Razones
bíblicas que dan seguridad a nuestra salvación (Romanos 8:28-39).
¿Podemos
perder nuestra salvación? Esta pregunta
ha servido de debate teológico a través de los años. Hemos conocido hermanos que aman al Señor y
han tratado de vivir su vida bajo los principios bíblicos de cómo agradar a
Dios y tratar de no perder su salvación. Hay dos posiciones al respecto. Por un lado Jacobo Arminio, teólogo holandés
sostenía que los que creen y son
verdaderamente salvos pueden perder su salvación por no perseverar en la
fe. Por el otro, Juan Calvino,
teólogo francés afirmó: todos los escogidos por Dios, redimidos en
Cristo, y a quienes el Espíritu ha impartido fe, son eternamente salvos y
perseveran hasta el fin, ya que son preservados en la fe por el poder de Dios,
el Todopoderoso. La doctrina de la
salvación es un tema de mucha importancia en la enseñanza bíblica. Es la obra completa y perfecta de Dios por
medio del sacrificio de Cristo y que lleva a las personas de la condenación a
la justificación, de la muerte a la vida.
Dios demuestra su amor al darnos la
salvación (Romanos 5:8). Así también,
somos salvos por la gracia de Dios en base al sacrificio de Cristo y no base a
lo que hagamos o dejemos de hacer (Juan 19:30, Efesios 2:8-9). Bíblicamente, es la propia Trinidad encargada
de asegurar nuestra salvación de forma permanente. Dios Padre lo ha prometido y
garantizado. Romanos 8:31 dice, Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros? Nada ni nadie es más
grande que Dios. Nuestro Padre Dios no
solamente es fiel para el cumplimiento de Sus promesas sino también el poder de
realizar lo que se ha propuesto hacer. De tal manera amó Dios al mundo….(Juan
3:16). La misión de Cristo de venir al
mundo y salvarlo, es motivado por el gran amor del Padre. Su amor infinito asegura que Su propósito se
cumplirá. Lo anterior, hace imposible
que una persona que se haya entregado a Dios Padre por la fe en Jesús, pierda
su salvación. Aunque enfrentamos grandes adversidades, ¡somos vencedores en
Cristo Jesús! (Romanos 8:37).
La obra perfecta y completa de Dios
Hijo es también garantía de nuestra eterna salvación. Su muerte en la cruz del Calvario nos
garantiza nuestra salvación eterna. ¿Quién acusará a los escogidos?....¿Quién es
el que condenará? Cristo es el que
murió, más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de
Dios, el que también intercede por nosotros (Romanos 8:33-34). Aunque somos acusados diariamente ¡nadie
puede condenarnos! Tenemos la protección
del mismo Dios (Romanos 8:31, Si Dios es
por nosotros, ¿quién acusará a los escogidos de Dios?). Cristo murió a favor nuestro. Los méritos de nuestra salvación y seguridad
de ella, dependen completamente de Su obra en la cruz del Calvario (Juan 3:18,
19:30). Así también, se describe el
ministerio actual de Cristo, intercede a favor nuestro a la diestra de
Dios. Interceder significa, rogar a favor de alguien, apelar. Hay dos elementos importantísimos que
no debemos olvidar: la resurrección de Jesús es como un sello que
garantiza nuestra salvación y futura resurrección (1 Cor. 15:14-20). Así también Jesús es nuestro abogado (Hebreos
7:25, Juan 5:24). Así que no vendremos a
condenación, todo lo contrario, hemos venido a salvación.
Finalmente, la obra del Espíritu
Santo. La regeneración (Juan 3:5-7, Tito
3:5) es nacer de nuevo, nuevo principio.
Es la experiencia cuando una persona estaba muerto espiritualmente y
ahora ha recibido vida eterna. Es una
obra instantánea. No vuelve a
repetirse. No es un proceso (es similar
al nacer). Somos la morada del ES (1
Cor. 3:16, Romanos 8:9). ¿No sabeos que sois templos de Dios y que el
Espíritu de Dios mora en vosotros? Es
la acción u obra de Dios por medio del cual, el ES dispensa su presencia
permanente en el creyente a partir del momento dela regeneración. Pablo
usa el termino oikei, significa casa, habitación
etc. El sello (Ef. 1:13-14) al momento de creer en Cristo viene el ES y
hace la labor de sellarnos y somos propiedad de Dios. Ese sello está asegurado hasta el día de la redención (Ef.4:30). El bautismo en el ES (1
Cor. 12:13). Es la obra sobrenatural
donde el creyente es introducido al Cuerpo de Cristo (la iglesia). Ocurrió por primera vez en Pentecostés
(Hechos 2, nace la iglesia). Es una
realidad para todos y ocurre en el momento de la salvación. Finalmente la
llenura del ES (Ef. 5:18). Es la obra
del ES en el creyente donde le controla y le hace vivir una vida espiritual con
signos de madurez y crecimiento en la vida espiritual. Es repetitivo. Hoy Dios desea que usted y yo, vivamos
confiados y seguros que desde que creímos, nuestros nombres están inscritos en
al vida del creyente. ¡Salvos y
seguros! En el nombre del Cristo. Bendiciones a todos.
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