lunes, 5 de octubre de 2015

Principios para una correcta mayordomía de cristiana (1 Crónicas 29:11-14).

Principios para  una correcta mayordomía de cristiana (1 Crónicas 29:11-14).
Una de nuestras mayores responsabilidades que todo pastor tiene, es enseñar a cada miembro de la congregación reconozca a nuestro Dios como el Creador y proveedor de todo.  ¿Cómo debemos reconocer lo anterior?  Sencillamente en un santo cuidado de una sana mayordomía de todo lo que el Señor nos concede.   Brevemente veamos algunas consideraciones sobre este amplio tema.
            1.  Mayordomo viene de dos términos del idioma griego.  oikoV  (casa) y nomoV (ley) oikonomia u oikonomia significa administración.  Esto tiene que ver con el corazón y honestidad con Dios.
            2.   Cristo habló del tema de la mayordomía (Lucas 16:1-8, 12:42).
            3.  Para entender, aceptar y obedecer los principios de la mayordomía cristiana, debemos cambiar nuestra forma de pensar (Romanos 12:2,  ….transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta….Proverbios 4:23,   Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón….Sobre todas las cosas, cuida tu mente porque ella es la fuente de toda la vida TLA).  La importancia de cambiar nuestra manera de pensar y permitir que Dios nos hable por medio de Su palabra. 
            El primer principio a considerar es que Dios es el dueño de todo (1 Crónicas 29:11-14).  Sin duda alguna esto es esencial y la base de lo que expondremos después.  Si nosotros no tenemos esto en consideración lo demás no tiene sentido ni importancia alguna.  Todo hijo de Dios, debe estar consciente que todo lo que tenemos lo hemos recibido de Su mano.  Si esto es así, ¿cómo estamos administrando lo recibido?  El rey David es un buen ejemplo de alguien que reconoció que toda su riqueza procedían de Dios,  ….porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas.  Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.  Las riquezas y la gloria proceden de ti….Pues todo es tuyo…..(1 Crónicas 29:11, 12, 14).  Debido a ello, con convicción afirma, Yo con todas mis fuerzas he preparado para la casa de mi Dios….Además de esto, por cuanto tengo mi afecto en la casa de mi Dios….(1 Crónicas 29:2-3).  En Deuteronomio 8:18 encontramos,   Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer riquezas.
            Segundo principio, somos administradores de lo recibido (1 Pedro 4:10, Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores)  Un mayordomo es el administrador de los recursos de otro.  Por lo tanto, debemos aceptar que no somos propietarios de nada.  Cristo nos habla sobre ser mayordomos fieles (Lucas 16:1-8, 12).  Cuando se nos llama a ser mayordomos efectivos, la Biblia se refiere sencillamente a ser diligentes con lo recibido (Mateo 25:21, Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu señor).  Hay un principio en la agricultura que la palabra lo afirma, El que siembra escasamente, también segará escasamente, y el que siembra generosamente, generosamente también segará (2 Cor. 9:6).  Un mayordomo debe ser una persona servicial y subordinada a la dirección e instrucciones de su amo o señor. Debe ser un empleado responsable.  Un buen ejemplo lo hayamos en José en casa de Potifar, …y él le hizo mayordomo de su casa, y entregó en su poder todo lo que tenía…..Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía (Gn. 39:4, 6).  ¿Cómo estamos administrando lo recibido por el Señor?.
            Tercer principio,  daremos cuenta de nuestra mayordomía (Mateo 25:19, Y después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos).  ¿Por qué daremos cuentas?  Recordemos el primer principio, Dios es el dueño de todo.  Así que partiendo de este principio, debemos estar conscientes que nuestro Dios nos pedirá cuentas de cómo hemos administrado lo recibido por él.  ¡La mayoría de nosotros hemos olvidado este principio! Es peligroso y poco recomendable seguir viviendo así.  ¿Qué espera Dios el dueño de todo de nosotros?  Tener buenos resultados.  La buena intención no basta ni es suficiente.  Todos daremos cuenta de nuestra mayordomía (2 Cor. 5:10, Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho….).  Es interesante que en la parábola de los talentos cuando el amo regresa pide cuentas a cada uno de sus siervos de lo que él les entregó.  Dos de ellos son recompensados generosamente de acuerdo a la diligencia que ambos pusieron (Mateo 25:21, 23, Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu señor).  Ambos reciben el mismo tipo de elogios y recompensados 100% de lo administrado y logrado.  En cambio, el tercer siervo no recibe ningún elogio ni recompensa alguna (Mateo 25:24-30). 

            Finalmente, Dios pide de nosotros fidelidad (1 Cor. 4:2, Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno se hallado fiel ).  Una persona fiel es aquella que corresponde a la confianza depositada en ella.  Dios demanda de cada uno de sus hijos seamos fieles en la administración de lo recibido.  Así también no olvidar que la fidelidad en la mayordomía es de carácter individual no colectivo.  Dios no nos pedirá cuentas por lo hecho por otra persona.  Al rendir cuentas lo haremos en base a lo recibido.  Es menester hagamos un examen si estamos siendo buenos administradores fieles o no.  Reconozcamos a Dios como el dueño de todo.  Debemos estar listos para rendir cuentas y seamos buenos ejemplos a los demás en nuestra mayordomía.  ¡Dios espera eso de nosotros!

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