padre, y le rogaba que
entrase (v. 28). Tratando de ser
considerado con su hijo mayor, papá le recuerda, hijo (mi niño) Tú
siempre has estado conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Lleno de dolor por la reacción de su
hijo, el padre le trata con la mayor ternura posible. Le suplica que cambie de actitud. Papá la hace ver, Era necesario hacer fiesta y regocijarnos…..tu hermano era muerto, y ha
revivido, se había perdido, y es hallado.
¿Cuántos hogares pueden estar viviendo la misma situación? Hermanos con malas relaciones
interpersonales. Padres que no son
respetados, ni honrados ni obedecidos por sus hijos. Es tiempo de volvernos a la Biblia, la
Palabra de Dios y aplicar sus principios y hacer de nuestros hogares mejores
lugares para vivir. Bendiciones a todos.