lunes, 25 de mayo de 2015

La parábola del hijo pródigo (III acto, Lucas 15:25-32).

La parábola  del hijo pródigo (III acto, Lucas 15:25-32).
Hemos llegado al final de esta maravillosa parábola de Jesús.  El padre es descrito como un papá que ama, tiene paciencia y compasión por sus dos hijos.  Como recordamos, en el  inicio de esta historia el hijo menor le exige a papá que le entregue la de los bienes que según le corresponden.  Contrario a lo esperado, el padre accede a la exigencia del hijo.  Después de recibir la herencia, vende todo lo recibido y se marcha lo más lejos posible.  En esa provincia apartada se dedica a vivir desordenamente  y en poco tiempo se queda sin nada.  Es en ese momento que ocurre lo inesperado, cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre….y  comenzó a faltarle (Lucas 15:14).  Debido a esta grave situación debe buscar un trabajo y lo único que recibe es apacentar cerdos.  Desde el punto de vista religioso y social, el cuidar cerdos era mal visto por los judíos.  Sin embargo este joven inexperto no tenía ninguna opción.  En esta lamentable situación,  el hijo pródigo reflexiona y toma la decisión de regresar a casa.
            El padre demuestra su amor incondicional recibiendo al hijo rebelde cubriéndole de atenciones que según la costumbre, no merecía.  El padre al ver al joven venir en harapos y con olor a cerdos,  fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó (Lucas 15:20).   Inmediatamente al llegar a casa, el padre da una serie de órdenes que deben cumplirse rápido, sacad el mejor vestido….poned un anillo en su mano, y calzado en sus píes.  Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta (Lucas 15:22-23).  Es justamente en ese contexto donde aparece el hijo mayor estaba en el campo, y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas, y llamando a unos de los criados, le preguntó qué era aquello (Lucas 15:25-26).  ¿Qué era todo aquello que está sucediendo y él no se da cuenta?  La respuesta fue totalmente inesperada, tu hermano ha venido, y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano (v. 27). 
            Los conflictos familiares en la Biblia no son nuevos.  Desde el mismo inicio de la humanidad, Génesis describe cómo Caín mata a su propio hermano Abel (Gn. 4:3-8).  Todo derivado por celos y envidia provocan el primer conflicto familiar con la primer muerte.  En Génesis 27:41-45, Esaú promete matar a su hermano Jacob.  En 2 Samuel 13:28, Absalón mata a su hermano Amnón.  En el NT, Pablo y Bernabé se separan al no ponerse de acuerdo en llevar a Juan Marcos en el segundo viaje misionero (Hechos 15:36-39).  La Biblia, nuestro libro sagrado no oculta los conflictos en los personajes bíblicos.  El hijo mayor es informado que su hermano ha regresado (v. 25-27).    Después de un día duro de trabajo, el hijo mayor está de regreso en casa,   y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello (v. 25-26).  La  respuesta no era lo que esperaba, Tu hermano ha venido, y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano (v. 27).    ¿Cómo debió responder el hermano mayor al saber del regreso de su hermano menor?  ¿Por qué papá no informó inmediatamente a su hijo mayor del regreso del menor? Quizá el hijo mayor estaba como el menor separado de papá.  Así también, no se describe la reacción del hijo mayor cuando su hermano menor exige recibir la parte de la herencia que según él le correspondía.
            El hijo mayor demuestra su verdadero carácter (v. 28-30).  Entonces se enojó (v. 28).  Mientras para papá era fiesta el regreso del hijo menor, para el mayor era frustración.  Papá lo recibe sin ninguna exigencia o castigo por cómo malgastó todo lo recibido.  Papá, debió tirarle la puerta y no recibirle.  No quería entrar, este hijo mayor no aprovechó esta excelente ocasión para honrar a papá pero más bien demuestra lo que hay en su corazón.  ¡No quiso participar de tan maravillosa ocasión!  ¡Su hermano a regresado y papá está feliz!  Sin embargo él no estaba dispuesto a recibir su hermano menor.  No respeta la decisión de papá y él mismo se excluye.  Demuestra rivalidad y falta de gratitud.  He aquí tantos años te sirvo (he sido tu esclavo).  Con despreció, amargura, resentimiento le recuerda a papá cómo le había servido como esclavo.  Este hijo tenía un espíritu de jornalero no como el hijo del amo.  Se sentía explotado y se había aprovechado de él.  Se consideraba mejor que todos.  No habiéndote desobedecido jamás….(v. 29).  Se describe como el mejor hijo.  Fingió ser bueno aunque internamente no lo era.  ¿Acaso no estaba desobedeciendo a papá en ese mismo instante?  Envidia contra su hermano menor (v.29-30).    Nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.  Pero cuando vino este tu hijo….has hecho matar para él el becerro gordo (v. 29-30).   En medio de su amargura, recuerda a su hermano con desprecio, cuando vino este tu hijo (no dice mi hermano).  No demuestra un espíritu de solidaridad con su padre.  Está confundido porque papá ha restaurado su hermano rebelde sin pedir ninguna restitución de los bienes malgastados.

            Papá demuestra su carácter (v. 31-32).  Papá una vez más, debe mostrar paciencia y amor ahora por su hijo mayor. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.  Que contradicción, mientras adentro hay gozo y fiesta, afuera, el hijo mayor está en tinieblas y lleno de amargura.  El contraste, el hijo menor regresa mientras el padre debe salir a buscar el hijo mayor.  El padre demuestra ternura, hijo (mi niño).  Lleno de amor y simpatía por su hijo mayor, el padre le trata con la mayor ternura posible.  Tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.  Papá le suplica que cambie de actitud.  La razón de la fiesta, Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido, se había perdido, y es hallado (v. 32).  ¿Cómo termina la historia?  ¿Entró el hijo mayor y  con lágrimas en sus ojos dio una calurosa bienvenida a su hermano o no?  Jesús no termina la historia.  Quizá eso queda en nuestra imaginación.   Finalizando esta bella parábola le recordamos a usted lo que Pablo nos pide en Romanos 12:18, Si es posible, en cuanto dependa de vosotros estar en paz con todos los hombres.  Bendiciones a todos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario