Venciendo en el Nombre de Jehová (1 Samuel 17:39-50).
Una de las historias bíblicas más conocidas y populares es la
batalla entre David y Goliat. Su relato
ha sido divulgado por tantos medios inclusive llevado a las pantallas como
también en dibujos animados. Sea como
sea, Dios ha usado esta historia para enseñarnos a depender de Él y del poder
de Su fuerza y no en los recursos o talentos propios.
Todos en la vida
tenemos gigantes a enfrentar como Goliat.
Es interesante el relato bíblico donde nos dice entre otras cosas:
1. Fue una batalla no entre dos ejércitos (es lo
normal) sino entre dos personas. Ambos
tenían una gran responsabilidad sobre sus hombros.
2. Goliat representa aquellos gigantes que
debemos enfrentar en nuestra vida:
burlas, depresiones, engaños, deudas, decepción amorosa etc.
3. Ser victoriosos en nuestras vidas, no
significa que no enfrentemos gigantes, sino más bien, es saber enfrentarlos
solamente por medio del poder de Dios.
4. La victoria de David sobre Goliat se basó en
la suprema confianza que tenía en el Dios que lo había protegido siempre (v.
37, Jehová que me ha librado de las
garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de
este filisteo….) ¿Y nosotros en
quién estamos confiando?
5. Nombre:
constituye una descripción del carácter de la persona. Represente aquellos atributos y cualidades
divinas y que expresan lo que Dios es. Jehová de los ejércitos: Jehová significa, ser existente, Dios eterno
(Salmos 24:9-10, Apocalipsis 1:4, 8, 4:8).
Para poder vencer
en el Nombre de Jehová, primero debemos ver a Dios no los gigantes. La reacción de los soldados de Israel al ver
al gigante Goliat era huir de su presencia llenos de temor. Oyendo
Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran
miedo….Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su
presencia, y tenían gran temor (1 Samuel 17:11, 24). No era
para menos. Goliat era un gigantón que
tenía una estatura de 2.7 metros acompañado de una armadura formidable. Este
hombre lleno de autoconfianza en su estatura y armadura, desafió al ejército de
Saúl por 40 días, Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere,
nosotros seremos vuestros siervos, y si
yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos
serviréis….Hoy yo he desafiado al campamento de Israel, dadme un hombre que
pelee conmigo….Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y así
lo hizo durante cuarenta días ( 1Samuel 17:8-10, 16). ¿Por qué venció David a Goliat siendo este un
jovencito sin experiencia en batallas?
La respuesta es muy sencilla.
Mientras los soldados de Saúl miraban al gigante Goliat, David centró su
mirada en la grandeza y poder de Dios no en la persona de Goliat. David había desarrollado y fortalecido una
relación estrecha con Dios y en momentos de dificultad, tuvo su protección y
respaldo. Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del
oso, él también me librará de la mano de este filisteo (v. 37). Sencillamente, si nos concentramos en los
gigantes tropezaremos. Si nos
concentramos en Dios, ellos caerán y tendremos la victoria sobre ellos.
Otra razón para
salir victoriosos sobre nuestros gigantes, es siendo quienes somos (v.
38-40). Hay unos elementos
indispensables en la batalla contra nuestros gigantes. No escuchemos voces de desánimo. Cuando David se ofrece ir a pelear contra
Goliat, Saúl le dice, no podrás tú ir
contra aquel filisteo, para pelear contra él, porque tú eres un muchacho, y él
un hombre de guerra desde su juventud (v. 33). No podrás, fueron las
palabras que David escuchó. Todos
estamos de acuerdo en el poder de nuestras palabras. La
muerte y la vida están en poder de la lengua….(Prov. 18:21ª). Si David no tuviese su plena confianza en el
Dios de Israel, las palabras de Saúl hubieran sido suficientes para desalentar
a cualquiera menos a David. Por otra
lado, enfrentemos nuestros gigantes siendo
quienes somos. Explico, Saúl con toda
buena intención y tratando que David luciese lo más rudo posible contra Goliat,
lo viste con su ropa y armadura. Y probó a andar…..Yo no puedo anda con esto,
porque nunca lo practiqué. Y David echó
de sí aquellas cosas (v. 38-39).
Excelente decisión tomó David.
Todo lo que Saúl le puso encima a David era de estorbo completo. Si David queriendo complacer al rey Saúl y se
deja encima todo, hubiera sido presa sumamente fácil para Goliat. Lo que funcionó en unos no es regla para
todos. No a la imitación usando las
vestiduras de otros. Dios nos ha credo
para ser quienes somos, no para ser como otras personas. Esto se da muy seguido cuando se trata de
imitar el estilo o voz de cantantes famosos.
O de predicadores de renombre. No estemos poniéndonos la armadura de
otros. Usemos la nuestra y usémosla
bien. No podremos funcionar dentro del
Cuerpo de Cristo tratando de imitar a otros.
Finalmente,
seamos valientes al enfrentar nuestros gigantes. Usemos nuestros recursos o capacidades
recibidas del Señor (v. 40, Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco
piedras del arroyo….tomó su honda en su mano). La gracia y el poder de Dios se manifiesta
más en nosotros cuando nos sentimos impotentes.
Jesús afirma en Juan 15:5, separados
de mi nada podéis hacer. Comparando
los recursos humanos de Goliat, eran superiores a los de David. Sin embargo, David más que confiar en sus
recursos y facultades, confiaba en el gran poder de Dios. Sin pedir ningún tipo de ayuda, David se
fue hacia el filisteo (v.40). Sin
vacilación alguna, sin nervios ni temor.
Sereno, seleccionó sus armas y cinco piedras. La reacción de Goliat al ver al joven David,
desarmado para los ojos del gigante, lo menosprecia. Veamos lo que nos dice la TLA, ….lo consideró muy poca cosa y lo maldijo en
nombre de sus dioses. Le dijo: ¡vaya con el niño bonito! Vienes a pelear conmigo con un palo, como si
fuera perro. Ven acá, te voy a matar, y
con tu carne voy alimentar a los buitres y a las bestias salvajes (v.
42-44). David, sin inmutarse ni
atemorizarse, reta a Goliat y le afirma, Jehová no salva con espada y con lanza….Jehová
te entregará hoy en mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza….Y sabrá esta
congregación que Jehová no salva con espada y con lanza….y él os entregará en
nuestras manos (v. 46-47). El final
es sumamente conocido. Efectivamente
David le cortó la cabeza a Goliat. ¿Cuál
de los dos era realmente el gigante? ¿Si
está enfrentando un gigante en su vida?
Tomemos el ejemplo de David, veamos a Dios no los gigantes, seamos
quienes somos y seamos valientes al enfrentarlos. Así
venció David al filisteo con honda y piedra….y lo mató, sin tener David espada
en su mano (v. 50). No la necesitó,
y hoy tampoco nosotros. David ayer y hoy nosotros necesitamos únicamente el
gran poder de Dios. Bendiciones.
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