lunes, 2 de noviembre de 2015

¿Cuál es mi lugar dentro de la orquesta? (1 Cor. 12:11-27).

¿Cuál es mi lugar dentro de la orquesta?  (1 Cor. 12:11-27).
Creo que todos hemos tenido la grata experiencia de ver volar  mas de alguna vez a los gansos.  Cada otoño veremos grandes filas de ellos volando hacia el sur.  Su formación en V la ciencia ha descubierto cosas interesantes sobre este asunto:
            1.  Las alas de los gansos que vuelan en la delantera crean una succión que hace que los que vuelan detrás puedan hacerlo mas descansados.
            2.  Al volar en V, el grupo aumenta su avance por lo menos en un 71% mas si lo hicieran en forma individual.
            3.  Cada vez que un ganso se sale de la formación siente de inmediato el efecto de la resistencia del aire.  Se da cuenta de la dificultad de volar solo y rápidamente regresa a la formación para beneficiarse del poder del compañero que va delante.
            4.   El ganso que va delante o en el vértice de la formación (el líder) es el que realiza el mayor esfuerzo.  Cuando se cansa, uno de los gansos que le sigue toma su lugar (relevo) .  Los gansos que van a la retaguardia graznan para alentar a los que van adelante a que mantengan la velocidad.
            5.  Cuando un ganso se enferma o cae herido por un disparo, otros dos gansos salen de la formación y lo siguen para ayudarle y protegerlo.  Permanecen con él  hasta que esté nuevamente en condiciones de volar o hasta que muere.  Solo entonces, los dos compañeros vuelven a la bandada o se unen a otro grupo de gansos.
            Como iglesia tenemos una enorme enseñanza en la forma y los beneficios del vuelo de los gansos.  Sin duda alguna, los beneficios del vuelo de esta ave si tan solo les imitáramos, la iglesia tendría otra clase de vuelo.  La primera carta a los Corintios, escrita por el apóstol Pablo, nos describe una serie de conflictos que la iglesia estaba experimentando.  Pablo, con su autoridad apostólica, les escribe con el deseo de corregir esos conflictos. Debemos mencionar, que esos conflictos todavía la iglesia los vive y deben ser corregidos.  ¿Cuál es nuestro lugar dentro de la orquesta?  La orquesta es una figura de la iglesia.  Primero,  nuestro lugar es de mantener una buena conducta (1 Cor. 1:10-13).  En este pasaje, Pablo debe corregir el problema de la formación de diferentes grupos que se habían levantado dentro de la congregación.  Pablo les pide, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones. Sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer (v. 10).  Debido a los diferentes grupos, la iglesia se había dividido en por lo menos 4 grupos.  Unos seguían a Apolos, otros a Cefas (Pedro), otros a Pablo y otros a Cristo.  Cada uno de ellos tenían una causa porque seguir a esos líderes.  Hay entre vosotros contiendas, riñas, enemistades, rivalidad (v. 11), ninguna iglesia se beneficia cuando suceden este tipo de incidentes.  La iglesia se debilita y el ambiente no glorifica a Dios.
            Segundo, debemos recordar nuestra posición  (1 Cor. 3:5-9).  ¿Qué es Pablo, y qué es Apolos?  Servidores….viene del término diácono que significa servidor.  Pablo nos pide corregir el concepto y opinión que se puede tener de los líderes o servidores.  El escritor sagrado hace resaltar la función no la persona en sí.  Somos servidores no señores.  Yo planté, Apolos regó….(v. 6), aquí vemos las diferentes funciones que podemos desempeñar,  Pablo fundó la iglesia y Apolos colaboró.  Cualquiera puede fundar una iglesia (sembrar y regar).  Nuestra labor es transitoria, la de Dios por el contrario, es permanente y continua.  Dios da el crecimiento, esta labor solo Dios puede hacerla.  Es importante honrar a nuestros líderes y servidores pero con el cuidado de no levantar pedestales o fomentar culto a la personalidad de ellos.  Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento….Y el que planta y el que riega son una misma cosa (v. 7-8).  No al espíritu de competencia entre nosotros mismos.  Dios nos ha llamado a ser sus colaboradores (v. 9).  No trabajamos o servimos para nosotros mismos sino para Dios únicamente.  Nuestras vidas no pertenecen al líder de turno sino a Dios.  Todos debemos tener esa misma mentalidad en donde el Señor nos tiene sirviéndole.   Tener una mentalidad de servicio hará la diferencia en un ministerio. Las buenas actitudes  entre los jugadores no garantizan el éxito de un equipo, pero las malas actitudes sí garantizan el fracaso. 

            Finalmente, todos somos valiosos en la orquesta (1 Cor. 12).  Dios es el director de la orquesta. Pero todas las cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere….Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso (v. 11, 18).  Desde luego que podemos orar y pedir determinado don espiritual.  Sin embargo, es el Espíritu Santo quien tiene la última palabra.  Todos los miembros del equipo de una iglesia, hemos sido llamados a servir al Señor con un espíritu de equipo. En la vida de una iglesia, no debe haber lugar para el individualismo.  Así mismo, debemos aceptarnos todos tal como somos (v. 20-21, Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano:  No te necesito, ni tampoco la cabeza a los píes:  No tengo necesidad de vosotros).  Somos llamados a hacer labores distintas de forma armoniosa.  El cuerpo humano es interdependientes no independientes.  Todos nos necesitamos unos a otros.  De esa manera funciona el cuerpo y así debe hacerlo la iglesia también. Recordemos el vuelo de los gansos y aprendamos de los beneficios de su vuelo.  Bendiciones a todos. 

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