Confiemos
en el Señor y él cumplirá Sus propósitos en nosotros (Hebreos 11:1-6)
Sin
duda alguna, el tema de la fe en la Biblia es sumamente importante. Imaginémonos si quitásemos la palabra fe en
las Sagradas Escrituras. Todos
estaríamos de acuerdo que haría falta un concepto vital, clave y necesario en
la vida espiritual de todo creyente en el Dios de la Biblia. La fe, sigue siendo un tema de actualidad
porque si ella es imposible agradar a
Dios (Hebreos 11:6). Fe, es sinónimo
de confianza, seguridad y tranquilidad.
Es necesario agregar, que Dios nos premia cuando nos acercamos con
fe. Y
que es galardonador de los que le buscan (Hebreos 11:6). Eso significa, que cuando usted y yo le
buscamos con fe, Dios mismo se ha comprometido honrar esa búsqueda nuestra
premiándonos. ¿Cómo? Podemos responder de tantas formas: lo más lógico es respondiendo a nuestras
peticiones. La vida cristiana debe
vivirse y edificarse sobre la fe en el Dios invisible y en lo que él nos ha
prometido en Su palabra ¡lo cumplirá!
Hoy y siempre, nuestra relación con Dios debe vivirse por fe y no por
vista.
Hebreos 11:1 nos recuerda nuestra
respuesta a la fe, la certeza de lo que
se espera, la convicción de lo que no se ve.
Certeza es sinónimo de seguridad y convicción es convencimiento de
lo que creemos. Así que fe, es creer
y estar convencidos que nuestro buen
Dios está y sigue en control de todo. La
pelea entre David y Goliat es sin duda alguna, una de las historias más
conocidas de la Biblia. Es una batalla a
todas luces desigual a los ojos humanos.
Goliat, era un soldado que media unos 2.7 metros. Su estatura sería bien apreciada para
cualquier equipo de basquet ball de la NBA.
Por otro lado, toda su armadura lo hacia temible y difícilmente
encontrar un adversario capas de derrotarle.
Eso hizo que Goliat lleno de orgullo, autosuficiencia y mucha seguridad
en sí mismo llega al frente de batalla con la siguiente propuesta: Escoged
de entre vosotros un hombre que venga contra mi….Hoy yo he desafiado al
campamento de Israel dadme un hombre que pelee conmigo (1 Samuel 16:8, 10).
La respuesta de parte del ejército
de Israel fue que nadie se ofrecía a ir al frente y pelear contra semejante
oponente. Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y
tuvieron gran miedo (1 Samuel 16:11).
David era la persona menos indicada para responder al desafío de
Goliat. Era apenas un joven sin
experiencia militar. Sin embargo, este
joven tenía lo que nadie más tenía. Una
gran fe y confianza en el Dios que todo lo puede. Saúl, el rey de Israel trata de proteger lo
más que pueda a David, equipándole de su propio armamento y vestidura y hacerlo
a su parecer, más fuerte y capas para enfrentar tan colosal enemigo. Fe, es saber que Dios sigue en control de
todo. Al momento de ir al frente, David
lleno de seguridad reta a Goliat y le afirma, Jehová te entregará hoy en mis manos, y yo te venceré (1 Samuel
17:46). Aunque Saúl pretendió proteger
lo mejor que pudo a David, éste no aceptó todo lo que el rey le ofreció. Saúl
vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le
armó de coraza…ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque
nunca había hecho la prueba (1 Samuel 17:38-39). Ningún arma humana puede ganar una batalla
espiritual. David cortésmente rechaza lo
ofrecido por Saúl y usa lo que él sabía usar mejor. Tomó su
cayado….escogió cinco piedras….tomó su honda…y se fue hacia el filisteo (1
Samuel 17.40). Eso es fe en acción y con
autoridad.
Goliat no podía creer lo que
veía. En torno de burla y lleno de
sarcasmo miró y vio a David, le tuvo en
poco….y dijo el filisteo a David: ¿Soy
yo perro para que vengas a mí con palos?
Y maldijo a David por sus dioses (1 Samuel 17:43). David no dio importancia a las palabras de
Goliat. Este joven sabía en quien había
creído. Entendió que la batalla era de
Dios y él lo respaldaría. Con toda
seguridad y convicción, le hace ver al gigante Goliat, Jehová te entregará hoy en mi
mano, y yo te venceré….tanto Saúl como todo el ejército y hoy nosotros
debemos darnos cuenta que Jehová no salva
con espada y con lanza, porque de Jehová es la batalla….(1 Samuel 17:47).
¿Cuál es nuestro gigante que estamos
enfrentando? ¿Deudas, problemas de
salud, sentimentales, familiares? Dios
es más grande que cualquier gigante.
Pongamos en acción nuestra fe y con autoridad así como David,
enfrentémoslo en el nombre de nuestro Todopoderoso Dios. Con él, ¡somos más que
vencedores! Así que todos debemos
aprender a andar con fe. David es un buen ejemplo de cómo enfrentar toda dificultad no importando su
tamaño. En Proverbios 3:5-6 dice, Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te
apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. Un
buen consejo para vivir por fe en Dios y no en nuestras propias
capacidades. Favor tenerlo
presente. Bendiciones a todos.
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