Consideraciones a tener en cuenta (Efesios 5:27)
La iglesia como el Cuerpo de Cristo e institución divinamente
formada vive en una tensión entre lo que aspira y lo que somos en
realidad. Tensión entre lo que somos
ahora y lo que llegaremos a ser algún día.
Ninguna iglesia es perfecta mientras estemos aquí en la tierra. Desde luego que nuestro futuro será glorioso
porque el Señor Jesús así lo afirma.
Efesios 5:27 dice que él viene por una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que
fuese santa y sin mancha. Eso aspiramos
todos aquellos que somos del Cuerpo de Cristo.
Sin embargo
siendo realistas cuando vemos nuestras vidas pensamos, ¿cuán lejos estamos de
ese cuadro que describe el apóstol Pablo?
Debido a lo anterior, como creyentes en Cristo debemos tener algunas consideraciones
oportunas y vivir de acuerdo al llamado que tenemos de parte de Dios. El mundo con sus influencias muchas veces nos
aparta del camino donde debemos andar.
Sin pretender caer en un legalismo, no podemos tener un pie en la
iglesia y el otro en el mundo.
La primera
consideración que debemos tener es no
descuidar nuestro primer amor (Apoc. 2:4).
El llamado de atención que Jesús hace a esta iglesia es oportuno para
todo tiempo. Aunque la iglesia de Efeso
recibe elogio por su arduo trabajo, paciencia, buena doctrina y discernimiento
espiritual, el reclamo es fuerte. Dejar
el primer amor se da cuando nos hemos enfriado.
Hemos descuidado la relación con Dios.
Hemos caído en una religiosidad y todo es rutina. Permitimos la erosión de los valores del
cristianismo inclusive podemos caer en la falta de perdón y santidad. 1 Cor. 13:1-3, es un parámetro bíblico para
saber cómo estamos y qué estamos haciendo.
El amor en la vida cristiana es la base de todo lo que hacemos. Podemos ser muy diligentes en nuestras
funciones pero sí no hay amor de nada sirve.
Pablo en Romanos 12:9 nos dice, el amor sea sin fingimiento. ¿Podemos fingir el amor? Sí, sí se puede. Mucho cuidado con nuestras relaciones
fraternales dentro de la vida de la iglesia.
Estas deben ser basadas en un amor sincero. Sigamos
la verdad en amor (Ef. 4:15), no caer en lo riguroso, legalismo o
religiosidad. En 1 Cor. 16:14
encontramos Todas vuestras cosas sean
hechas con amor. El amor es lo que
debe distinguirnos, Juan 13:35 Jesús dice, En
esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con
los otros.
La segunda consideración, sabiduría en el manejo del tiempo (Ef.
5:15-16). Todos conocemos la expresión
popular mas vale tarde que nunca, sin
embargo no creen que es mejor ¡mas vale
nunca tarde! Estamos seguros que
como iglesia debemos tomar muy en serio el tema de la puntualidad. Hay personas que se ufanan afirmando, he trabajado en este lugar por 30 años y
jamás he llegado tarde. Eso es muy
bueno. Que pudiéramos decir lo mismo al llegar al templo. Dios nos ha dado a todos la misma cantidad de
tiempo. Para mejorar la puntualidad debemos
empezar con la disciplina personal.
Creemos ahí está el problema. La
puntualidad es una demostración del aprovechamiento del tiempo en forma
sabia. La disciplina personal es cuando
nosotros manejamos el tiempo y no el contrario.
No andamos siempre apurados, corriendo y afanados todo debido a la falta
de disciplina. Sepamos manejar el tiempo
y no que el tiempo nos maneje a nosotros.
Debemos ser diligentes (cuidadosos,
preciosos y exactos). Así también Pablo
nos pide, aprovechando bien el tiempo (v.
16). Aprovechar significa invertir, emplear al máximo el tiempo que
tenemos disponible y dedicarlo al Señor.
No robarle el tiempo al Señor y dedicarlos a otros quehaceres. El éxito es un logro progresivo de una meta
predeterminada. La vida organizada es
una vida aprovechada. Decidamos nosotros
qué hacer con nuestro tiempo y no los demás.
Salmos 90:12 dice, Ensáñanos de
tal modo a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría. Logremos el máximo con nuestro
tiempo.
Tercera
consideración, ¿qué espera Dios de nosotros?. Primero, no desviarnos de nuestra carrera
(Hebreos 12:2, puestos los ojos en Jesús). Todo atleta sabe que cuando está en
competencia nunca debe desviar su vista
de la meta. Hace poco leía cuando un
atleta antes de llegar a la meta y seguro de su victoria empezó a saludar a los
espectadores. Al darse vuelta, el
corredor que le seguía le pasó velozmente por el otro lado y ganó la
carrera. En la vida cristiana los
mayores errores los cometemos cuando ponemos nuestra vida en personas o
cosas. Puesto los ojos en Jesús, debe
ser nuestra actitud constante. Segundo,
consagración (Romanos 12:1, presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro
culto racional). Dios pide de
nosotros totalidad de nuestra vida no solo momentos parciales. Nuestro servicio al Señor debe hacerse de
forma completa al Señor dándole lo mejor, ese es nuestro mejor culto que
podemos darle al Señor. Favor tenerlo
presente.
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