Superando nuestras diferencias (1 Pedro 3:1-7)
Quizá para algunos el título de este artículo, no tiene relación
con lo que el apóstol Pedro describe en este pasaje. Sin embargo, trataremos de exponer que sí
tiene que ver con las diferencias que hay dentro de la vida conyugal. Todo aquel casado, se ha dado cuenta, las cantidad de
diferencias que hay entre ellos y
ellas. Esto, ha servido para separarnos
y no para unirnos. El diseño divino para
el matrimonio, es que Dios en su Sabiduría hizo dos sexos para complementarnos y no para separarnos tal como ha sido la
triste experiencia en muchos.
Lamentablemente el alto índice de divorcios (50%) incluye a matrimonios
cristianos. ¡Eso sí que es lamentable! Los matrimonios cristianos no estamos
haciendo la diferencia.
Dos detalles
relevantes que debemos tener presente en por qué no estamos haciendo lo mejor
par superar nuestras diferencias.
Primero, hemos hecho a un lado
los principios bíblicos sobre cómo funcionar dentro del matrimonio. Segundo, la Biblia sigue siendo el Manual por
excelencia en cuanto un mejor funcionamiento conyugal, pero no lo estamos
obedeciendo. La Biblia sigue siendo tan
actual como lo es el periódico de hoy día.
¿Cómo nos relacionamos y cómo respondemos dentro del matrimonio unos con
otros? Pedro, describe una serie de
principios a ser tomados muy en cuenta por los esposos. Veamos esos principios.
Esposas revisen su conducta (v.
1-2). Pedro inicia sus recomendaciones
pidiéndoles a ellas, sujeción a sus esposos.
¡Qué mal inicia Pedro! La mayoría
de las esposas quizá exclamen lo anterior.
Y es que sin duda alguna, el tema de la sujeción no es nada agradable
para las esposas especialmente cuando no han sido bien tratadas y cuando él no
es creyente. Pablo en 1 Corintios 7:15 aclara, Pero si el incrédulo se separa, sepárese,
pues no está el hermano o la hermana
sujeta a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios. Si
en un momento dado, el cónyuge no creyente se va, déjelo ir y mayormente cuando hay abuso de
cualquier naturaleza. La razón, a paz nos llamó Dios. Si la atmósfera cristiana se ha perdido
no insistir seguir unidos así. A los
ojos de Dios el divorcio se permite con
la muerte de uno de los cónyuges (Romanos 7:2), el adulterio (Mateo 19:9) y cuando
el cónyuge inconverso desea separarse.
El esposo debe entender que la sujeción es voluntaria no
obligatoria. Sencillamente, el esposo no
debe estar exigiéndole a ella que se sujete a su autoridad. Pero también es claro, que una buena esposa
no deberá tener objeción alguna en obedecer el principio bíblico. Así también agregado a la sujeción, Pedro
indica que la manera de vivir de ellas
debe ir acompañada de una conducta casta
y respetuosa. Casta significa sin falta, puro, inmaculado. Es una vida irreprochable, con integridad
y sin reproche alguno. Respetuosa, reverencia y acatamiento. ¿Cuándo fue la última vez que usted le
dijo a su esposo, cariño quiero que sepas que te respeto? Toda mujer necesita sentirse amada, comience
a respetar a su esposo y verá el cambio.
Esposas, revisen su aspecto personal (v.
3-4). Debemos saber leer esta pasaje
debido a que ha sido mal entendido, mal enseñado y mal aplicado. En ningún momento Pedro está limitando o
prohibiendo que la mujer se vista o arregle bien. Tampoco está prohibiendo el maquillaje en
ellas. Es mas bien, un llamado al
equilibrio adecuado de los valores.
Pablo dice en 1 Timoteo 2:9, Asimismo
que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia….Pedro
llama la atención a las esposas, a darle importancia a la belleza interna, el del corazón….esto se manifestará por
medio de un espíritu afable y
apacible. Afable, suave, manso (igual que Jesús, Mateo
11:29). Maquillarse toma unas cuantas
horas, pero maquillar el corazón toma toda la vida. Apacible, es
un llamado a la mujer tranquila interiormente, fortaleza interior, no causa
perturbación en otros. Posiblemente las esposas digan que no vale la pena ser como lo descrito por
Pedro. Pero Dios sí lo valora y eso es
lo importante.
Hombres revisemos nuestra conducta (v.
7). Vosotros
maridos, igualmente….con esta demanda, Pedro responsabiliza a los esposos
con las mismas demandas a ellas. Nos
referimos a la sujeción mutua, una buena conducta y vestirse
adecuadamente. Pero también somos
llamados a amad a vuestras mujeres (Ef.
5:25). Un gran amante es aquel que puede
satisfacer a una sola mujer a lo largo de toda su vida. Y puede ser satisfecho por una sola mujer a
lo largo de toda su vida. Un gran amante
no es aquel que va de mujer en mujer. Es
amarla como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella.
Vivid con ellas sabiamente, es vivir de
acuerdo al conocimiento. Es tener un
buen juicio y entendimiento afable y así fortalecer la relación con ella. El esposo debe conocer a su esposa y tener
la capacidad de saber cómo está ella y cómo ayudarle. Ellas mensualmente tienen su período y en
muchos casos, sufren algún tipo de cambio en su temperamento. Es ahí donde debemos poner en práctica la
sabiduría en tratarles bien. Dando honor….como a vaso más frágil. Darle
honor es darle el valor que ellas merecen y necesitan. Es tratarlas con caballerosidad. Ella debe ser honrada constantemente por su
esposo. Proverbios 31:28 sobre el esposo
de la mujer virtuosa, Su marido también
la alaba. Pedro afirma porque
debemos hacerlo. Primero, ellas son coherederas de la gracia de la
vida. Ante Dios el hombre y la mujer
valemos igual (Gálatas 3:28, ….no hay
varón ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús). Segundo, para
que vuestras oraciones no tengan estorbo.
Varones, ¿nos hemos puesto a pensar que nuestra mala relación con
nuestras esposas afectan nuestras oraciones?
Dios nos acepta la oración del esposo que no trata bien a su esposa. Sirva, la exhortación de Pedro para que
cada cónyuge corrija sus actitudes y norma de vida y mejoremos nuestra relación
con él o ella según sea el caso. Dios
nos ha llamado a estar en paz y que mejor que disfrutar de la paz en el hogar
con un buen trato entre los esposos.
Bendiciones a todos.
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