lunes, 13 de agosto de 2012

La obediencia de un siervo (Juan 13:1-5)


Del escritorio del pastor:  La obediencia de un siervo (Juan 13:1-5).
Cierto renombrado escritor dijo:  la amenaza más grande a la iglesia de Jesucristo en el mundo de hoy día, no viene de afuera como muchos suponen, sino de adentro, de su propio liderazgo.  Aunque suene duro, este escritor no deja de tener razón.  Pablo en Hechos 20:30 afirma, Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.  Jesús mismos sobre el mismo tema dijo, Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces  (Mateo 7:15).   ¿Cuál es la motivación de buscar servir al Señor?  Cristo propone una filosofía de ministerio completamente novedosa y contrario a lo ofrecido por el mundo.  Él dice en Mateo 20:26, Mas entre vosotros no será así, sino el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor.    ¿Cómo se mide el éxito ministerial hoy día?  Estamos de acuerdo que todos deseamos ser exitosos.  El problema radica que el éxito espiritual no se debe medir como lo hace el mundo.   Una iglesia o ministerio se considera exitosa cuando crece rápidamente (no importando si son creyentes genuinos).  Deseamos ser el  pastor más conocido de la ciudad etc. 
            Un siervo obediente sirve sin ambicionar posiciones (Mateo 20:20-28).  Es interesante la petición recibida por el Señor de parte de la madre de dos de sus discípulos y que nos sirve de base en esta sección.  Concédenos que en tu reino nos sentemos….(Marcos 10:37). ¿Cuál es el espíritu de la petición?  Fue una petición con fe en el futuro Reino de Dios per muy ambiciosa.  Los solicitantes (Juan y Jacobo), anhelaban posiciones de honor.  Ser populares, conocidos.   A ellos también les había picado el síndrome del éxito.  A decir verdad todos buscamos el éxito y en muchos casas no importante el precio a pagar.  Queremos impresionar a nuestros oyentes.  La reacción de los diez no se deja esperar.  Se enojaron contra los dos hermanos.  Debemos estar de seguro de algo, el enojo de los otros diez, no fue motivado por ningún celo santo.  Todo lo contrario, ellos también anhelaban esos puestos y el enojo era debido que estos dos se les habían adelantado.  Jesús les hace ver a ellos y hoy a nosotros que el ser grande en el reino de Dios debe servir (v. 25-28).  Mas entre vosotros NO será así….(v. 26).
            Un siervo obediente sirve  a pesar de….(Juan 13:1-5).    El marco de este hermoso pasaje es conocido como la última cena.  Esa misma noche Jesús fue entregado como producto de la venta traicionera de Judas Iscariote, uno de sus discípulos cercanos.  En medio de la cena Jesús toma el trabajo que debe hacerse por un esclavo contratado para ese tipo de trabajo.  Lavar los pies era una labor encargada al esclavo de más bajo nivel.   Lavar los píes era necesario como medida de higiene (las calles de Jerusalén era polvorientas y sucias y las personas usaban sandalias).  Era señal de hospitalidad también.  Lucas 22:24 describe un detalle interesante, Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor.  Esta discusión ocurre en plena cena.  Todos los elementos para lavar los píes están disponibles:  el agua, el lebrillo y la toalla.  Falta quién haga la labor.  Para sorpresa de todos, Jesús toma ese lugar y empieza a lavarles los píes a todos incluyendo a Judas que por cierto, ya había recibido el pago de su traición (Lucas 22:3-6).  ¿Qué hubiéramos hecho nosotros?  ¿Lavaríamos los píes de ellos?.  ¿Lavaríamos los píes de Judas?   Jesús demostró con ello:  amor, abnegación (renunciar voluntariamente a los propios deseos).    Ninguno de ellos hizo lo que Jesús hizo.  Servicio, como hemos dicho, esa labor era por un esclavo de baja categoría.  Demostró humildad.  Todos peleaban por los primeros lugares.     Pero nadie por la toalla, el agua y el lebrillo.
            Un siervo obediente no busca los primeros lugares (3 Juan 9).   El apóstol Juan describe una persona llamada Diótrefes,   y agrega una característica que le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe.  Juan usa un término que significa amor a los primeros lugares.  ¿Qué peligros notamos aquí?  No respetar la autoridad, no nos recibe.  Se resiste a reconocer autoridad superior.  Ignora los consejos de los demás.  El liderazgo para muchos es atractivo.  Gusta recibir palabras de adulación lo cual es muy peligroso.  No caer en el error de colocar  a nadie en ningún pedestal,.   Lo anterior llena de vanidad a la persona,  se le enferma y puede ser un buen motivo para ser descalificado para el ministerio.   ¿Cómo está nuestro llamado para el servicio?  ¿Cuál es nuestra motivación al servir?  Es nuestra oración y anhelo que en cada uno de nosotros haya el mismo sentir que hubo también en Cristo Jesús.  Él vino a servir y no a que le sirvan.  Favor recordémoslo siempre. 

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