lunes, 28 de abril de 2014

Estudio sobre la oración sacerdotal de Jesús (Juan 17:1-5).

Estudio sobre la oración sacerdotal de Jesús (Juan 17:1-5).
El capítulo 17 del evangelio de Juan, es de los pasajes más profundos de la Biblia. En sí, es una larga oración hecha por nuestro Señor Jesucristo (v. 1, Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo….).  Aquí se nos expone ante le presencia, la mente y el corazón de Dios.   Se nos descubre el anhelo y lo que había en su corazón.  Jesús ora por sus discípulos (v. 6, 9).  He manifestado tu nombre a los que hombres que del mundo me diste.  Tuyos son, y me los diste….Yo ruego por ellos….por los que me diste (v. 2, 6, 9, 11-12, 24),  De esta manera soberana, Dios escogió estos doce hombres del mundo y se los entregó al Señor para que le siguieran y sirvieran.  Todos ellos, tuvieron el alto privilegio de saber de primera mano sobre quién era el Padre.  Jesús vino para darnos a conocer quién es el Padre (Juan 1:14, 18; 17:3,  Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien has enviado).  Ellos obedecieron  guardando la palabra recibida de parte de Jesús.  Respondieron al llamado del Señor.  Todo hijo de Dios debe estar consciente de la responsabilidad que tenemos frente al mundo. Hemos sido llamados por nuestro Dios.  Hemos sido comprados y hechos hijos de Dios.  Jesús nos hace ver también, que todos ellos y nosotros también, debemos seguir en el mundo por una razón poderosa:  ser sal y luz del mundo (Mateo 5:13-16).  …..mas éstos están en el mundo (v. 11).    Sin embargo aunque estamos aquí, no debemos participar de lo que el mundo hace. Fil. 2:15 dice, …en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo).  Hay otra razón poderosa para seguir en el mundo:  ser testigos hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8). 
            Jesús ora por la protección de sus discípulos (Juan 17:11-16).    Pide protección para ellos en medio de un mundo sumamente hostil y violento contra ellos y la iglesia que pronto se establecería.  Guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.  Con esta oración, Jesús demuestra preocupación por ellos.  El deseo del corazón de Señor es como Su pueblo, nos mantengamos fieles  a Su nombre.  En medio de todo problema y oposición que enfrentemos podemos contar con la ayuda divina.  No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal (v. 15).  En medio de un mundo que aborrece todo lo que viene de Dios, el creyente en Cristo no debe aislarse.  Todos debemos saber que contamos con la presencia y ayuda bendita y divina del Espíritu Santo en nosotros.  Las pruebas son los instrumentos divinos para hacernos madurar y son parte valiosa en cada vida (1 Pedro 1.6-7, Santiago 1:2-4).  El deseo del Señor es que mantengamos constancia en unidad de amor y defensa de la verdad.  Hay un fuerte llamado a la cooperación mutua y dar un buen testimonio al mundo (1 Cor. 1:10-13, 3:1-3).  …..para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos (v. 13).  Mantener el gozo es una buena señal de todo hijo de Dios.  Para mantener ese gozo completo, es necesaria la protección del Padre y vivir la vida abundante que vino a darnos (Juan 10:10, Fil. 4:4).  En Cristo podemos disfrutar del gozo a pesar de…..El gozo es un fruto de ES (Gál. 5:229.  Debe ser una marca de todo creyente e iglesia también.  No es una simple emoción humana sino más bien es una manifestación sublime de la presencia misma de Dios en nuestras vidas.  El gozo verdadero y perdurable solo viene cuando los creyentes por fe, a través de la gracia, confían en Jesucristo como Señor y Salvador y se apropian de las verdades de Su reino.  Es un sentimiento de felicidad basado sobre realidades espirituales, no materiales.
            Jesús ora por nuestra misión (Juan 17:17-26).    En este capítulo se menciona unas 19 veces la palabra mundo.  ¿Cómo debemos relacionarnos con el mundo?  Como iglesia tenemos un llamado: ser testigos, vivir en el mundo sin ser parte de él.  No debemos acomodarnos a sus exigencias.  Es un llamado a mantener nuestra propia identidad y obedecer los principios bíblicos.   Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo (v. 18).  No podemos cumplir nuestra misión como iglesia sin estar en el mundo (Mateo 5:13-16, Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos).  Una vida de consagración al Padre.  Pero al mismo tiempo, tenemos otra responsabilidad,  fomentar la unidad dentro del Cuerpo de Cristo (v. 20-21,   para que todos sean uno, como tú oh Padre, en mi, y yo en vosotros, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste).  Nuestro mensaje será creíble cuando demostramos unidad en fe, conducta, propósitos y relaciones fuertes.  Nuestro modelo de unidad es como la relación entre el Padre y el Hijo.  Debemos tener en mente que la unidad no es opcional sino más bien un mandato (Ef. 4:3-6, Solícitos en guardar la unidad…..).  Todos debemos trabajar fuerte para hacer realidad la oración sacerdotal de nuestro Señor Jesús.  Él oró por ello y debemos obedecer el anhelo del corazón del Señor.  Bendiciones a todos. 

            

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