Demandas bíblicas para la vida familiar
(1 Pedro 3:8-9)
Sin duda alguna, una de nuestras prioridades para el año 2015,
debe ser la de promover una vida familiar en armonía, aunque quizá no libre de
conflictos. Debemos estar conscientes,
que los conflictos familiares son inevitables.
La diferencia entre una familia y otra, es el cómo enfrentamos esos
conflictos. ¡Eso hace la gran
diferencia!
Una familia exitosa no está libre de conflictos. Una familia exitosa es aquella que enfrenta
los conflictos con madurez, sabiduría y amor.
Una familia exitosa es aquella que promueve relaciones en base al
respeto mutuo. Una familia exitosa es
aquella que busca la edificación unos con otros. Una familia exitosa es aquella que busca
vivir en armonía unos con otros. La
Biblia, la Palabra de Dios, sigue siendo el mejor manual en cuanto orientación
a una vida familiar en armonía. Ella,
está llena de sabiduría y nunca pierde relevancia en cuanto su contenido y
mensaje para hoy día y la familia moderna.
¿Cómo tratamos de
enfrentar nuestras diferencias o conflictos familiares? Cuando leemos las recomendaciones del
apóstol Pedro en la cita arriba indicada, y las comparamos en cómo hacemos frente a esa diferencias, nos damos
cuenta de cuánto nos hace falta y cuán lejos estamos del ideal de Dios. Todos debemos darnos cuenta, que tenemos un
enemigo fuerte, bien preparado y organizado cuyo objetivo es destruir la
familia. Lo podemos ver en Génesis 3
cuando engaña a Adán y Eva y éstos desobedecen lo que Dios les había
enseñado. Aún con todo el modernismo y
la comodidad que disfrutamos, la vida familiar no ha dejado de ser complicada,
compleja y llena de conflictos que destruyen la armonía que Dios, el Creador de
la familia ha deseado desde el mismo momento que la creó.
Pedro nos hace
ver que todos somos responsables de la armonía familiar. Finalmente,
sed todos de un mismo sentir (v. 8).
Al leer el contexto inmediato, el apóstol le habla a los esposos de cómo
debemos tratarnos. Ahora, como a modo de
conclusión, propone que en la armonía familiar, cada integrante tiene una cuota
de responsabilidad. Mismo sentir, significa que
cada integrante de la familia, debe perseguir los mismos propósitos en cuanto
vivir en armonía. Para ello encontramos
en Mateo 18:19 una recomendación clara y poderosa, Otra vez os digo, que si dos de
vosotros se pusieren de acuerdo….Ahí está el secreto, ¡ponernos de
acuerdo! En medio de nuestros
conflictos, que como hemos dicho son inevitables, debemos ponernos de acuerdo y
que la armonía se mantenga a flote para bien de todos. La vida familiar debe ser como un buen coro.
Hay varias voces pero cuando cantan escuchamos que hay armonía y se escucha muy
bien. Queremos dar un llamado de
atención a las relaciones de respeto hijos a padres y viceversa (Ef. 6:1-4).
Pedro agrega una
serie de demandas esenciales para un buen vivir. Compasivos,
significa ser solidarios (empatía, ponerse en los zapatos del otro). Es el interés que a nivel de familia debemos
tener unos con otros (1 Cor. 12:25-26). Ser
compasivos es tener simpatía, sentir igual que el otro. Un elemento indispensable para una vida
familiar armoniosa es el amor fraternal. El amor todo lo soporta (1 Cor. 13:7). Las relaciones familiares cuando hay amor, la
armonía será más fácil de lograr. Cuando
resolvemos los asuntos familiares a base de amargura y resentimientos, nuestra
comunión con el Padre se pierde y los mismo sucede con nuestro prójimo. Por ello la importancia de ponerse de acuerdo. Casi siempre hacemos lo contrario.
Seamos amigables, en el idioma original dice, siendo
humildes. Creemos que una de nuestras
mayores deficiencias en nuestra conducta es la falta de humildad. El considerar a los demás como superiores no
pasa por nuestra mente. La humildad está
alejada de nuestras vidas y los frutos los vemos en la falta de armonía en la
vida familiar. La humildad se demostrará
por medio del trato respetuoso. Seremos
dóciles y controlados. No devolviendo mal por mal (v. 9). Al inicio de este artículo preguntamos, ¿cómo
enfrentamos nuestros conflictos familiares?
En su mayoría nos negamos el habla.
Nos ofendemos. Hablamos mal de la
otra persona, hacemos comentarios lejos de la verdad. Alimentamos el odio,
celos, contiendas y demostramos nuestra falta de madurez (1 Cor. 3:3).
Promovemos un espíritu de venganza devolviendo los golpes recibidos. ¿Cómo debemos responder a la hostilidad
recibida? El martes 16 de diciembre del
2014, las noticias nos informaban de un ataque en Paquistán de parte de grupos
talibanes. Ellos justificaron el ataque
a una escuela donde murieron más de 80 niños expresando: queremos que ellos sientan el dolor que nosotros sentimos también. Jesús cambió el marco de la ley del
talión que vemos en varios pasajes del AT (Éxodo 21:24, Dt. 19:21). Jesús afirma con autoridad, Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente
por diente. Pero yo os digo…(Mateo
5:38-39). Hay un llamado claro y rotundo
al perdón cuando recibimos un daño. Ese
debe ser el espíritu de la familia cristiana de hoy y siempre. Bendiciendo,
sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición (v. 9). Bendecir es hablar bien de los demás. Viene de elogio. Pedro en el versículo 10 nos dice, Refrene su lengua. Podemos bendecir a los demás orando por sus vidas. Sirviéndoles.
Manifestando gratitud hacia ellos.
Deseándoles lo mejor en sus vidas.
Eso sin duda alguna, hará más armoniosa nuestra vida familiar. Que el año 2015, sea lleno de una vida
familiar armoniosa para la gloria de Dios.
Bendiciones a todos y feliz 2015, año en el cual Cristo puede
venir.
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