Promoviendo una vida espiritual fuerte (2 Timoteo 2:1-13).
Hermanos y hermanas, vivimos en medio de una sociedad llena de
personas que quieren lo que quieren cuando lo quieren. Estamos obsesionados con un estilo de vida
donde buscamos el entretenimiento, queremos comodidad, felicidad y éxito
únicamente. Cuando leemos los evangelios el estilo de vida de Jesús y el libro
de los Hechos y los primeros seguidores del Señor, nos damos cuenta que la vida
cristiana es un llamado al esfuerzo, disciplina, trabajo y sufrimiento. El escritor David Platt en su libro Radical, nos dice en relación a la
iglesia del libro de los Hechos: No planifican estrategias. Todos en un mismo espíritu, se dedicaban a la
oración. No están ocupados poniendo la
fe en sí mismos ni confiando en su capacidad.
Están suplicando el poder de Dios y están seguros de que no lograrán
nada sin su provisión (p. 54).
Quizá muchos de
nosotros estamos viviendo una vida cristiana muy cómoda y sin ningún deseo de
cambiar. Pablo en el pasaje descrito,
dice: Tú, pues hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús (v.
1). El término esfuérzate, es un llamado
a echar mano del poder que viene del Señor por medio de Su Espíritu. Hechos 1:8 Jesús nos recuerda, pero recibiréis poder cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo….nuestros recursos y capacidades son
espirituales que vienen de la mano del Señor.
Dios soberanamente nos capacita con dones espirituales para que le
sirvamos. Una de las maneras es formando
vidas para el servicio, Lo que has oído
de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para
enseñar también a otros (v. 2). A esta dinámica se le llama discipulado
(formación espiritual según el modelo de Cristo, esa es la estrategia divina,
Mateo 28.18-20). Cuando nos revestimos
del poder de la gracia, somos capaces de cumplir con ese mandato. Encarga,
es depositar algo valioso para salvaguardarlo. La vida cristiana es una carrera de relevos
tipo 4X100. Nadie en la vida es eterno, por es razón debemos discipular o
formar a otros y que en un futuro ellos ocupen nuestros lugares para servir en
la obra del Señor. Hombres fieles enseñando a otros.
No se trata de ser inteligentes, capaces o tener recursos, sino
serle fieles al Señor (1 Cor. 4:1-2).
Debemos ser fuertes como un buen soldado, un
atleta y un labrador (v. 3-6). Las
tres figuras empleadas por el apóstol Pablo, son sinónimo de disciplina,
trabajo, dedicación, obediencia etc. Sufre penalidades como buen soldado de
Jesucristo (v. 3). Penalidades:
sufrir males o dolores junto con alguien mas.
A nadie le gusta sufrir. Cuando
venga la adversidad, 1 Pedro 4:12 nos recuerda, Amados,
no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna
cosa extraña os aconteciese. No
debe haber ningún tipo de sorpresa en nosotros al venir la adversidad mas bien,
respondamos con madurez sin enojo o reclamo alguno al Señor. Y
también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente (v.
5). Como todos sabemos la prueba
antidoping se hace para comprobar que el atleta no ha consumido ninguna
sustancia prohibida. Así que, sí se puede competir ilegamente. Luchar
legítimamente es respetar las reglas del juego y no hacer trampas en la competencia. En la vida cristiana podemos luchar
ilegalmente haciendo uso acciones que no agradan al Señor. Respetemos las reglas espirituales como ser
la santidad, estudio de la palabra, la oración etc. El
labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero (v. 6). Todos sabemos lo arduo que es el trabajo de
un labrador. Debe levantarse muy
temprano y terminar hasta la puesta del sol.
Debe preparar la tierra, sembrar, podar, regar y cuidar con todo esmero
para después disfrutar de sus
frutos. Así que no es fácil ser un
labrador. Como vemos, estas tres
figuras son símbolo de esfuerzo, disciplina, dedicación, trabajo físico lejos de toda comodidad. La iglesia de hoy, tristemente hemos caído en
eso, nos hemos acomodado. David Platt en
su libro Radical, escribe, Un Jesús que nos consuele y nos dé prosperidad mientras vivimos nuestro paseo
cristiano en el sueño americano. Estamos
moldeando un Jesús a nuestra imagen. En
un cultura impulsada por el
entretenimiento, necesitamos a alguien capaz de cautivar a las multitudes. Si no tenemos un comunicador carismático,
estamos condenados. El libro de los Hechos, describe a los primeros
cristianos casi siempre sufriendo, perseguidos pero siempre orando, llenos de
poder y testificando del Señor Jesús.
No se describe una iglesia llena de comodidad, ni lujos ni nada por el
estilo. Sin embargo trastornaron al
mundo con el poderoso evangelio el cual ha llegado hasta nuestros días. Así como la iglesia del I siglo, pidamos la
manifestación divina del Todopoderoso
Espíritu Santo que nos llene y seamos fuertes en esta sociedad que nos toca
vivir, seamos valientes, dedicados y disciplinados llevando el glorioso
evangelio de Cristo Jesús. Bendiciones a
todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario