La parábola del hijo pródigo (III acto, Lucas 15:25-32).
Hemos llegado al final de esta maravillosa parábola de Jesús. El padre es descrito como un papá que ama,
tiene paciencia y compasión por sus dos hijos.
Como recordamos, en el inicio de
esta historia el hijo menor le exige a papá que le entregue la de los bienes
que según le corresponden. Contrario a
lo esperado, el padre accede a la exigencia del hijo. Después de recibir la herencia, vende todo lo
recibido y se marcha lo más lejos posible.
En esa provincia apartada se dedica a vivir desordenamente y en poco tiempo se queda sin nada. Es en ese momento que ocurre lo inesperado, cuando todo lo hubo malgastado, vino una
gran hambre….y comenzó a faltarle (Lucas
15:14). Debido a esta grave situación
debe buscar un trabajo y lo único que recibe es apacentar cerdos. Desde el punto de vista religioso y social,
el cuidar cerdos era mal visto por los judíos.
Sin embargo este joven inexperto no tenía ninguna opción. En esta lamentable situación, el hijo pródigo reflexiona y toma la decisión
de regresar a casa.
El padre
demuestra su amor incondicional recibiendo al hijo rebelde cubriéndole de
atenciones que según la costumbre, no merecía.
El padre al ver al joven venir en harapos y con olor a cerdos, fue
movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó (Lucas
15:20). Inmediatamente al llegar a
casa, el padre da una serie de órdenes que deben cumplirse rápido, sacad el mejor vestido….poned un anillo en
su mano, y calzado en sus píes. Y traed
el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta (Lucas 15:22-23). Es justamente en ese contexto donde aparece
el hijo mayor estaba en el campo, y
cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas, y llamando a
unos de los criados, le preguntó qué era aquello (Lucas 15:25-26). ¿Qué era todo aquello que está sucediendo y
él no se da cuenta? La respuesta fue
totalmente inesperada, tu hermano ha
venido, y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno
y sano (v. 27).
Los conflictos
familiares en la Biblia no son nuevos.
Desde el mismo inicio de la humanidad, Génesis describe cómo Caín mata a
su propio hermano Abel (Gn. 4:3-8). Todo
derivado por celos y envidia provocan el primer conflicto familiar con la
primer muerte. En Génesis 27:41-45, Esaú
promete matar a su hermano Jacob. En 2
Samuel 13:28, Absalón mata a su hermano Amnón.
En el NT, Pablo y Bernabé se separan al no ponerse de acuerdo en llevar
a Juan Marcos en el segundo viaje misionero (Hechos 15:36-39). La Biblia, nuestro libro sagrado no oculta
los conflictos en los personajes bíblicos.
El hijo mayor es informado que su hermano ha regresado (v. 25-27). Después de un día duro de trabajo, el hijo
mayor está de regreso en casa, y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó
la música y las danzas, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era
aquello (v. 25-26). La respuesta no era lo que esperaba, Tu hermano ha venido, y tu padre ha hecho
matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano (v. 27). ¿Cómo
debió responder el hermano mayor al saber del regreso de su hermano menor? ¿Por qué papá no informó inmediatamente a su
hijo mayor del regreso del menor? Quizá el hijo mayor estaba como el menor
separado de papá. Así también, no se
describe la reacción del hijo mayor cuando su hermano menor exige recibir la
parte de la herencia que según él le correspondía.
El hijo mayor
demuestra su verdadero carácter (v. 28-30).
Entonces se enojó (v.
28). Mientras para papá era fiesta el
regreso del hijo menor, para el mayor era frustración. Papá lo recibe sin ninguna exigencia o
castigo por cómo malgastó todo lo recibido.
Papá, debió tirarle la puerta y no recibirle. No
quería entrar, este hijo mayor no aprovechó esta excelente ocasión para
honrar a papá pero más bien demuestra lo que hay en su corazón. ¡No quiso participar de tan maravillosa
ocasión! ¡Su hermano a regresado y papá
está feliz! Sin embargo él no estaba
dispuesto a recibir su hermano menor. No
respeta la decisión de papá y él mismo se excluye. Demuestra rivalidad y falta de gratitud. He aquí
tantos años te sirvo (he sido tu esclavo).
Con despreció, amargura, resentimiento le recuerda a papá cómo le había
servido como esclavo. Este hijo tenía un
espíritu de jornalero no como el hijo del amo.
Se sentía explotado y se había aprovechado de él. Se consideraba mejor que todos. No
habiéndote desobedecido jamás….(v. 29).
Se describe como el mejor hijo.
Fingió ser bueno aunque internamente no lo era. ¿Acaso no estaba desobedeciendo a papá en ese
mismo instante? Envidia contra su
hermano menor (v.29-30). Nunca me has dado ni un cabrito para gozarme
con mis amigos. Pero cuando vino este tu
hijo….has hecho matar para él el becerro gordo (v. 29-30). En
medio de su amargura, recuerda a su hermano con desprecio, cuando vino este tu hijo (no dice mi hermano). No demuestra un espíritu de solidaridad con
su padre. Está confundido porque papá ha
restaurado su hermano rebelde sin pedir ninguna restitución de los bienes
malgastados.
Papá demuestra su carácter (v. 31-32). Papá una vez más, debe mostrar paciencia y
amor ahora por su hijo mayor. Salió por
tanto su padre, y le rogaba que entrase.
Que contradicción, mientras adentro hay gozo y fiesta, afuera, el
hijo mayor está en tinieblas y lleno de amargura. El contraste, el hijo menor regresa mientras
el padre debe salir a buscar el hijo mayor.
El padre demuestra ternura, hijo (mi
niño). Lleno de amor y simpatía por su
hijo mayor, el padre le trata con la mayor ternura posible. Tú
siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Papá le suplica que cambie de
actitud. La razón de la fiesta, Mas era necesario hacer fiesta y
regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido, se había
perdido, y es hallado (v. 32). ¿Cómo
termina la historia? ¿Entró el hijo
mayor y con lágrimas en sus ojos dio una
calurosa bienvenida a su hermano o no?
Jesús no termina la historia.
Quizá eso queda en nuestra imaginación.
Finalizando esta bella parábola le recordamos a usted lo que Pablo nos
pide en Romanos 12:18, Si es posible, en
cuanto dependa de vosotros estar en paz con todos los hombres. Bendiciones a todos.
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