lunes, 2 de septiembre de 2013

¿Cómo estamos respondiendo al llamado de Dios en nuestras vidas? (Mateo 25:14-30)


¿Cómo estamos respondiendo al llamado de Dios en nuestras vidas? (Mateo 25:14-30).
            La parábola de los talentos, es un pasaje que debe llamarnos la atención a todo hijo de Dios, de cómo estamos invirtiendo nuestras diversas capacidades.  Sea mucho o poco, todos tenemos la responsabilidad de invertir lo recibido y así, seguir extendiendo y edificando el Reino de Dios hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8).  ¡Nadie está exento de tal labor!
            Jesús inicia su relato, describiendo a una persona con muchas riquezas que antes de salir de viaje, delega a tres de sus siervos recursos o dinero para que ellos lo pongan a trabajar.  A uno dio cinco, a otro dos y a otro uno, cada uno conforme a su capacidad (v. 15).  Dos detalles relevantes surgen de esta distribución de recursos.  La soberanía de Dios en dar a quién él quiere. Así también, la sabiduría de Dios en saber cuánto dar a cada uno.  Debemos aceptar que no todos tenemos las mismas habilidades y debemos estar contentos y satisfechos con lo recibido.  No estar molestos, celosos o envidiosos por lo que otros tienen descuidando lo recibido.  1 Pedro 4:10 nos recuerda:  Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.  Aquí lo que notamos, es el llamado del apóstol a todos a disponernos a servir al cuerpo de Cristo con aquello que Dios nos ha dado.  Las capacidades enterradas de nada sirven y no son de provecho para nadie.
            Después de entregarles los bienes materiales, el amo parte de viaje.  La NVI agrega: ….fue en seguida y negoció con ellas….(v. 16-17).  Los dos primeros siervos no esperaron ni perdieron el tiempo.  Tomaron la firme decisión de invertir los bienes recibidos por su amo.  Debemos indicar que un talento equivalía a 6,000 denarios (16 años y medio de trabajo).  Un denario era el salario de un día. Ellos honran la confianza depositada.  ¿Lo estamos haciendo nosotros?  Todos los dones o capacidades recibidos son para provecho y edificación del cuerpo de Cristo.  Los dos primeros siervos entienden por qué el amo les dejó ese gran capital.   ¿Por qué Dios nos ha dado capacidades?   Sencillamente para ponerlas  a su servicio en Su obra y que la iglesia sea bendecida con ello.  Por el contrario, el mayordomo infiel va y esconde lo recibido (v. 18).  Debemos estar conscientes que esconder nunca ha sido la finalidad de Dios.  Todo lo contrario.  Este siervo, no se molestó en cumplir la tarea encomendada (lo dos primeros sí lo entendieron). 
            En la administración, hay una regla que nunca debe olvidarse.  Es la de dar cuentas.  Debemos confesar, que este último detalla ha sido olvidado por muchos creyentes.  Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos (v. 19).   En 2 Corintios 5:10, Pablo dice:  Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.  El tribunal de Cristo,  es el lugar donde el hijo de Dios será recompensado por su fidelidad en el servicio a la obra de Dios.  Bema, es el nombre original de ese lugar.  Cuando el atleta era coronado al haber triunfado en su competencia (1 Cor. 3:11-15).   Al regresar de su viaje, el amo pide cuentas a sus siervos.  Los dos primeros tuvieron ganancias del 100% y con satisfacción agregan,   Señor, cinco talentos me entregaste, aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos (v. 19, 22).  Humildemente reconocen que lo recibido viene de la mano de Dios y que también las ganancias son propiedad de nuestro   Señor, no nuestro.  Bien buen siervo y fiel (v. 21, 23), ambos reciben el mismo elogio como también en sus nuevas responsabilidades, sobre mucho te pondré.   Todo lo contrario, el último siervo dice:  Señor tçe conocía…..sin ninguna consideración le dice:  eres hombre duro…..tuve miedo, y fui y lo escondí.  Debido a su falta de fidelidad  el amo le recrimina con un siervo malo y perezoso….Sabías…(v. 26)…..debías (v. 27)…..quitadle (v. 28).   ¿Dónde nos ubicamos nosotros?  Fidelidad es nuestro llamado al servicio  que el Señor demanda de nuestras vidas.  No es opcional y tampoco hay discriminación alguna.  Pongamos en acción todas nuestras capacidades y disfrutemos en el futuro de todos los galardones que están preparados.   Bendiciones a todos.

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