Como
padres debemos saber que todo lo que sembramos con los hijos, eso segaremos (2
Samuel 12:1-13).
De niño nunca conocí el amor de un
padre. Nunca gocé del beneficio del
ejemplo de un padre. No recuerdo
ninguna ocasión en que mi padre me llevara con él a alguna parte y me dedicara
tiempo. La realidad es que lo odiaba. Viví en un pueblecito donde todo el mundo
sabía de papá y sus borracheras. Mis
compañeros del colegio hacían bromas de ello y yo también me reía con ellos, esperando que mi risa
escondiera mi dolor (Josh McDowell, El
padre que yo quiero ser, p. 7-9).
¿Qué tipo de legado estamos dejando
a nuestros hijos? ¿Cómo hemos
influenciado en la vida de ellos? ¿Qué
clase de impacto estamos dándoles? Ser
padres hoy día es todo un reto. Las
estadísticas son escalofriantes. Cada
día, 1000 adolescentes solteras se convierten en madres. 1106 adolescentes tienen un aborto y así por
el estilo. Nuestros hijos viven su vida
sin ningún tipo de orientación alguna.
Todo debido a que sencillamente el papel de los padres ha sido muy
pasivo y en muchos de los casos, no hemos influenciado en ellos. Como padres, debemos tener el cuidado de
dejarles un buen legado por medio de nuestro testimonio. De más
estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la
plata y el oro (Prov. 22:1). Camina en su integridad el justo, sus hijos
son dichosos después de él (Prov. 20:7).
Cuando hablamos del rey David, nos referimos al hombre descrito como al
varón conforme al corazón de Dios. Al
salmista, al buen político y tantas cualidades admirables. Sin embargo, también podemos ver el lado
oscuro de su vida. Fue un muy mal
padre. Debido a su pecado con Betsabé,
tuvo que pagar un precio muy alto. Toda su familia (sus hijos) se vieron envueltos en una serie de
escándalos entre ellos. Asesinatos,
incesto, rebelión e intrigas etc.
El libro de 2 Samuel 11, describe el
pecado de adulterio y asesinato de parte del rey David. Su pecado sexual con Betsabé y después el
asesinato de Urías, esposo de Betsabé fueron dos acciones que nunca se hubieron
esperado de David. Sin embargo la Biblia
no oculta esta situación. Todo lo
contrario, están ahí para que juntos aprendamos de la historia y lo más
importante, no cometer los mismos errores. La Biblia en Deut. 17:15-17 relata cómo Dios
estableció normas para los futuros reyes de Israel. Él no
aumentará para sí caballos….Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón
no se desvíe, ni plata ni oro amontonará.
Como ya sabemos, David no
obedeció la primera. Se acostumbró a
tener las mujeres que quiso. Se volvió
insensible y muy sensual. David
coleccionó mujeres como trofeos. Las vio
como un medio de placer no como parte del plan de Dios. No tuvo problemas para vencer al gigante Goliat pero fue incapaz de vencer su
propia debilidad ante las mujeres.
Cuando nos volvemos insensibles, racionalizamos nuestros estilo de vida y lo justificamos. No tuvo disciplina
en lo moral y creyó legal y aceptable su estilo de vida. David recibió como respuesta a su interés en
saber quién era esa bella mujer que se había atrevido a bañarse desnuda. Es
Betsabé….mujer de Urías…..Y envió David mensajeros, y la tomó, y vino a él, y
él durmió con ella (2 Samuel 11:3-4).
En pocas palabras, David recibió el mensaje: rey David Betsabé está casada. No debe tocarla, mas bien debe respetarla. Desde luego,
hay culpabilidad compartida. Ella
también es responsable el pecado. Pudo
perfectamente rechazar el ofrecimiento.
No quiso. David y ella, en ese
momento borraron a Dios de sus mentes.
Se olvidaron de él. Los resultados fueron horribles. Como hemos dicho en el encabezado de este
artículo, todo lo que sembramos con nuestros hijos, eso cosecharemos. Ahora
no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste……He
aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa (2 Samuel
12:10-12). Estas fueron las palabras del
profeta Natán para David, después que este reconociera su grave pecado. Su familia pasaría de escándalo en
escándalo tragedia tras tragedia. Nunca se apartó de su familia las
adversidades. David fue un buen rey para
Israel, pero su vida familiar fue todo lo contrario. Cosechó lo que sembró. ¿Cómo nos recordarán nuestros hijos más
adelante? Bendiciones a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario