Del
escritorio del pastor: Un acercamiento al
Padre nuestro (III Parte), Y
perdónanos nuestras deudas, Mateo 6:12-15.
Cuando
leemos la Biblia nos damos cuenta que el Dios que las Escrituras hablan,
describen a un Dios de amor listo para perdonar y con todo el anhelo de buscar
la reconciliación con un mundo caído (Romanos 5:8-10). Es por ello, que todo hijo de Dios, debe tener
presente que debemos tener un corazón listo para perdonar porque sencillamente
hemos recibido el mismo trato de parte del Dios perdonador de la Biblia. Cuando no perdonamos, nos volvemos esclavos
de la amargura. Aquel que no perdona
siempre es un perdedor. No perdonar es
andar en la carne y no en el espíritu.
Por lo tanto, debemos buscar y promover un espíritu de reconciliación y
limar toda aspereza buscando servir y amar a los demás. El perdón a los demás, debe ser una elección
deliberada. La Biblia nos pide que
debemos tratarnos con misericordia
(aspecto compasivo con aquel que no la merece) y con gracia (regalo de Dios no merecido). Nuestra relación con Dios y los demás,
estará basada en los diseños de Dios para nosotros y no en los nuestros. Efesios 4:32 dice: Antes
sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como
Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Ese es el diseño de Dios.
La Biblia usa una variedad de
términos para referirse al perdón. El
más usado en el NT significa liberar,
soltar, dejar….la idea es liberar a alguien que ha contraído una deuda con
nosotros. Como hemos descrito
anteriormente, Dios trata nuestros pecados echándolos lejos (Salmos 103:12),
los echa sobre Sus espaldas (Is. 38:17), nunca más se acuerda de ellos (Jer.
31:34). Un elemento que debemos unir al
perdón es el olvido tal como Dios mismo lo hace. En inglés, perdonar y olvidar vienen de la
misma raíz. Forgive y forget (perdón y olvidar). El costo de nuestro perdón fue la muerte de
Cristo en el Calvario. Romanos 5:8 dice,
Mas Dios muestra su amor para con
nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. La confesión es otro elemento importante en
nuestra relación con Dios. Confesar
significa ponerse de acuerdo….es asumir
nuestra responsabilidad por nuestras acciones. La base de nuestro perdón es la muerte de Jesús en el Calvario. No necesitamos añadir nada más. La confesión restaura nuestro nivel previo de
comunión e intimidad con Dios. La no confesión
asegura continuar con sentimientos negativos e innecesarios.
Jesús en esta sección del Padre
nuestro dice: Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a
nuestros deudores. No podemos
recibir lo que no hemos dado. Si yo
perdonó, Dios hará lo mismo con
nosotros. Es un llamado al espíritu de
la reconciliación (ponerse de acuerdo o restablecer la relación dañada o
afectada con la otra parte). En Mateo
5:23-25 Jesús nos recuerda que al momento de venir a adorarle y hay una relación
dañada, nuestra adoración u ofrenda no será aceptada sin antes reconciliarnos
con la otra persona. Ese es el diseño de
Dios. Romanos 12:18 nos pide: Si es
posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los
hombres. Usted y yo somos responsables
de tomar la iniciativa en buscar la reconciliación y paz con todos. Efesios 4:32 nos describe una vez más el
diseño de Dios en cómo debemos tratarnos:
Antes sed benignos unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a
vosotros en Cristo.
Cuando no obedecemos el diseño de
Dios corremos el serio peligro de contagiarnos de amargura en nuestro corazón y
no disfrutamos de la paz que el Señor desea que disfrutemos. Hebreos 12.15 dice: Mirad
bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios, que brotando alguna raíz de amargura sean
contaminados. Amargura
significa: cortante, afilado, sabor amargo.
Todos somos responsables de tener una actitud vigilante que nadie
tenga ese espíritu de amargura debido a que corremos el riesgo de ser
contaminados. La falta de perdón da como
resultado amargura en nuestro corazón, nos quita la paz y nos llena de
celos. Ese fue el triste final del rey
Saúl cuando sin ningún fundamento se llenó de celos amargos contra el joven
David (1 Samuel 18:1-7). Todos
deseamos y necesitamos el perdón de Dios, muy bien no olvidemos el diseño del
Dios de la Biblia, tengamos un espíritu perdonador y de reconciliación con los
demás. Ese es el diseño divino obedezcámoslo
y tendremos una vida llena de paz y
bendición. Que el Dios de todo perdón en
Cristo Jesús nos bendiga con toda bendición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario