lunes, 15 de octubre de 2012

Tres hábitos espirituales que todos debemos practicar (Salmos 1)


Del escritorio del pastor:   Tres hábitos espirituales que todos debemos practicar (Salmos 1).        
            Cuando hablamos de hábitos, nos referimos a aquellas formas de conducta adquiridas por la repetición de los mismos.  Los malos hábitos tapan lo bueno que tenemos y que somos.  Sencillamente nos hacen ver peor.  Los hábitos pueden o no ayudarnos en la realización personal.  Una gran parte de nuestro comportamiento está basado en hábitos que hemos aprendido.  La mejor forma de vencer un mal hábito es contrarrestarlo con una bueno.  Por ejemplo, si somos impacientes, una forma de vencerlo es siendo pacientes.  Si nos enojamos con facilidad, es controlando el enojo.  Para adoptar los buenos hábitos, debemos pedir la ayuda divina por un lado, y poner nuestra voluntad por el otro.  Hebreos 12:1, dice, ….despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. 
            Un primer hábito es el de tener una actitud gozosa ante los problemas de la vida (Stg. 1:2-4). El gozo es un fruto del ES.  Es la respuesta apropiada del alma del creyente.  Es una profundidad de seguridad y confianza.  Es felicidad sin importar las circunstancias externas.  El gozo nace de la fe y viene de Dios.  Es desarrollar una buena actitud ante las adversidades de la vida.  La mayoría de nosotros quizá reaccionamos enojados, con reclamos, quejas, amargura y llenos de faltos de fe.  Santiago nos dice, tened….es considerar o evaluar.  ¿Por qué y para qué Dios permite esto?   El v. 4 nos da la respuesta,  Mas tenga la paciencia su obra completa,  para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.  Dios nos está transformando en mejores creyentes en cada circunstancia de la vida y así madurar (cualidad o estado de sensatez, buen juicio o prudencia).  No quejarse sino más bien ver una oportunidad de crecer.
            Un segundo  hábito,  pedir sabiduría a Dios (Satg. 1:5-8).  Vaya que sí todos necesitamos este buen hábito en la vida.  Sabiduría, es observar y obedecer los principios del Creador hallados en Su palabra.   Es la capacidad de saber qué hacer de manera eficaz dependiendo de la guianza que Dios da.  Santiago nos invita que si hay falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche….no dudando…Que Dios más maravilloso tenemos. En Él encontramos sabiduría en abundancia y podemos pedirle sin reproche alguno y lo recibiremos. Así que no tenemos ninguna excusa.  Desde luego, se agrega el detalle de no  dudando…  No podemos acercarnos a Dios pidiendo algo si tenemos duda.  Es completamente contrario.  Enfrentamos en mejor condición las pruebas de la vida teniendo como aliado nuestro la sabiduría de Dios (1 Reyes 3:9-12, experiencia del rey Salomón). 
            Tercer hábito, llenar nuestra mente de los  pensamientos de  Dios (Salmos 1:1-2).  Dios nos habla por medio de Su palabra.  En ella encontramos el mensaje divino para la humanidad.   En la Biblia tenemos los principios divinos de cómo debemos conducirnos en la vida.   Hay por lo menos dos buenas consecuencias cuando llenamos nuestra mente de los pensamientos de Dios.  Somos bienaventurados (dichosos, felices) y hay delicia en su palabra.  Delicia, implica más que un mero placer o agrado.  Es voluntad, anhelo, gozosa obediencia motivada por el amor.  Cuando nos deleitamos en la Ley de Jehová, usamos nuestra voluntad para leerla, examinarla y nos motivamos a seguir leyendo (Salmos 119:97-103).  Hoy todos debemos tomar el buen hábito de leer, meditar y llenar nuestros pensamientos de la palabra de Dios.    En un mundo tan saturado de malos hábitos, hagamos la diferencia practicando estos buenos hábitos que de seguro nos harán mejores personas y creyentes para Su gloria.  Bendiciones a todos.  

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