Iglesias
concurridas y almas solitarias (Por Randall Wittig, Apuntes Pastorales, Vol. XXI, #3).
¿Cuáles son las claves del éxito de
su programa? Se le preguntó a cierto
pastor de una iglesia en AL. Su
respuesta no deja de ser sorprendente y desafiante. Nosotros,
los evangélicos, hemos dado gran énfasis al mensaje. Tomamos tiempo para estudiar, planificar y
preparar nuestros mensajes. Sin embargo,
no hemos tomado tiempo para cultivar la amistad ni desarrollar el amor para que
la gente se sienta tocada. De la
misma manera que los mensajes con escasa preparación, supuestamente guiados por
el ES, producen poco impacto, así también cuando el amor depende de los
impulsos, y no es proyectado, planificado y llevado a cabo con diligencia,
tiene pocos resultados.
El amor debe ser espontáneo, y que
brota por el Espíritu. ¿Está acaso Dios
indicando que el amor en la iglesia y hacia los no cristianos tiene que ser
cuidadosamente considerado y planificado, si es que va a realmente impactar
vidas?. Así como el mensaje dado es
planificado hasta tener la convicción de que va a ser eficaz. Del mismo modo, la expresión de amor necesita
ser considerada y planificada. ¿Cómo se
logra que las personas se sientan profundamente amadas? ¿Qué motiva a las personas a tratarnos bien? Todo debe ser un proceso y debe ser aprendido
cómo hacerlo. El sector femenil en la iglesia,
es un facto clave. Ellas tienen el don
de crear, embellecer y dar vida. Ellas necesitan ser apoyadas y darles el
lugar que merecen con libertad y así puedan crear un ambiente de vida y amor, y
esperamos grandes cambios. Los pequeños
detalles son importantes, y la mayoría de mujeres son detallistas. En muchos casos, debemos considerar, que lo
que es importante para nosotros en la iglesia, no necesariamente lo es para
nuestras visitas. Por ejemplo, en la mayoría de las iglesias se hace pasar al
frente cuando desean estar atrás. O
hacemos que se pongan de pie y pedir sus nombres cuando lo que desean es pasar
inadvertidos. Lo importante es aprender
a amar, y muchas veces esto significa lo opuesto de lo que creemos
adecuado.
El ministerio tiene dos rieles: la
verdad por medio de la Palabra de Dios y el amor expresado en forma
visible. Si descuidamos cualquiera de
los dos rieles, el tren no anda bien.
Los dos deben andar juntos. El
liderazgo de la iglesia, debe poner toda la atención en cultivar el amor y la
comunión entre los hermanos. Las
manifestaciones de compromiso son mayormente accidentales o por el esfuerzo de
algún miembro diligente. En general, sin
embargo, no es prioridad que los líderes busquen cultivar. Tristemente, la iglesia se ha convertido en
un lugar adonde vamos y no en una comunidad a la que pertenecemos. La transformación del concepto de iglesia de
una comunidad a un lugar o evento nos ha robado de la transformación dinámica
que se produce en la comunión de los santos. El Apóstol Pablo expresa que la iglesia es un
cuerpo, cuyo crecimiento depende no solo de su relación con Dios sino de la
interacción de sus miembros: De quien todo el cuerpo, bien concertado y
unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la
actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en
amor (Efesios 4:16).
Equivocadamente en la mayoría de las
iglesias se sigue esperando que el crecimiento sea producto de los mensajes del
pastor o de alguien más. El credo de los
apóstoles declara que no solo creemos en una iglesia, sino que también en la
comunión de los santos. La
espiritualidad moderna revela una profunda preocupación en sentir la presencia de Dios, sin que haya interés alguno en sentir
la presencia de los que están alrededor
nuestro. Creemos que es posible
adorar sin saber quién es el hermanos que está a nuestro lado o desconocer su
necesidad o recibir de sus dones. Los
virus del individualismo y del culto como show,
destruyen el flujo de vida que
existe cuando se ofrece apoyo mutuo y un espacio para cada miembro. La iglesia de los Hechos es un buen
ejemplo: Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con
otros (Hechos 2:42). Estamos seguros
que ha llegado el momento de dar importancia a la comunidad de los santos y no
solo a la adoración y la prédica. Bendiciones a todos.
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