Conquistemos
nuevas alturas con Dios (2 Pedro 1:3-8).
Todos queremos ganar en la vida.
A nadie le gusta perder (es lo obvio).
Sin embargo muchos logran la victoria a base de trampas y no por medios
lícitos o honestos. En el deporte es muy
común el doparse (usas drogas o sustancias prohibidas). Por ejemplo, es conocidísima la entrevista de
Oprah Winfrey le hizo tiempo atrás al ciclista Lance Armstrong ganador de siete
Tours de Francia (competencia ciclista a nivel mundial). Armstrong confesó entre otras cosas:
1. Se había dopado sistemáticamente.
2.
Fue una mentira perfecta durante mucho tiempo mientras lo ocultó.
3.
No sentía que estuviese haciendo trampas, doparse era parte de su
trabajo.
4.
La ambición de ganarlo todo a cualquier costo, su arrogancia y ser
desafiante lo perdieron.
En la vida normal de cualquier hijo de
Dios, no podemos correr haciendo trampas. Con Dios debemos jugar limpio y así
conquistar nuevas alturas. El ADN de
cualquier persona ayuda para saber todo sobre su información genética. Hablando espiritualmente, tenemos un ADN que
viene de Dios mismo. Entre ellos
tenemos, la piedad (v. 3). Como todas las cosas que pertenecen a la
vida y a la piedad. Piedad es vivir
con reverencia, lealtad y obediencia al Señor.
Cuando practicamos los principios bíblicos estamos viviendo
piadosamente. Es vivir en armonía con
Dios y nuestro prójimo. Debería ser algo
natural en todo hijo de Dios. Tenemos
también, conocimiento. Aquí es una referencia al discernimiento,
conocer, comprender, entender, informarse, saber. El v. 2
nos dice, Gracia y paz os sean
multiplicadas en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. La vida cristiana y la práctica de la
misma se basa en lo que Dios nos ha dejado en Su palabra. Cuando más profundo sea nuestro conocer de
Dios su gracia y paz las tendremos en abundancia. Tito 1:6 agrega, Profesan conocer a Dios, pero
con sus hechos lo niegan….Santiago 1:22 lo dice muy claro, Pero sed hacedores de la palabra, y no tan
solo oidores, engañándoos a vosotros mismos.
Tenemos preciosas y grandes promesas (v. 4). Por
medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas. La salvación y vida eterna en Cristo,
somos hijos de Dios y hemos recibido el ES en nuestras vidas entre otras son
las promesas divinas. Todo ello, confirma nuestro ADN espiritual. Ellos nos distingue como hijos de Dios.
Veamos
algunos componentes de nuestro ADN natural (v. 5-7). Diligencia
(v. 5). Es el esfuerzo personal de
cada uno de nosotros. Vosotros también,
poniendo toda diligencia. Es la
respuesta nuestra a lo que ya hemos recibido de parte de Dios. Hemos tomado la firme decisión de huir de la
corrupción del mundo. Encontramos lindas
promesas para nuestro beneficio. Dominio propio, es la capacidad de controlarse uno
mismo. Es un llamado a una vida
disciplinada y de entrega a Dios completa y no a medias (1 Cor. 9:25, Todo aquel que lucha, de todo se abstiene….). El crecimiento espiritual es un esfuerzo
propio y de nadie mas. No podemos culpar
a otros. Los atletas exitosos son
disciplinados. Paciencia, es la virtud de resistir, es constancia,
perseverancia. Es la capacidad de no
desviarnos de nuestros propósitos
deliberados ni de nuestra lealtad a la fe y la piedad, ni siquiera ante las
pruebas y sufrimientos más grandes. Sin
la paciencia lo fácil es abandonar todo rápidamente. Afecto
fraternal (v. 7), siempre Pedro en su
primera carta verso 22 nos recuerda, ….el amor fraternal no fingido, amaos unos a
otros entrañablemente, de corazón puro. Lo
más importante en el ministerio de la iglesia son las personas. Jesús demostró su amor a todos (Mateo 9:36
dice, Y al ver las multitudes, tuvo
compasión de ellas….). ¿Qué debe
distinguirnos que somos seguidores de
Jesús? Juan 13:34-35 nos lo dice. Amar es acción, no solamente palabras si no
hechos. Es una decisión y amar es
costoso, no todos son fáciles de amar (Mateo 5:44-47).
Finalmente,
veamos los frutos de la combinación del ADN espiritual-humano. Porque
si estás cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin
fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo (v. 8). Pedro nos pide que usted y yo, debemos
abundar en las cualidades descritas en los v. 5—7. Nunca debemos estancarnos en la diligencia,
fe, virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal,
amor etc. El resultado es que seremos
creyentes productivos. No os dejarán estar ociosos. Debe ser de reflexión en nuestras vidas
la intención de avanzar espiritualmente.
Si no lo hacemos, seremos improductivos lo cual no es el deseo del
corazón de nuestro buen Dios. La
combinación de nuestro ADN espiritual-humano debe desarrollarse y crecer en
todo sentido. ¿Estamos dispuestos a
progresar espiritualmente? Tomemos el
consejo del apóstol Pedro y conquistemos nuevas alturas con la ayuda de nuestro
Dios. ¡Amén!
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