miércoles, 18 de julio de 2012

Recordando quiénes somos (parte II, 1 Pedro 4:7-11)


Del escritorio del pastor:  Recordando quiénes somos (II parte, 1 Pedro 4:7-11)
            Somos el Cuerpo de Cristo.  Como tal tenemos funciones divinas que desempeñar las cuales han sido dejadas en Su palabra para que las cumplamos con el objeto de dar el mejor testimonio posible para Su gloria.  Vivimos en un mundo lleno de tensiones y es ahí donde el hijo de Dios debe desempeñar su papel y que podamos distinguirnos por medio de un estilo de vida que todos quieran tener. 
            Debemos ser un pueblo que permanece con buen criterio (v. 7).    Mas el fin de todas las cosas se acerca, sed, pues, sobrios.    ¡Cristo viene!  Quizá algunos de nosotros diga:   tengo tiempos  de estar escuchando lo mismo.  Pueda ser.  2 Pedro 3:9 nos da la razón del por qué el Señor no ha venido todavía.   La gracia y la paciencia de Dios son las poderosas razones del porque Dios retrasa Su venida.    En medio de esta situación, Pedro nos pide sobriedad.  Mantener la calma en medio de las tensiones de la vida.  No dejarse arrastrar por esas presiones.  Mantener el control sobre asuntos escatológicos (profecía) y no confundirnos.  Velando y orando, agrega el apóstol.  Velar, es mantenerse vigilante y desde luego orando.  La oración es un aspecto importante que no debemos descuidar.
            Debemos ser un pueblo que permanece fervientes en el amor mutuo (v. 8).    El término fervientes es un llamado a esforzarse a dar lo mejor de uno mismo.  Debe ser la motivación a tocar las vidas de otros por medio de nuestro amor.  Pedro agrega:  ante todo.  Esto es básico en tenerlo en cuenta en nuestras vidas.  No olvidarlo nunca.  Romanos 12:16-20, Pablo describe algunas maneras de cómo debemos demostrar el amor práctico.  Unánimes entre vosotros (v. 16), es un llamado a vivir en armonía unos con otros.  En una sociedad que se divide y polariza por tantas razones la iglesia es llamada a vivir en paz y unidad unos con otros.   No paguéis a nadie mal por mal (v. 17).  La ley del Talión decía:  ojo por ojo, diente por diente (Éx. 21:24, Lev. 24:20).  Con ello se evitaba  que la severidad del castigo excediera la ofensa recibida.  Jesús cambia esa norma y nos pide más bien:  amar a tu prójimo y haced el bien.  Procurad lo bueno ante todos (v. 17b, Prov. 3:1-4).  Procurar es poner diligencia, esfuerzo para lograr algo.  Todo creyente debe mostrar preocupación sobre qué impresión damos ante los incrédulos.  Bueno viene del griego kalos  que significa lo justo, lo honesto, lo excelente, lo hermoso etc.  Ojo con la tentación de pagar mal por mal en nuestros arranques de ira (Prov. 15:1, la blanda respuesta quita la ira).  Vivir en paz con todo mundo (v. 18).  Si es posible….no siempre será posible.  Sin embargo si no lo es que no sea por culpa nuestra.  Nosotros debemos hacer lo mejor posible de llevarnos bien con todos.  No vengarse (v. 19), vivimos en una sociedad que se promueve la venganza en todos los niveles.  Dejemos a Dios que Él haga su papel no nosotros.  Vencer con el bien el mal (v. 20-21).  Aquí Pablo va más allá de lo explicado anteriormente.  Abstenerse de la venganza es una cosa, se requiere no hacer nada malo.    Pero ir a la práctica más allá es:  darle de comer, de beber.  Ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza (Prov. 25:21-22).   Lo que se busca aquí es producir remordimiento en el enemigo y que le lleve al arrepentimiento.  No permitamos que lo malo de otras personas nos venzan y tampoco dejemos ser vencidos por nuestras propias reacciones malas a la maldad recibida.
            Debemos ser hospitalarios (v. 9).  Desde luego que es otra forma de demostrar que somos el pueblo de Dios.  Es una virtud exigida con frecuencia (Romanos 12:13, Hebreos 13:2).  Es el don de dar albergue al forastero.  Es abrir nuestros hogares al necesitado.  Pero debe hacerse sin murmuraciones.  Sin quejarse.  ¿Nos gusta atender visitas en nuestro hogar?  ¿Lo hacemos sin quejarnos?  Entendemos que requiere esfuerzo, energía e inversión.  Sin embargo vale la pena.  Finalmente, debemos ser un pueblo de servicio (v. 10-11).  Si hay algo que todo creyente debe tener seguridad es que Dios le ha dado por lo menos un talento. Cada uno según el don que ha recibido. Nadie puede excusarse no haber recibido ningún talento.  Pedro nos orienta que debemos ponerlo en servicio de la obra de Dios.  Minístrelo a los otros, como buenos administradores….(v. 10).  Así también, nuestros dones deben perseguir el glorificar a Dios en todo lo que hagamos (v. 11).  Sea lo que hagamos buscar la gloria de Dios, ….para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo (v. 11).  ¡No buscar la gloria propia!   No importa el lugar dónde lo hagamos.  Lo importante es estar haciendo lo que Dios quiere.  Bendiciones a todos.  

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