Del
escritorio del pastor: Encarcelado, olvidado y promovido, la
historia de José (Génesis 40:14-23).
Una
manera de probar la autenticidad de un diamante es por medio de lo que los
joyeros denominan la prueba del
agua. La imitación de una piedra
nunca brilla igual que una auténtica, pero no siempre resulta fácil detectar el
contraste por medio del análisis común a simple vista. Los joyeros saben que poner un diamante
genuino y una imitación uno junto al otro en agua revelará las
diferencias. El auténtico continuará
resplandeciendo con el mismo brillo debajo del agua, mientras que la imitación
pierde prácticamente todo el brillo.
Según la medicina de hoy, es
asombroso que con toda la tecnología disponible cuando se le da el diagnóstico
al paciente, lo que hace la diferencia entre uno y otro es la actitud. La
actitud lo determina todo. Cuando
cambiamos la actitud, podemos cambiar las cosas. En la vida de José podemos aprender cómo su
correcta actitud pudo hacerle frente a tantas situaciones adversas y pudo
perdonar, olvidar y ser promovido a lugares tan privilegiados como ser Primer
Ministro de Egipto. José fue encarcelado (Gn. 39:20-23). En la vida de José vemos la soberanía de
Dios. José tuvo que aprender a vivir
bajo ese aspecto y nosotros también. Muchas cosas vendrán y quizá no nos
agradarán. La cárcel no era el destino
final de José. Tuvo el respaldo divino. Pero
José estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos
del jefe de la cárcel (39:21). De
nuevo, José tuvo una buena actitud en la cárcel y Dios lo promovió con el
encargado de la prisión y como en casa de Potifar. Dios nunca le abandonó. Desde luego tuvo que ser perseverante.
José
es olvidado en la cárcel (Gn. 40:23).
Como hemos visto, José recibe la responsabilidad de estar a cargo del
cuidado de los prisioneros. Debido a que
estaba libre de toda amargura y resentimiento, podía hacer su trabajo lo mejor
posible a pesar del maltrato recibido en casa de Potifar y llevado a ese lugar
injustamente. Nuestras actitudes
permitirán que las circunstancias de la vida nos fortalezcan o nos destruyan
(caso de Job su esposa y Caín y
Abel). José decidió ser instrumento de
Dios (40:6-14). Demuestra interés en la
vida de los demás. Dos altos funcionarios de Faraón, el copero y panadero son
enviados a la cárcel. Ambos tienen
sueños que los pone tristes. José,
demostrando interés en sus vidas, los
miró, y he aquí estaban tristes. Y él
preguntó….¿Por qué parecen hoy mal vuestros semblantes? José era quien debía estar triste. Sin embargo debido a su actitud, demuestra
interés en la vida de estas dos personas.
No se centró en sus propias necesidades únicamente y olvidarse de los
demás. Honra a Dios al reconocer su don
de interpretación de sueños no lo contrario.
Después de la interpretación, pone su confianza en el copero para salir
de la cárcel. Este al salir , no se acordó de José, sino que lo olvidó (40:23). José debía aprender a confiar en Dios
únicamente. Él saldría la prisión no por
la intervención humana sino la de Dios.
El Señor nunca se olvida de nosotros (Is. 49:15).
José
es promovido por la mano de Dios. Debido
al don sobrenatural de interpretar sueños, Dios permite que descifre los sueños
de Faraón y sale de la cárcel. En el día
menos pensado, sale apresuradamente de la prisión (41:14, …Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus
vestidos, y vino a Faraón). De nuevo
José honra a Dios en la interpretación de los sueños. No está
en mi, Dios será el que de respuesta propicia a Faraón. Todo lo que somos y hacemos lo debemos a
Dios. Esa debe ser nuestra correcta
actitud, no otra. José da las
recomendaciones adecuadas a Faraón para hacerle frente a lo que está por
suceder. Lo hace sin ninguna
intención o interés a optar a ese
importante cargo. Sin embargo la mano de
Dios se manifiesta con la decisión de Faraón al promoverlo a ese puesto tan
delicado. ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en
quien esté el espíritu de Dios? (41:38). Definitivamente que no. Tú
estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo….Y lo puso
sobre toda la tierra de Egipto (41:41-43).
José fue perseverante. Tuvo
siempre una buena actitud y por ello el éxito, la prosperidad y bendición de
Dios llegaron a su vida. Tiene una nueva
familia. Los nombres dados a sus hijos
demuestran lo que había en su corazón (v. 51-52, Dios me
hizo olvidar todo mi trabajo….Dios me hizo fructificar en la tierra de mi
aflicción). Olvido y fructífero se
resumen la vida de José. Un hombre que
supo enfrentar las adversidades de la vida con una buena actitud. No se dice que tuviese alguna queja contra
Dios. Ni tampoco la amargura, el
resentimiento o enojo lo afectaron.
¿Cuál es nuestra situación hoy día?
Aprendamos de José y sepamos superar toda adversidad con buena actitud y
confianza en el Dios que todo lo puede y nada escapa a Su soberano
control. Así como un diamante auténtico,
sepamos brillar en medio de nuestras adversidades. Bendiciones a todos.