Breve
biografía de Nikolás Luís von Zinzendorf (Apuntes Pastorales, Vol. XVIII, Núm.
1, p. 70-71).
Nikolás von Zinzendorf nació en
Austria en 1700, en el año 2000 se celebraron trescientos años de su nacimiento
de un hombre cuyo ministerio Dios ha usado grandemente en vida y hasta el día
de hoy. Hijo del ministro de gobierno de
Austria, como recién nacido Nikolás quedó huérfano de su padre. Cuando tenía cuatro año, su madre se volvió a
casar, esta vez con el Ministro de Guerra de la nación.
Nikolás fue un estudiante
diligente. Después de graduarse de la
universidad empezó a estudiar Teología en la Universidad de Wittenburgo, que el Duque Federico de Sajonia había
convertido en plantel de la reforma con la ayuda de Lutero. Al terminar una carrera adicional en Derecho,
el joven Conde entró al servicio del gobierno de Alemania en Dresden. Allí conoció a la comunidad de los moravos,
entre cuyos líderes fundadores figuraba Juan Huss. Este contacto con los moravos ayudó a
preparar a von Zinzendorf para su ministerio durante una época difícil. Aunque había transcurrido medio siglo desde
que se firmara el acuerdo de paz en Westfalia, el cual puso fin a la Guerra de
los 30 años, existía todavía el problema de los desplazados por la violencia
religiosa. Nikolás decidió brindar ayuda
a todas aquellas personas que huían perseguidas por su manera de adorar a
Dios. En la provincia de Berthelsdorf,
que le pertenecía como herencia de familia, estableció una zona de despeje
religioso donde cualquier persona podía vivir y trabajar sin temor a ser
perseguido de parte de ningún gobierno o religión. Se llamaba Herrnhut o sea, el redil del Señor. El Conde renunció a sus compromisos como
funcionario del gobierno alemán y se trasladó de Dresden para estar al frente
de la nueva comunidad.
Pero allí los problemas apenas
comenzaban. Los que se refugiaban en
Herrnhut eran descendientes de personas con fuertes convicciones que habían
sobrevivido gracias a su carácter pujante.
Todos estaban aferrados a sus particulares ideas y costumbres. Al disfrutar de libertad nuevamente, no
demoraban en tratar de proselitizar y conquistar a sus vecinos, quienes por su
parte no pensaba quedarse atrás. El
pobre Nikolás había creado un recinto repleto de polémica y recelo, que
difícilmente podía dominar. En uno de
sus viajes a Dinamarca, el Conde se encontró con esquimales que había conocido
el cristianismo por medio del misionero luterano, Hans Egede, Nikolás quedó
impactado por esa vocación misionera.
Cuando regresó a Herrnhut, organizó la comunidad para formar pequeños
equipos de personas que estuvieran de acuerdo doctrinalmente, y empezó a
enviarles a lugares donde vio la necesidad de predicadores. Guyana, Las Islas Vírgenes, Sudamérica,
África, la India y muchos otros países recibieron el evangelio por medio de la
agencia evangelizadora que fundó el Conde von Zinzendorf cien años antes del
gran movimiento misionero del siglo XIX.
Él envió a cada obrero con su pasaje
de ida y lo equivalente a unos $10, suma que debía cubrir sus gastos mientras
organizaba el nuevo campo misionero.
Durante el invierno de 1735-1736, unos misioneros moravos, que habían
sido comisionados a predicar el evangelio a indígenas en Norteamérica, viajaron
acampados en la proa de la nave Simmonds.
En la misma embarcación iban dos jóvenes capellanes de nombres Juan y
Carlos Wesley. La corona británica les
estaba enviando como ministros de la iglesia oficial para atender a un pueblo
en la nueva colonia. Durante la travesía
una repentina tempestad partió el mástil
principal de la embarcación. Juan y
Carlos sintieron tanto pánico que no pudieron dar consuelo ni fortaleza a los
demás pasajeros asustados. Esta
experiencia les hizo percatarse que sufrían de pobreza espiritual y
anímica. En cambio, el grupo de
misioneros moravos, acurrados en el entrepuente para defenderse del viento y
del aguda, en el mal herido barco, se consolaban mutuamente, cantaban himnos y
brindaban apoyo a los demás. Su ejemplo
impresionó grandemente a los cobardes Juan y Carlos. Al terminar su comisión dos años más tarde,
los Wesley regresaron a su país de origen, y una capilla morava en Londres
tuvieron un encuentro con Dios que, además de transformar sus vidas, fue el
comienzo del gran avivamiento wesleyano.
Por su parte, en Herrnhut, el Conde
Nikolás encontró tiempo para escribir, predicar y gobernar. Escribía mayormente acerca de la Pasión y del
Sufrimiento de Jesucristo a nuestro favor.
Para la celebración de la Mesa del Señor no fuera acompañada por canto
rutinario, Zinzendorf escribió nuevos himnos cada semana. Es recordado por su gran devoción, expresada
en palabras de bello misticismo. Unos de
ellos dice así: ¡Ardan nuestros corazones adorando al Salvador Y en amor ferviente unidos, busquen paz en el
Señor! De su cuerpo somos miembros, de
su luz reflejo fiel. Entre hermanos es
Maestro, suyos somos, nuestro es él. Oh
amor, tú has ordenado que arda nuestro corazón.
Vivifica nuestras almas, líbralas de confusión. ¡Prende tú la llama viva del amor que así
unirá. A los hijos que ha engendrado
nuestro Padre celestial!.
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