martes, 24 de junio de 2014

Demandas bíblicas para los Ancianos de la iglesia
Tito 1:5-9
Introducción:
         Una de las mayores deficiencias en la vida de la iglesia, es la poca formación que se da cuando las personas son llamadas al servicio.  Esto ha dado lugar que las mismas no funcionen como debe ser.  Hay un liderazgo débil, la dirección de la iglesia se centra en unos pocos y tampoco hay una promoción de hermanos capacitados.  Nuestra visión como CCF es la capacitación constante de todos los servidores y hacer de este ministerio mas capaz con la ayuda divina del Espíritu Santo en nuestras vidas.
         En el pasaje a considerar, Pablo describe lo que debe ser un Anciano servidor en una iglesia.  Como dijimos al inicio, en muchos casos, las iglesia toman en cuenta las capacidades académicas (no estamos en contra) o posición social o económica del aspirante pero hacemos a un lado los requisitos bíblicos que al final, son los que importan.
         I.  Buen testimonio (v. 6):  irreprensible, literalmente significa, no ser tomado o agarrado en algo.  Uno que no tiene nada en lo cual un adversario pudiera asirle, con lo cual tuviera base para acusarle.[1]  Es una fuerte llamado a la vida íntegra del líder.  Quiere decir que en la conducta del líder cristiano no haya base para que se le acuse del cual puedan aprovecharse sus enemigos para desacreditarlo.  No significa impecabilidad.[2]  En pocas palabras, el anciano, pastor o diácono debe tener un estilo de vida que no tenga de que avergonzarse.  
         II.  Vida familiar ejemplar (v. 6, 1 Timoteo 3:4-5): 
                  a.  Marido de una sola mujer: esta frase se ha interpretado de varias formas:
                           1.  Casado una sola vez. 
                           2.  Marido fiel a su esposa.
                           3.  No divorciado. 
         Aquí lo hay es un fuerte llamado a la moralidad y fidelidad en el matrimonio.  Cuando un líder ha sido divorciado le resta su autoridad cuando quizá le toca hablar del tema.  La tarea de edificar matrimonios piadosos y familias fuertes en la iglesia con toda seguridad necesita el expediente más impecable en la vida del pastor.[3]
                  b.  Tener un hogar ejemplar:  que gobierne bien su casa, que tenga hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?).  La Biblia describe la vida familiar de algunos personajes del AT (Elí, Samuel y David).  Fueron buenos líderes en lo que cabe.  Sin embargo cuando se describe su vida familiar notamos que no fue le mejor.  En el caso de Elí, fue descalificado por no saber cómo gobernar sus hijos (1 Samuel 2:12, 3:12-14).  En Samuel, sus hijos al como los de Elí, dieron un muy mal testimonio (1 Samuel 8:1-5).  En la vida de David, debido como producto de su pecado con Betsabe, su vida familiar fue desastrosa.  De nada sirve ser exitoso fuera si no los somos en nuestros propios hogares.  Es en casa donde tenemos la prueba de fuego. 
         III.   Vida moral (v. 7):  no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas.  En este pasaje Pablo describe una serie de prohibiciones:
                  1. No soberbio:  es una persona que se agrada a sí misma y desprecia a los demás.  Es insolente, rudo, tosco, no es cortés ni cariñoso.  Diótrefes es un mal ejemplo de quien no debemos imitar (3 Juan 9-10, 2 Timoteo 3:1-5).  El término soberbio,  es un adjetivo de intensidad inusual que denota un interés egoísta y arrogante para imponer su voluntad con desconsideración total de cómo se verán afectados los demás.[4] 
                  2.  No iracundo:  es alguien que fácilmente se enoja (Prov. 22:24, 14:17, 29).  Todo líder debe ser un pacificador por excelencia y tratar de estar en paz con todos (Romanos 12:18, 14:19).  La templanza y permanente vigilancia de sus aspectos vulnerables son imprescindibles para no caer y ser sorprendido.[5]   Es alguien que se enoja fácilmente y mantiene la ira bajo su piel.  Todos podemos perder la calma en cualquier momento y enojarnos.  ¡Pero eso es diferente!  (Ef. 4:26-27).  Creo que todos debemos tener presente lo que Pablo describe en 2 Timoteo 2:24, Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos…El llamado que tenemos de parte de Dios es sagrado y eso debe ser motivo de mantener la calma cuando las cosas se calientan. 
                  3.  No dado al vino:   no estar al lado del vino (1 Timoteo 3:3, Tito 2:3).   El alcohol no debe ser parte de la vida del pastor o anciano de la iglesia.  Moralmente y espiritualmente es dañino.  Nosotros somos ejemplo en nuestro estilo de vida.  Si nosotros los hacemos, los demás dirán, el pastor y ancianos del CCF toman vino, nosotros también podemos.  La sobriedad debe ser una norma en nuestra vida. 
                  4.  No pendenciero:   el que pega, el que fácilmente viene con las manos.  Ojo cuando queremos resolver nuestras diferencias por medio de las manos.  Nunca debemos caer en la violencia como medio para resolver cuando no estemos de acuerdo en algo.   Un líder espiritual debe resolver los conflictos pacíficamente de una manera piadosa, gentil y humilde.[6]   
                  5.  No codicioso de ganancias deshonestas:  (no amigo de sórdida ganancia).  Es aquella persona que busca el dinero no importando el cómo.  Tristemente el ministerio ha sido usado como fines de lucro (2 Pedro 2:1-3).  No se refiere a que el pastor o persona que se dedique al ministerio no se le de salario (Lucas 10:7, 1 Cor. 9:11, 14).   
         IV.  Vida ejemplar (v. 8-9):  A continuación, Pablo describe lo que sí debemos ser y hacer:
                  1. Hospedador:  un amador de extraños. Es disponer nuestros recursos y comodidades a otros que no conocemos.
                  2.  Amante de lo bueno:  Es hacer lo correcto. Debemos amar la bondad, y todo aquello virtuoso (Fil. 4:8-9). 
                  3.  Sobrio:  es una persona que permanece bajo control a pesar de….
                  4.  Justo:  aprueba todo lo que es correcto.    Un pastor o anciano justo, refleja a un Dios que lo es.
                  5.  Santo:  alguien con un estilo de vida de acuerdo al llamado que Dios le ha hecho (1 Pedro 1:15-18). 
                  6.  Dueño de sí mismo:  dominio propio es un fruto del ES (Gál. 5:23).  Es un llamado a la disciplina personal en todos los aspectos de la vida. 
         V.  Fomentar las mejores relaciones interpersonales entre nosotros.
         ¿Qué hubiera pasado si Saúl y David hubieran trabajado juntos?  Nos imaginamos cuánto hubieran logrado para el pueblo de Israel?  Debido a un mal entendido (1 Samuel 18:6-9), Saúl permitió que su corazón se llenase de celos amargos, un espíritu de celo, envidia, falta de confianza y odio contra la vida de David. 
         1.  Cuidemos y fomentemos las mejores relaciones interpersonales.
         2.  Promovamos relaciones honestas, transparentes y limpias.
         3.  No fomentemos el chisme, hablar a espaldas del otro.  Seamos leales unos con otros y defendámonos.
         4.  Promover el respeto a las autoridades del CCF y nosotros también seamos buen ejemplo en ello.
         5.  Seamos fieles en nuestra mayordomía cristiana:  dones, talentos, tiempo, recursos.
         6.  Seamos ejemplo en puntualidad y asistencia a las actividades del CCF.
         7.  Fomentar un equipo de trabajo ministerial y de relaciones.
         8.  Promovamos el perdón y un siempre tener un espíritu conciliador.
CONCLUSIONES:
         1.  Nuestro Dios nos pide que seamos buenos modelos para la congregación del CCF.
         2.  Pidamos la ayuda divina y bendita del ES en la guianza en la toma de decisiones que redunden en la gloria de Dios y el bien del CCF.
         3.  Dios nos ha llamado a servirle en esta obra, hagamos con fidelidad.
         4.  Busquemos promover siempre la unidad, armonía y un espíritu de paz en el CCF.
         5.  Demos gracias a Dios por llamarnos a servirle en el CCF.



[1] Zodhiates, The Complete Word Study Dictionary, NT, p. 170
[2] Dr. Emilio A. Núñez, Desafíos pastorales, (1998), p. 78
[3] John MacArthur, El ministerio pastoral, (2005), p. 120
[4] J. MacArthur, Tito, (2002), p. 53
[5] A.W.Robertson, (2002), p. 33
[6] MacArthur, El ministerio pastoral, (2005), p. 130

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