El padre que yo quiero ser (Lucas 15:20-24, II acto)
Ser padre no es una tarea fácil.
Los desafíos del mundo moderno son mayores hoy más que nunca. Debido en que vivimos en una cultura que
rechaza las verdades bíblicas, se burla de la moralidad bíblica y glorifica el
sexo, la violencia y promueve la rebeldía es por ello, que ser padre es todo un
reto. Las estadísticas son alarmantes
(Josh McDowell, el padre que yo quiero
ser, p.9):
1. 1000 adolescentes solteras se convierten en
madres cada día.
2. 1100 adolescentes tienen abortos cada día.
3. 4200 adolescentes contraen enfermedades
venéreas cada día.
4. 500 adolescentes comienzan a usar drogas.
5. 1000 adolescentes empiezan a ingerir bebidas
alcohólicas cada día.
6. 6 adolescentes se suicidan cada día.
¿Qué clase de
padres hemos sido y queremos ser?
Quiero ser un padre que recibe a su hijo a
pesar de…..(Lucas 15:20). La
parábola del hijo pródigo en su II acto, Jesús describe el regreso del hijos
pródigo y un recibimiento contrario a lo que la cultura y costumbre de entonces
dictaba. La ceremonia qetsatsah indicaba que cuando un hijo hacía justamente
lo que hizo este muchacho debía correrse del hogar. La comunidad entera le negaba el habla. En pocas palabras le hacían el vacío. Así también si el muchacho tomaba la
decisión de regresa tal como es el caso, la comunidad entera se burlaba de él
menospreciándole. Papá a pesar de todo
la vergüenza causada por su hijo menor, demuestra su amor por él. Y
cuando aún estaba lejos, lo vio. Posiblemente
esta padre nunca perdió la esperanza que su hijo regresara a casa. Lo reconoció
aún a la distancia en que se encontraba.
Recordemos que este joven no está regresando como cuando partió. Venía en harapos y con olor a cerdos. Y fue
movido a misericordia. Ser padres es
amar y aceptar incondicionalmente a nuestros hijos a pesar de…Ser padres es
comunicar amor y aceptación a nuestros hijos y tratar de ser una buena
influencia para ellos. La ley mosaica
que todo hijo rebelde debía ser tratado con dureza (DT. 21:18-21). Para los fariseos y escribas este hijo no
merecía la misericordia de papá. Papá corre y lo besa. Dos detalles a considerar en esta
acción. Correr, no era propio para la
cultura de entonces que un hombre maduro y de importancia corriese. ¿Por qué corres el padre? Recordemos la ceremonia qetsatsah. El pueblo lo recibiría con humillación por
todo lo malo hecho. Papá desea protegerle
y él desea darle su protección. Papá
personalmente va a recibirle y no envía a nadie mas. Lo besa repetidas veces. Es una escena llena de amor y mucha
emoción. Papá no expresa ningún reclamo,
enojo o castigo. Lo recibe con amor y
comprensión. Hasta ese momento el hijo
no ha dicho ninguna palabra, sin embargo el perdón está implícito. Desde el momento que el hijo entra al pueblo
con papá ya está perdonado por él. Es
interesante darnos cuenta, que la familia es el grupo social donde se entra y
se sale solo con la muerte. El vínculo
es permanente.
Quiero ser un padre que demuestra amor y
aceptación incondicional a mis hijos (v. 22-24). El hijo a su llegada trata de justificarse
con papá, Padre, he pecado contra el
cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Al comparar el v. 19, la última frase no
aparece. El hijo nunca lo dijo porque
papá no dejó terminar el discurso.
Papá demuestra amor y aceptación incondicional y todo hijo necesita
sentirse aceptado e importante por sus padres.
Todo padre debe comunicar amor y aceptación y ser una buena influencia
en sus vidas. Yo quiero ser un padre que
ama y aceptó a mis hijos como son y que ellos lo sepan. Papá da una serie de órdenes en tono de
urgencia:
1. Ordena que le vistan (v. 22): sacad el mejor vestido. No cualquiera. Este muchacho había regresado en harapos,
pobre y olor a cerdos. El mejor vestido
es símbolo de alto nivel social y honor.
No como jornalero sino como un hijo distinguido.
2. Ordena que la coloquen un anillo (v.
22): poned
un anillo en su mano. El anillo es
símbolo de autoridad y poder. Papá
demuestra amor y aceptación incondicional al hijo restableciéndolo no como
jornalero sino como hijo.
3. Ordena
calzarlo (v. 22). Y calzado en sus píes. Solamente los esclavos andaban
descalzos. Al calzarlo papá lo considera
no como jornalero sino como su hijo.
¿Acaso papá no debía ponerle condiciones a su regreso a casa? ¿No debía esperar frutos dignos de
arrepentimiento?
4. Ordena matar el becerro gordo (v. 23). Y traed
el becerro gordo, y matadlo, y comamos y hagamos fiesta. El becerro gordo se preparaba para una
ocasión especial. ¿Acaso había alguna
mejor que esta? Nada se compara a estar
en casa con los padres.
5. Papá tiene suficientes motivos para celebrar
(v. 24). Porque este mi hijo muerto era,
y ha revivido, se había perdido, y es hallado.
La fiesta fue una valiosa oportunidad de papá para demostrar amor,
perdón y aceptación al hijo. Sin duda
alguna esto representa el amor de Dios Padre a nosotros sus hijos. Bendiciones a todos.
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