Principios
bíblicos de cómo dar a Dios (Deuteronomio 16:10-17).
No le parece extraño como un billete
de $ 100 se ve tan grande cuando lo llevamos a la iglesia para darlo como
diezmo y tan pequeño cuando lo llevamos a la tienda a comprarnos algo para
nosotros. ¿Por qué hablar del diezmo o
dinero hoy día? Debemos reconocer y
aceptar que para muchos creyentes nos ponemos incómodos cuando la iglesia habla
de asuntos de dinero. El diezmo es la
décima parte de nuestros ingresos los cuales dedicamos a Dios para sostener la
obra en Su iglesia como expresión de adoración a Él. Mucho se cuestiona la validez del diezmo para
hoy día aduciendo que el mismo es parte de la ley mosaica y nosotros vivimos en
la gracia. Hay parte de razón en
ello. Sin embargo la Biblia describe por
lo menos dos personas que ofrecieron sus diezmos unos 600 años antes de la
ley. En Génesis 14:16-20, Abraham, padre
de la fe, después que nuestro Dios le dio la victoria como gratitud ofrece los
diezmos de todo lo que había logrado.
Así mismo en Génesis 28:22, Jacob
cuando iba huyendo de su hermano Esaú promete:
esta piedra que he puesto por
señal, será casa de Dios, y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para
ti. Jesús en Mateo 23:23, resalta la importancia
del mismo cuando confronta a la fariseos de sus prácticas, ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas porque diezmáis la
menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo importante de la ley, la justicia,
la misericordia y la fe. Esto era
necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.
Aquello a lo que se refiere Jesús es al diezmo. El diezmar, debe ser como una respuesta a una
mayordomía correcta que inicia reconociendo que todo lo que tenemos es y viene
de Dios. David en 1 Crónicas 29:14 dice,
…..Pues todo es tuyo, y de lo recibido de
tu mano te damos. Así también no olvidemos que Dios nos llama a
ser generosos, ….Más bienaventurados es
dar que recibir (Hechos 20:35.
Un principio bíblico al darle a Dios
es que le honramos cuando le damos lo mejor.
El profeta Malaquías 1:6-9, hace
un fuerte reclamo al pueblo y a los sacerdotes debido a la mala calidad de sus
ofrendas. ¿Dónde está mi honra?....¿dónde está mi temor?....Y cuando ofrecéis el
animal ciego para el sacrificio ¿no es malo?
Así mismo cuando el cojo o el enfermo, ¿no es malo?....¿cómo podéis
agradarle, si hacéis estas cosas?. Sin duda alguna, así como en el tiempo del
profeta, hoy día tenemos una fuerte tendencia a darle a Dios no siempre lo
mejor. Como creyentes, somos llamados a
ser honestos con el darle a Dios. Dios
mismo había establecido cómo debía ser las ofrendas de animal, Deut. 17:1, No ofrecerás en sacrificio a Jehová tu Dios,
buey o cordero en el cual haya falta o alguna cosa mala. Dios no aceptaba como ofrenda ningún
animal enfermo, debía ser perfecto, completamente sano (Lev. 1:10, …macho sin defecto lo ofrecerá).
En Lucas 21:1-4, Jesús honra a una
viuda pobre que en contraste de otros que dieron dice, En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos aquellos echaron para las
ofrendas de Dios de lo que les sobraba, mas ésta, de su pobreza echó todo el
sustento que tenía. Nada hay oculto
a la vista de nuestro Dios. El ve
nuestro corazón como también las intenciones cuando damos. ¿Qué movería a esta viuda pobre a dar todo? Estamos seguros nunca buscó el reconocimiento
de nadie. Únicamente el deseo de honrar
y servir a Dios. Dar cuando no hay
abundancia es sacrificar para Dios y honrarle.
¿Qué representa lo que damos a Dios?
¿Lo que nos sobra?
Otro principio para darle a Dios es
hacerlo con alegría. En Deut. 16:11,
14-15 hallamos lo siguiente, Y te
alegrarás delante de Jehová tu Dios….y estarás verdaderamente alegre. Encontramos el mismo principio en 2 Cor.
9:7, Dios ama al dador alegre. No con tristeza ni tampoco bajo ningún
tipo de presión alguna. No estamos de
acuerdo con ofrecer promesas porque damos alguna cantidad esperando recibir el
doble. Así mismo, no encontramos
bíblicamente hablando, hacer pactos con Dios de tipo financiero. Cuando damos con la esperanza de recibir nos
alejamos del principio bíblico, con
alegría, no por necesidad alguna. Es
ahí donde el creyente debe ir al texto bíblico y documentarse qué dice la
Biblia y no dejarse engañar bajo promesas de recibir algo. Desde luego que nuestro Dios bendecirá
nuestra fidelidad pero lo hará en su voluntad y no siempre la bendición será
material. Nuestro dar debe ser
voluntario. Tampoco estamos de acuerdo
con forzar al creyente que debe dar. La
generosidad debe salir de un corazón agradecido y que da como gratitud por la
fidelidad de nuestro Dios. Finalmente,
debemos dar como adoración al Señor. La
forma cómo manejamos nuestras finanzas es una expresión externa de nuestra
condición espiritual interna. David es
un buen ejemplo en 1 Crónicas 29:11-14, ….Ahora
pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre….Pues todo es
tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.
Nunca nos parecemos a Dios como cuando damos. En Juan 3.16 dice, Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna. El mejor ejemplo en dar lo
encontramos en nuestro Dios. Dio lo
mejor que tenía, Su Hijo Jesús. Dios les
bendiga a todos.
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