Marcas de un discípulo de Cristo (1 Pedro 2:2).
El tema del discipulado cristiano es sumamente amplio y es difícil
agotarlo. En los últimos 40 o 50 años, ha sido uno de los mayores temas que los
escritores y autores han tomado como tema de libros. El discipulado hoy, es una necesidad urgente
en la vida de la iglesia. Bill Hull, en
su valioso libro El pastor hacedor de
discípulos afirma, la crisis de la
iglesia de hoy, está en la calidad de creyentes que está produciendo. La solución está en obedecer la Gran
Comisión. Haced discípulos no es ninguna invitación o sugerencia de Cristo
para Su iglesia. Es una orden que ha
sido obedecida a medias. La problemática
en la vida de muchos creyentes que dicen ser seguidores de Jesús, es que
afirman que en la vida nada es más importante que la diversión y ser feliz. En pocas palabras, llevamos una vida
cristiana muy acomodada. Hacer
discípulos no es nada popular en la vida de la iglesia de muchos pastores. Esto demanda mucho esfuerzo, dedicación,
disciplina y no siempre veremos los frutos esperados. ¿Qué nos distingue como discípulos de
Cristo? Pablo en Gálatas 6:17 dice, De aquí en adelante nadie me cause
molestias, porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús. Aquí
el apóstol se refiere a aquellas señales o marcas físicas como resultado de las
constantes persecuciones que sufrió por ser un discípulo de Jesús. Pablo fue
alguien que sufrió por el Señor. ¿Cuáles
deben ser nuestras marcas como discípulos de Jesús?.
Hambre de la Palabra de Dios (1 Pedro
2:2, Desead como niños recién nacidos, la
leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación). Una de nuestras mayores deficiencias en los
creyentes de hoy día, es que no nos gusta leer muchos menos la Biblia. Hemos descuidado la dieta espiritual la cual
viene desarrollando la disciplina de la lectura diaria de la Biblia. Debido a la proliferación de sectas, debemos
ser cuidadosos con ser diestros con el uso de la Palabra de Dios. La adulteración del mensaje bíblico es muy
común y ha dado como resultado tantos y tantos grupos sectarios como también
creyentes desorientados, confundidos con su fe y hasta abandonado la iglesia
por ir tras esos grupos sectarios. El
crecimiento espiritual debe ser una característica de un discípulo de Cristo y
esta viene como fruto de la lectura de la Biblia. ¡Oh,
cuánto amo yo tu ley! Todo el día es
ella mi meditación (Salmos 119:97).
Sea nuestra también la exclamación del salmista. Amemos leer la Biblia.
Sed de una vida santa (1 Pedro 1.15-16, sino, como aquel que os llamó es santo, sed
también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir….Sed santos, porque yo
soy santo). Un recordatorio para
todo discípulo de Cristo, es que adoramos, servimos y seguimos a un Dios que es
santo como uno de sus atributos. En
Apocalipsis 4:8 encontramos la adoración centrada en Dios
Padre así, Santo, santo, santo es
el Señor Dios Todopoderoso. El
profeta Isaías 6.3 agrega su descripción de su visión, Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos, toda la tierra está llena
de su gloria. Ana la madre del profeta Samuel en su oración
de gratitud por haber tenido su primer hijo, exclama, No hay santo como Jehová. Santidad
es la ausencia del mal, toda impureza, limpio, apartado, pureza etc. Debido a que nuestro Dios es santo, nuestra
vida como discípulos de Cristo, debe reflejar ese atributo en nosotros. Como
aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera
de vivir (1 Pedro 1:15). La vida de
santidad no es opcional. Es una orden
que debe ser obedecida. Recordemos que
el pecado nos aleja de Dios. Vivamos una
vida que honre a Dios y fijamos límites a ella viviendo ordenadamente.
Anhela mayor conocimiento de Dios. Un discípulo de Cristo no debe tener una
vida conformista y mas bien, anhelar conocer más de Dios. Mi alma
tiene sed, del Dios vivo (Salmos 42:2).
En Juan 7:37-38, Jesús exclama, El
que cree en mi, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua
vida. Siempre tendremos frutos de
conocer más de Dios. Tenemos su
bendición (Ef. 1:3, Bendito sea el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición
espiritual…) disfrutamos de grandes
privilegios al ser bendecidos por él.
Enfrentaremos la vida con discernimiento (Salmos 119:71, Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda
tus estatutos). Cuando el discípulo
de Cristo está atravesando una dificultad tendrá el discernimiento el por qué
tal situación. Así también, sabrá cómo
hacerle frente. No reclamará o se
lamentará. Confiará en Dios (Salmos
9:10, En ti confiarán los que conocen tu nombre, por
cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron). Debido a nuestra estrecha relación con Dios
no tendremos ningún problema en depositar toda nuestra confianza en nuestro
Dios y saber esperar Su respaldo y pronta ayuda.
Amar a Dios sobre todas las cosas (Mateo
22:34-40). Amar a Dios significa
relacionarnos con él. No podemos amar a
alguien sin relacionarnos. Dios anhela
tener una relación estrecha con nosotros.
Debemos aclarar que amar a Dios no tiene nada que ver con
religiosidad. Según los rabinos el
Pentateuco tenía 613 mandamientos. ¿Cuál de ellos era el mayor? Era el debate entre los rabinos. La pregunta dirigida hacia Jesús tenía la
intención de tentarle y que fijará su posición públicamente. Jesús sabiamente cita Deuteronomio 6:5 que
dice, Y amarás a Jehová tu Dios de todo
tu corazón, y de toda tu alma, y con todas
tus fuerzas. Sencillamente
debemos amar a Dios con todas nuestras facultades, el corazón, alma y
mente. Debe ser un amor sincero y espontáneo. Eso marca y distingue un discípulo de
Cristo. ¿Tenemos algunas de las marcas
descritas? ¿Nos consideramos discípulos
de Cristo? Bendiciones a todos.
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