Las
actitudes lo determinan todo (Robert Jeffress, Cambie sus actitudes, p. 7-18).
La
actitud lo determina todo. ¡Qué
asombroso! Con la tecnología disponible
para hacer los diagnósticos de los pacientes,
los médicos afirman que existe una variable que no se puede ser medida,
y que sin embargo, tiene el mas profundo impacto en la longevidad de las
personas: la actitud del paciente.
Una vida transformada es el resultado que se espera de un cristiano, y
el cambio de actitudes es la clave para lograr esto. Los teólogos dicen que hay tres tipos de
cambios que ocurren en la vida del creyente:
un cambio posicional, un cambio progresivo y un cambio permanente.
El primero ocurre al momento en que
confiamos en Cristo Jesús para el perdón de nuestros pecados. La Biblia dice en 1 Juan 3:14, Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a
vida….El término teológico de este
cambio es justificación, palabra legal que describe un cambio en
nuestra posición delante de Dios y que culmina en el momento en que ponemos
nuestra fe en Jesucristo. Nadie puede
estar mas justificado que cuando se convierte en cristiano. Un cambio permanente espera a los cristianos
cuando mueren, la glorificación. Este
término se refiere al intercambio que habrá entre nuestros viejos cuerpos y los
nuevos que estarán libres de enfermedad, corrupción y muerte (1 Cor. 15:50-52). Aparte de eso, existe otro tipo de cambio que
debe estar realizándose en cada cristiano.
Es una transformación progresiva que comienza al momento en que se
convierte en cristiano y continúa hasta el día que muere. La preocupación del Señor es que los
creyentes lleguen a tener el carácter de Cristo (Romanos 8:29). La idea de Dios en cuanto a nuestro bien es
hacer que todas las circunstancias de la vida nos moldeen a la imagen de su
Hijo. El propósito soberano de Dios es
hacernos a la imagen de su Hijo. Sin
embargo, nosotros podemos decidir si queremos cooperar con él en el
progreso. Podemos permitir que las
circunstancias de la vida nos fortalezcan o nos destruyan. El factor determinante entonces, es nuestra
actitud.
Una buena definición de esta palabra
es: la
actitud es nuestra respuesta emocional y mental a las circunstancias de la
vida. Es la disposición del ánimo
manifestada en alguna forma. Tal vez
no podamos cambiar la mayoría de nuestras circunstancias, pero sí podemos
cambiar de actitud. Recordemos que si
cambiamos de actitud podemos cambiar nuestra forma de ver la vida. Veamos a continuación algunos principios
básicos que nos ayudan a entender la importancia de las actitudes:
1.
Nosotros escogemos nuestras actitudes (Fil. 4:4, 11). Hay personas pesimistas que de
deliberadamente deciden responder negativamente a todas las
circunstancias. Pero así también hay
otras que pueden ver la misma situación y decidir apreciarla en forma
positiva.
2.
El medio influye en nuestras emociones:
en gran medida, éstas son moldeadas por elementos externos: lo que leemos, observamos, escuchamos y
pensamos. El problema mas frecuente que
se encuentra al momento de aconsejar es la depresión. Las actitudes son influidas no sólo por lo
que leemos u observamos , sino también por quienes nos rodean.
3.
Nuestras actitudes afectan nuestras relaciones: todos tenemos relaciones que necesitan
mejorarse, con nuestro cónyuge, hijos, amigos, compañeros de trabajo, hermanos
de la iglesia. ¿Sabía usted que la Biblia dice que las malas
actitudes son el principal motivo de conflictos en las relaciones? (Santiago 4:1). La principal fuente de problemas es el
egoísmo. Siempre que se juntan dos o más
personas decididas a salirse con la suya, habrá conflicto, ya sea en el hogar,
el trabajo o la iglesia. ¿Cuál es la
solución al problema? Es cambiar de
actitud (Fil. 2:4-7).
4.
Nuestras actitudes son causa y efecto de un comportamiento
correcto: es fácil ver los pensamientos
correctos producen el comportamiento adecuado.
Proverbios 23: 7 dice, Porque cual es su pensamiento en su corazón,
tal es él. También es verdad que las acciones correctas producen actitudes
adecuadas. El Señor orienta a Caín
después del sacrificio ofrecido que si bien hacía, empezaría a sentirse bien
. Las buenas acciones producen buenas
actitudes. Un grave problema de nuestra
sociedad actual es que vivimos orientados hacia las emociones. Si se
siente bien, hágalo, si no se siente bien, no lo haga. Algunos se divorcian porque ya no sienten
nada por su cónyuge. Algunos renuncian a su empleo porque no se sienten
realizados. Otros dejen de asistir a la iglesia porque no sienten el
Espíritu. Dios dijo a Caín que la clave
para tener buenos sentimientos es hacer buenas acciones.
Es interesante que nuestras
actitudes pueden alargar nuestra vida.
Norman Coussins, autor del libro Biología
de la Esperanza, observa que el cerebro es la glándula más prolífica del
cuerpo humano. Es capaz de activar tanto
secreciones curativas, como venenos mortales del cuerpo, todo dependiendo de
nuestra actitud. Todos experimentamos
muy variadas circunstancias a los largo de nuestra vida, pero hay una que es
común a todos, el pecado. El pecado es
la falta de conformidad con la ley o el carácter de Dios. La Biblia afirma que todos somos culpables de
esto. Es importante cambiar nuestra
actitud frente al pecado. Para ello
tengamos un sincero arrepentimiento, eso agrada a Dios. Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9).
Así que cambiemos de actitud, cambiemos de vida y nuestro destino será
eterno con Cristo. Bendiciones a
todos.
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