Un
acercamiento a la problemática del divorcio y cómo evitarlo (Mateo 19:1-8).
Hablar
del divorcio es tocar un tema de mucha actualidad, controversia y que no deja
de crear conflictos de opinión. Sin duda
alguna como iglesia y como hijos de Dios, es importante cultivar un estilo de
pensamiento que sea bíblico a la problemática familiar y del divorcio en
particular. Debemos estar conscientes y
seguros, que la meta de Satanás es destruir el matrimonio (es el diseño de Dios). ¿Cómo
lo hace? Sencillamente atacando al
diseño de Dios por medio de matrimonios del mismos sexo y el divorcio entre
otros. Según las estadísticas 7 años es
el promedio de duración en los matrimonios en la actualidad. El 75% de divorciados vuelven a casarse. El 45% de los hijos superan
satisfactoriamente el divorcio de sus padres.
Tristemente el divorcio hoy día es más frecuente. En los inicios de los años 1900 el porcentaje
era apenas del 1% hoy es del 50%.
El matrimonio es un pacto o
compromiso que hacemos con Dios y nuestros cónyuge hasta que la muerte nos separe. Dios, voz autorizada sobre el matrimonio dice
en Malaquías 2:16, Porque Jehová Dios de
Israel ha dicho que él aborrece el repudio (el divorcio). Es interesante el relato en Mateo 19:1-9
donde los fariseos intentando ponerle una trampa a Jesús le preguntan, ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por
cualquier cosa? (v. 3). En sí la pregunta viene con mala intención y así
cuestionar la respuesta de Jesús. En
ese tiempo habían dos posiciones al respecto a las razones del porque del
divorcio. Una era que cualquier
cosa se refería a la infidelidad conyugal.
La otra era que cualquier cosa se refería a algo que no le agradase al marido
era suficiente para el divorcio. La
respuesta de Jesús no satisfizo a los fariseos y contraatacan afirmando, ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de
divorcio, y repudiarla? (v. 7).
Jesús da tres respuestas: Por la dureza de sus corazones, Moisés lo
permitió, mas al principio no fue así (el divorcio nunca fue la voluntad de Dios)….Y yo os digo que cualquiera que repudia a su
mujer, salvo por causa de fornicación….(v. 8-9). La
infidelidad conyugal era una salida forzada para el divorcio. Moisés lo
permitió no lo ordenó, son dos cosas diferentes. Pablo en 1 Cor. 7:13, 15 da otra razón de
permitir el divorcio. Y si una mujer tiene marido que no sea
creyente, y él consciente en vivir con ella, no lo abandone….Pero si el
incrédulo se separa, sepárese, pues no está el hermano o la hermana sujeto a
servidumbre en semejante caso, sino que
a paz nos llamó Dios. Aquí es cuando se da el caso que uno de los
dos es creyente el otro no y éste último no desea seguir la relación
matrimonial. Pablo no obliga al creyente
a conservar la relación en esas condiciones.
El divorcio nunca es deseable pero si se mantendrá la relación deberá
ser en un ambiente de paz, armonía y amor.
¿Cómo evitar el divorcio y desde
luego mantener el matrimonio en buenas condiciones? Proverbios 24:3 nos da una serie de pautas, Con
sabiduría se edificará la casa, y con prudencia se afirmará. Edificar es construir. Edificamos
nuestro matrimonio en base a nuestras relaciones interpersonales con nuestro
cónyuge. La forma cómo reaccionamos
diariamente condiciona nuestro ambiente familiar. Proverbios 27:15 dice, Gotera continua en tiempo de
lluvia, y la mujer rencillosa, son semejantes.
El capítulo 15:17 agrega, Mejor
es la comida de legumbres donde hay amor que de buey engordado donde hay
odio. La importancia de edificar
nuestro matrimonio en base a buenas relaciones interpersonales. Desde luego las malas actitudes nos conducen
a malas relaciones.
Sabiduría,
dice Proverbios 1:7, El principio de
la sabiduría es el temor de Jehová. Sabiduría
es saber cómo aplicar los principios bíblicos al diario vivir. Proverbios 14:1 recuerda, La mujer sabia edifica su casa….12:4, La mujer virtuosa es corona de su marido,
mas la mala, como carcoma en sus huesos.
Desde luego que el esposo tiene una aportación valiosa siendo un
hombre, padre y esposo lleno de sabiduría.
Las demandas para el hombre casado hoy día son altas y nos exigen un
esfuerzo para ser buenos modelos a seguir.
Si permitimos que nuestro buen Dios nos llene de sabiduría nuestras
responsabilidades las cumpliremos con mayor éxito.
Prudencia,
es la capacidad de pensar, ante ciertos acontecimientos o actividades,
sobre los riesgos posibles que estos
conllevan. Un matrimonio prudente,
distingue y discierne lo que está bien y lo que no. Mateo 7:24-25 describe un hombre prudente, Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y
las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la
roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos,
y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa, y no cayó, porque estaba
fundada sobre la roca. La comprensión
mutua viene acompañada de la prudencia.
Afirmar,
es poner cimientos, es colocar firme una cosa. Debemos afianzar nuestro matrimonio sobre la
roca que es Cristo. Salmos 127:1-2 nos
dice, Si Jehová no edificare la casa, en vano
trabajan los que la edifican…Por demás es que os levantéis de madrugada….Es
en vano todo el esfuerzo humano si Dios no está presente en nuestras vidas y
familias. Es importante poner un
fundamento firme, seguro, estable y permanente en nuestros hogares. Vayamos a la Biblia, la palabra de Dios sigue
siendo nuestra norma de fe y conducta por siempre.
La Biblia no dice de cómo encontrar
quien Dios ha escogido para ser nuestro cónyuge, pero sí nos da principios de
cómo vivir con la persona que hemos elegido.
Esos principios están en Su palabra.
Recordemos que el matrimonio es un pacto con Dios y nuestro cónyuge
hasta que la muerte nos separe. Digamos no al divorcio. Bendiciones
a todos.
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