lunes, 28 de julio de 2014

Respondamos  afirmativamente al llamado que Dios nos hace (Isaías 6:1-8).
El profeta Isaías, se le conoce como uno de los grandes siervos del Señor en el AT.  El contenido de su libro es el mayor de todos los profetas.  Su ministerio abarcó cuatro reyes de Judá:  Uzías, Jotan, Acaz y Ezequías (1:1).  La tradición cuenta que murió al ser cortado en dos con una sierra de madera bajo el rey Manasés (Hebreos 11:37, Fueron….aserrados).  De manera enérgica, Isaías condenó la religiosidad vacía del pueblo de Israel (1.10-15) lo mismo que la idolatría (40:18-20).  Nadie como él en el AT en cuanto al amplio cumplimiento profético:  la sanidad del rey Ezequías (Is. 38:5).  Nombró a Ciro como libertador de Judá de la cautividad babilónica mucho antes que apareciese en escena (Is. 44:28, 45:1).  Ninguno como él tocante a la Persona de Cristo en el anuncio de Su nacimiento y sufrimiento (Is. 7:17, 53).
            El capítulo 6, describe la respuesta que da al llamamiento e invitación que Dios hace.  El v. 1, indica que En el año que murió el rey Uzías…..la muerte de este rey no pasó desapercibido en la vida  de Isaías.  Uzías tuvo un reinado de más de cincuenta años.  El libro de segunda Crónicas 26, describe su brillante ascenso como también su triste final.  Tuvo un inicio muy prometedor, hizo lo recto ante los ojos de Jehová…..Persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías….y en los días en que buscó a Jehová, él le prosperó (v. 4-5).  Se hizo altamente poderoso (v. 8).  Tuvo un ejército numeroso (v. 11).  Se hizo muy famoso (v. 15).  Como hemos dicho ya, tuvo un mal final, Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina, porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso (v. 16).  Este atrevimiento de Uzías al pretender hacer labores limitadas al sacerdocio resultó en contra de él un castigo severo de lepra (v. 19-23). 
            Aunque Uzías había muerto, Dios seguía en su trono gobernando y dirigiendo la historia.  Los reyes humanos y los hombres en general somos temporales, Dios es eterno.  ¿Acaso Isaías se sintió turbado, afligido y temeroso porque aunque leproso Uzías ya no estaba vivo?  Esto debe servirnos de reflexión en nuestra vida y ministerio.  Posiblemente haya personas que por diversas razones se han apartado de nuestra vida, nos sentimos débiles, desprotegidos como si fuese el final de todo.  Es en ese momento y circunstancia que Dios se le aparece mostrándole su gloria.  Vi yo al Señor sentado sobre su trono alto y sublime, y sus faldas  llenaban el templo (v.1).  En Josué 5:13-15, se describe también una teofanía (manifestación divina en forma visible o corpórea).  Hoy tenemos la promesa de la presencia en medio nuestro del bendito Espíritu Santo (Juan 14:16-18).  El que este sentado Dios en su trono, podemos interpretarlo como en control, no afligido o triste.  Alto y sublime (Apoc. 4) inalcanzable y en control de todo.  Trono simboliza gobierno, autoridad y gloria.  Por encima de él había serafines….Y el uno al otro daba voces, diciendo:  Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos, toda la tierra está llena de su gloria (v. 2-3).  Uzías había muerto, pero nuestro buen Dios sigue recibiendo alabanzas y adoración.
            La reacción de Isaías se puede entender como normal de todo ser humano.  Reconoce su condición de pecado y la gran separación con el Dios santo.   Ay de mi, siendo hombre inmundo…..han  visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos (v. 5).  Así como Isaías, todos debemos estar conscientes de nuestra propia condición pecaminosa.  Labios inmundos….somos indignos.   ¿Cómo reaccionáramos ante una visión como tal?  Sencillamente, ¡caer postrados ante Su presencia! Necesitamos ser revestidos de humildad .    Adoramos, servimos y seguimos a un Dios santo y que nos llama e invita a imitar ese modelo.  1 Pedro 1:15 nos dice: sino, como aquel que os llamó es santo, sed vosotros también santos en toda vuestra manera de vivir.  La respuesta divina a la condición de Isaías es inmediata,  Voló hacia mi uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido….He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa y limpio tu pecado (v. 6-7).  Así como Isaías que humildemente reconoce su condición, hoy nosotros también debemos hacerlo.  Recordemos siempre, en Cristo alcanzamos perdón y salvación de nuestras vidas.
            El compromiso y llamado de Dios, viene después de contemplar la visión celestial.  Dios prepara a su siervo para el llamado y compromiso a contraer.  Lo limpia y da el mensaje.  ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? (v. 8).  Nuestro Dios sigue haciendo la misma pregunta, en Mateo 9:37-38 Jesús dice, ….A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.  Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.  Isaías con certeza responde:  Heme aquí, envíame a mí.  ¡Esa debe ser también nuestra respuesta al llamado divino!   Cristo sigue en la búsqueda de obreros fieles que sigamos extendiendo el Reino de Dio hasta lo último de la tierra.  Bendiciones a todos. 


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