La
importancia de la fe en la vida del creyente (Hebreos 11:1).
Cuando
hablamos de fe, nos referimos a la virtud cristiana indispensable en la vida
del creyente en Cristo. En el v. 1 de
Hebreos menciona dos elementos sobre la fe, certeza y convicción. Certeza es asegurar, confianza, seguridad
de las cosas. Convicción es por otro
lado, certeza, convencimiento. La VP
describe este mismo versículo así, tener fe es tener la seguridad de recibir lo
que se espera, es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos. La fe, debe ser una respuesta de todo
como un modo de existencia de nuestra vida.
Pablo en Gálatas 2:20 escribe, Con
Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí, y
lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me
amó y se entregó a sí mismo por mí.
La
fe es el primer pilar de la vida del creyente.
Hebreos 11:6 lo afirma, sin fe es
imposible agradar a Dios. No podemos
vivir nuestra vida cristiana sin fe. Pablo nos dice en 2 Cor. 5:7, porque por fe andamos, no por vista.
A través de la Biblia encontramos una serie de expresiones de
hombres de fe. Veamos algunos de ellas:
Moisés (Éxodo 15:2): Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha
sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo
alabaré, Dios de mi padre, y lo enalteceré.
David
(Salmos 18:1-3): Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.
Jehová es roca mía y castillo mío, y mi libertador, Dios mío, fortaleza
mía, en él confiaré, mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto
refugio. Invocaré a Jehová, quien es
digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.
Jeremías
(Lamentaciones 3:24): Mi porción es Jehová, dijo mi alma, por
tanto en él esperaré.
Pablo
(1 Timoteo 4:10): Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en
el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los
que creen.
Juan
(1 Juan 5:4): Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo, y esta es la
victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
La
fe como medio de obediencia, es de importancia central en nuestra
vida. La experiencia de personal de
Pablo fue de importancia la fe. Romanos
1:5 dice, y por quien recibimos la gracia
y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de
su nombre. Pablo respondió al
llamado de Dios como obediencia a la fe del Cristo resucitado. La fe y la obediencia van de la mano, se
interrelacionan estrechamente.
La
fe y la esperanza (Col. 1.4-5): habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús,
y del amor que tenéis en todos los santos, a causa de la esperanza que os está
guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del
evangelio. Cristo es nuestra
esperanza de gloria y ello es por nuestra fe y esperanza. Nuestra esperanza descansa en la fe (Gálatas
5:5, Pues nosotros por el Espíritu
aguardamos por la fa la esperanza de la justicia. La esperanza es una fuente de confianza y
poder (2 Cor. 1:9-10). La esperanza
nunca debe ser motivos de vergüenza (Fil. 1.20, Romanos 5:5).
Jesús
y su poder para aumentar nuestra fe. A
lo largo del ministerio del Señor, los evangelios describen muchos milagros que
sirvieron para autenticar su poder divino y que la fe de sus seguidores se
fortaleciera. Veamos algunos de ellos:
1.
El agua transformada en vino (Juan 2:7-11). Una boda sirve de marco para el primer
milagro revelado por los evangelios. La
falta de vino sí que era un grave problema para una reunión social de
importancia como lo era una boda. Llenad las tinajas (v. 7), fue la orden
de Jesús. No hubo ningún anuncio de
palabras mágicas, ni ningún truco barato.
Calladamente hizo uso de su derecho divino y cambió dramáticamente una
situación embarazosa en un éxito social para los novios y asistentes. Este
principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y se manifestó su gloria, y
sus discípulos creyeron en él. El
apóstol Juan resalta que los milagros no eran simples demostraciones de poder,
sino que poseían un significado más allá del acto en sí mismo. Siempre había una enseñanza.
2.
La sanidad del hijo de un noble (Juan 4:43-54). Después de haber recorrido un largo trayecto,
Jesús llega a Galilea a la ciudad de Capernaum (v. 46). Allí el hijo de un noble está muy enfermo y
necesita ser sanado. El Señor hace una
reflexión para ellos en aquel tiempo y para nosotros hoy día. Si no
vieres señales y prodigios, no creeréis (v. 48). Los milagros y señales tienen su lugar dentro
del ministerio de la iglesia, sin embargo en Marcos 16:17 dice, Y estas señales seguirán a los que creen. Muchas veces como que queremos forzar a
Dios a que haga milagros. Es importante
ubicarnos que no todos tenemos ese don.
1 Cor. 12:29 nos recuerda, ¿Son
todos apóstoles? ¿son todos profetas?,
¿todos maestros?, ¿hacen todos milagros?
Todas las anteriores son preguntas retóricas que se responde con no
enfático. El noble debe ejercer su fe
para que su hijo fuese sanado, v. 50 dice, Jesús
le dijo: Vé, tu hijo vive. Y el hombre
creyó la palabra que Jesús le dijo…
3.
Alimentación de cinco mil personas (Juan 6:1-14). ¿Por qué seguimos al Señor? según el v. 2, y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los
enfermos. Esta gente le seguía por
curiosidad o por recibir un bien de Jesús.
Podemos encontrar motivaciones equivocadas tal como hoy también. En medio de esta situación surge una
necesidad, hay que darle de comer a cinco mil personas. ¿De
dónde sacaremos pan para que coman estos?
Pero esto decía para probarle, porque él sabia lo que había de hacer (v.
5-6). La pregunta misma era para dar una
lección a continuación. Felipe hizo el
cálculo correspondiente, …..Doscientos
denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco (v.
7). Doscientos denarios equivalían a
ocho meses de trabajo (no era poco dinero, pero la gente era mucha). Encuentran un muchacho precavido (v. 9), ¿qué
es esto para tantos?. Sencillamente
no era nada. La orden del Señor fue
clara:….Haced recostad la gente (v.
10). Dividió al inmenso grupo (Marcos
6:40 aclara, se recostaron por grupo de ciento en ciento, y
de cincuenta en cincuenta). Jesús
delegó en los discípulos para que repartiesen la comida (v. 11, cuanto querían). El resultado no se hace esperar: No se desperdicia nada (v. 12, Recoged los pedazos que sobraron, para que no
se pierda nada). El poder de Dios es
suficiente para proveer lo necesario (Dt. 8:2-4). Ellos creyeron en él (v. 14).
Como hemos dicho al inicio, la fe es
fundamental en la vida del creyente. Sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos
11:6). Sigamos siendo hombres y mujeres
de fe. Bendiciones a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario