lunes, 19 de mayo de 2014

El padre recibe al hijo a pesar de…..(Lucas 15:20-24).

El padre recibe al hijo a pesar de…..(Lucas 15:20-24).
La parábola del hijo pródigo (II parte), describe eventos maravillosos que todos podemos identificarnos.  Recordemos que en la I parte, el hijo menor exige a su padre la parte de los bienes que según él le corresponden.    Contrario a lo esperado, papá accede y reparte a ambos la herencia.  El hijo mejor sin perder mucho tiempo vende todo lo recibido y lo convierte en dinero en efectivo y toma la decisión de marcharse de casa lo más lejos posible y escapar de la orientación y disciplina de papá.  Ahí demuestra su falta de madurez y capacidad de administrar lo recibido, allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.  Y cuando todo lo hubo malgastado(v. 13-14).   
            La segunda parte, tiene que ver con el regreso forzado del muchacho y la bienvenida que no esperaba de papá.  Los planes del hijo eran ser recibidos como un jornalero.  Desde el punto de vista cultural y legal, papá no estaba obligado a recibirle como hijo.  Papá recibe al hijo a pesar de…..Es ahí donde debemos recordar que la Biblia nos llama a buscar y promover un espíritu de reconciliación y perdón.  Hoy día, una relación y conducta saludable que honren a Dios es sumamente importante en el seno familiar.  Reconciliación es el restablecimiento de la amistad entre dos o más personas haciendo la paz.  Es la eliminación de un profundo desacuerdo.  La importancia de establecer acuerdos, ¡cuán necesario lo es hoy día!  El v. 20, describe dos cosas:  la firme decisión del hijo de regresar a casa, Y levantándose, vino a su padre y, la forma inesperada (para el hijo) de cómo papá le recibe.  Veamos esta descripción. Y cuando aún estaba lejos, lo vio.  Este joven no era el mismo como cuando se marchó.  Sin embargo papá sí lo reconoce.  Tal parece que papá nunca perdió la esperanza de su regreso y salía cada día al camino por donde se fue.  Y fue movido a misericordia.  Papá siente compasión por su hijo.  Debemos tener presente, ser padres es amar y aceptar incondicionalmente a nuestros hijos a pesar de….  Es comunicar amor y aceptación a nuestros hijos y así, ser una correcta influencia para ellos.  ¿Qué merecía este muchacho según la ley? (Deut. 2:18-21, Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere….lo sacarán ante los ancianos de su ciudad….Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán y morirá, así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel oirá, y temerá). 
            Así como el hijo, papá toma decisiones:  y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.  Debemos saber, que para papá no era digno correr en público. Papá estaba ansioso de iniciar la reconciliación y el perdón.  Quería protegerle de la burla y desprecio del pueblo.  No envió a nadie.  Él tomó la decisión de ir personalmente.  Lo besa repetidamente con amor.  Aunque con olor a cerdos lo besa y abraza lleno de emoción.  ¿Merecía esto el hijo?  No hay ningún reclamo, enojo ni castigo alguno.  Todo lo contrario, recibió al hijo con amor y comprensión.  Notemos, el hijo hasta ese momento no ha dicho ninguna palabra.  Sin embargo el perdón, reconciliación y aceptación estaba implícito y muy claro.  Cuando el hijo entra al pueblo con papá, ya estaba perdonado.  ¡Que hermosa imagen del evangelio de Dios!  El perdón de Dios sin merecerlo.
            Papá acepta incondicionalmente al hijo en casa (v. 22-24).  Desde luego que las primeras palabras del hijo tienen que ver con su mala e indecorosa conducta.  Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo (v. 21) al comparar el v. 19, la última frase, hazme como a uno de tus jornaleros, no aparece.  El hijo nunca lo dijo, papá no lo permitió.  Este muchacho reconoció su falta.
            Hemos dicho que papá demuestra amor y aceptación incondicional e inmediatamente da una serie de órdenes que deben ser cumplidas sin pérdida de tiempo.  Sacad el mejor vestido, y vestidle.  Su regreso no fue como cuando se marchó, bien vestido y con muchas ilusiones.  Su regreso fue con harapos y olor a cerdos.  Había que vestirle con el mejor vestido.  No cualquiera, sino el mejor.  Debe ser vestido no como jornalero sino como su hijo amado y distinguido.  Poned un anillo en su mano.  El anillo es símbolo de autoridad y poder.  El hijo había regresado con la mentalidad de ser aceptado como un jornalero.  Papá demuestra amor y aceptación incondicional al hijo restableciéndolo no como esclavo sino como hijo.  Tú perteneces a esta familia, aquí te valoramos.  ¿Cuál es nuestra reacción cuando el hijo falla, la hija sale embarazada o no sale bien en la escuela?  Este anillo, tiene como emblema el sello familiar y autenticar documentos legales.  En cosas de minutos de tener un espíritu y un sentimiento de jornalero, papá lo restablece al lugar donde nunca debió salir. 
            Y calzado en sus píes.  Solamente los esclavos andaban descalzos.  Al calzarlo, papá lo considera no como esclavo sino como hijo.  solamente los amos e hijos usaban calzado.  Papá está restituyendo a su hijo como hijo.  ¿No debía papá ponerle condiciones, reglas hasta que este joven demostrará si era digno de confianza?  ¿No era justo esperar ver frutos en él si estaba genuinamente arrepentido?  La aceptación de papá es inmediata y total.  Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta.  Para ocasiones como esta, se preparaba un becerro.  ¿Acaso había ocasión mejor que esa?  Comamos  y hagamos fiesta.  Días atrás, este muchacho estaba con hambre y solitario (v. 16)  Hoy está disfrutando con mucha comida de calidad y acompañado de personas que le aman y desean su bien como papá.  La fiesta no es por la mala conducta de su hijo sino más bien por la oportunidad de papá para demostrarle amor, perdón y aceptación al hijo.  El hijo había regresado a casa bueno y sano (v. 27).  Sin duda alguna, esta hermosa escena representa el amor de Dios para con nosotros (Lucas 15:7, Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente….v. 10, Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente).  Y comenzaron a regocijarse (v. 24).  Cuando tenemos la capacidad de reconciliarnos, perdonarnos y y ponernos de acuerdo todos somos ganadores y es tiempo de regocijarnos.  ¡Amén!  ¡aleluya!   Bendiciones a todos.

            

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