Santidad
es arrepentimiento y perdón de mis pecados y buscar la reconciliación con Dios
(Salmos 51).
El
Salmos 51, es una descripción de angustia, pesar y dolor donde David, después
de su pecado con Betsabé y posterior asesinato de Urías (esposo de Betsabé)
apela a la bondad y misericordia de Dios.
Qué vemos en este hermoso Salmo.
David reconoce que su pecado había cortado la relación con Dios (todos
debemos saberlo). Humildemente reconoce
su falta y la confiesa. Proverbios 28:13
dice, El que encubre sus pecados no prosperará, mas
el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Todos debemos estar conscientes, que Dios
no aplica justicia en nosotros sino más bien aplica gracia. Así que, nuestro esfuerzo de buscar la
reconciliación es inútil si Dios mismo no está involucrado. Hechos 4:12 dice, ….en ningún otro hay salvación….
El arrepentimiento es fundamental en la búsqueda de la santidad. Arrepentimiento es el cambio de actitud de
mente, dirección donde mostramos dolor por haber ofendido al Dios santo. Cuando nos arrepentimos, buscamos la piedad
de Dios. Ten piedad de mi, oh Dios conforme a tu misericordia, conforme a la
multitud de tus piedades. Y es que
al final, misericordia es lo que Dios aplica a favor nuestro por medio de Su
gracia. Lucas 18:13, expresa la parábola
del fariseo y el publicano. Este último ora y dice, Dios, sé propicio a mi pecador. Es
por medio de su misericordia y gracia que podemos acercarnos a nuestro buen
Dios y exponer nuestras necesidades y confiar que Él escuchará y responderá de
acuerdo a Su voluntad. El
arrepentimiento va acompañado de confesión de pecados. Yo
reconozco mis rebeliones…contra ti he pecado (v. 3-4). Cuando el profeta Natán confronta a David en
2 Samuel 12:13, el rey expresa, pequé
contra Jehová….No buscó excusas ni justificaciones sobre su mal
proceder. Se declara culpable y acepta
su grave falta. Así mismo pide en el
Salmo que estamos considerando, Lávame
más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Únicamente la sangre de Cristo tiene el
poder, autoridad y facultad de limpiar nuestros pecados. Solamente en Cristo, la salvación se
encuentra en él.
Santidad es buscar el perdón de
nuestros pecados. Perdón es quitar nuestra culpa. Es pasar
por alto y enviar lejos nuestras faltas.
Efesios 4:32 afirma, ….perdonándoos
unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. El perdón es la respuesta final de Dios para
el hombre y es lo que buscamos y necesitamos de Dios. Es importante recalcar que en Dios
encontramos perdón no penitencias (sacramento de la ICR por el cual el
sacerdote perdona los pecados del confesante y una pena que le impone). La parábola del hijo pródigo en Lucas 15:20
donde el padre recibe al hijo rebelde, y es una hermosa descripción de cómo
nuestro buen Dios nos recibe cuando buscamos Su perdón. Y
levantándose vino su padre. Y cuando aún
estaba lejos lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le
besó. No hay palabras de reclamos,
reproches ni mucho menos condenación.
Hay un perdón implícito, total y completo. Cristo ya pagó todo y no hay que agregar nada
más.
Santidad es buscar la reconciliación
con Dios. Es restablecer una relación
rota. El profeta Isaías 59:2 dice, pero vuestras iniquidades han hecho división
entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros
su rostro para no oír. La
reconciliación es un beneficio para nosotros. Cuando lo hacemos, estamos
permitiendo que Dios crea en nosotros un nuevo hombre. Un nuevo estilo de vida de acuerdo al molde
de Dios no del mundo. Es una persona
valiente en resistir las tentaciones y saber qué hacer cuando vengan. No
quites de mi tu santo Espíritu (v. 11).
En el AT la presencia del ES en las personas no era permanente. Eso no ocurre en el NT. Hoy podemos ser llenos del ES y buscar continuamente
vivir en santidad. Finalmente, una
persona que se arrepiente, encuentra el perdón de sus pecados busca la
reconciliación con Dios debe tener un corazón humilde. Al
corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios (v. 17). El sacrificio de Cristo es suficiente para
perdón de nuestros pecados. Pero también
necesitamos un corazón humilde en buscar una vida en santidad. Recordemos, sed santos, porque nuestro Dios
es santo. Bendiciones a todos.