Digamos
no al favoritismo (Santiago 2:1-13).
El
favoritismo es cuando tenemos la tendencia a inclinarnos a favorecer mas a una
persona que a otras sin valorar su mérito o lo que es justo. Muchas veces la iglesia ha caído en este
grave error condenado enérgicamente por el escritor Santiago. Los profetas del AT, condenaron también esta mala conducta y
clamaron justicia. El profeta Amós 5:12
dice, Porque yo sé de vuestras
rebeliones, y de vuestros grandes pecados, sé que afligís al justo, y recibís
cohecho, y en los tribunales hacéis perder su causa a los pobres. El profeta Miqueas 6:11 agrega, ¿Daré por inocente al que tiene balanza
falsa y bolsa de pesas engañosas? Como
ya hemos dicho, la iglesia de hoy también ha caído en este grave error de
parcializarnos especialmente con aquellas personas con recursos económicos. Se clasifica a las personas por su condición
social, raza, marca de ropa que usa, nivel académico, lugar dónde vive y hasta
por su condición migratoria. Como
iglesia, debemos recordar que servimos y adoramos a un Dios que constantemente
nos dice y recuerda: Porque Jehová vuestro Dios es Dios de
dioses, y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace
acepción de personas, ni toma cohecho. Romanos
2:11 dice entre otros pasajes, porque no
hay acepción para con Dios. Jesús
mismo también se distinguió por no hacer acepción de personas, Lucas 20:21
dice, Maestro, sabemos que dices y
enseñas rectamente, y que no haces acepción de personas…
Santiago
nos dice que el principio bíblico demanda no hacer acepción de personas (v.
1-4). Que vuestra fe en nuestro glorioso Señor
Jesucristo sea sin acepción de personas (v. 1). Santiago nos hace un fuerte énfasis en no hacer acepción de
personas. Esto es un grave pecado. El
favoritismo es contrario o incompatible a la fe cristiana. ¿Cómo hacemos acepción de personas? (v.
2-4). Por ejemplo, mirando con agrado al
que usa anillo de oro y ropa espléndida (v. 2).
Dándole un lugar especial al rico o quien tiene muchos bienes materiales
(v. 3, y miráis con agrado al que trae la
ropa espléndida y le decís: Siéntate tú
aquí en buen lugar. Es penoso cuando
la iglesia tiende a discriminar a alguien por su condición económica. Dios tiene especial cuidado de los
pobres. Salmos 9:9 dice, Jehová será refugio del pobre, refugio para
el tiempo de angustia. Hermosa
promesa que nos alienta a seguir especialmente cuando nuestras finanzas no
andan bien. Hacemos distinción en base a
lo externo: anillo de oro y con ropa espléndida.
Nos olvidamos de lo interno y discriminamos y contradecimos la práctica
del favoritismo que la Biblia nos
pide.
Dios tiene cuidado de los pobres (v.
5-7). Santiago se refiere a personas con escasos
recursos y que muchas veces, son discriminados por esa condición. Salmos 41:1 nos dice, Bienaventurado el que piensa en el pobre, en el día malo lo librará
Jehová. Nuestro buen Dios recompensa
a todos aquellos que se preocupan por los que padecen necesidades. Proverbios 17:5 agrega, El que escarnece al pobre afrenta a su Hacedor, y el que se alegra de
la calamidad no quedará sin castigo. Siempre
Proverbios 21:13 nos recuerda, El que
cierra su oído al clamor del pobre, también el clamará, y no será oído. Por lo tanto, somos llamados a apoyar al
necesitado. Jesús confrontó al joven
rico que tomará la decisión de vender sus bienes y los repartiese a los
necesitados y así, tendrás tesoro en el
cielo, y ven y sígueme. Los inicios de la iglesia nos muestra
hermanos con un espíritu de solidaridad ejemplar. Hechos 4:32-35 nos dice entre otras cosas, tenían todas las cosas en común….Así que no
había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían heredades o
casas, las vendían y traían el precio de
lo vendido….y se repartía a cada uno según su necesidad. Gálatas 2:10
cuando Pablo se presenta a los Apóstoles, la recomendación recibida por ellos fue entre
otras cosas, Solamente nos pidieron que
nos acordásemos de los pobres, lo cual también procuré con diligencia
hacer. Debemos aclarar que ser
pobres no significa ser salvos automáticamente.
Tampoco es estar en desventaja con los ricos (por sus posesiones). Tampoco hay mérito alguno en ser pobres. Santiago nos recuerda que muchas veces los
ricos tienen malas actitudes con los pobres (v. 6-7). Por ejemplo, vosotros habéis afrentado al pobre…..ellos mismos os arrastran a los
tribunales a los tribunales….Sin duda alguna, el rico muchas veces abusa de
los pobres. En 1 Timoteo 6:17 encontramos una advertencia, A los ricos de este siglo manda
que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son
inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para
que las disfrutemos. Desde luego no
es ningún pecado tener posesiones materiales.
Dios nos llama a ser buenos administradores de ellas y ser generosos
también. Debemos recordar, todas las
posesiones son inciertas y no depositemos nuestra confianza en ellas. Proverbios 23:5 nos lo dice así, ¿Has
de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y
volarán al cielo. Como hemos dicho,
no hay ningún pecado en tener riquezas.
Dios no lo condena. Sí condena la
falta de misericordia hacia el necesitado y por poner sus riquezas primero que
todo (1 Timoteo 6:9-10). En el AT, las
fiestas judías daban protección al necesitado.
Si al recoger la cosecha dejan
olvidado en el campo algún manojo, no regresen por él. Déjenlo allí para los pobres….(Deut.
24:19-21 TLA).
Obedeciendo el principio bíblico de
amarnos unos a otros (v. 8-13).
Contrario a la discriminación, Santiago y el Dios de la Biblia nos pide
amarnos unos a otros, v. 8 dice, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Jesús en Mateo 22:35-40 resume en dos
mandamientos toda la ley. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón
y con toda tu alma, y con toda tu
mente. Este es el primero y grande
mandamiento. Y el segundo es
semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. Cuando obedecemos este
principio, no habrá cabida en nuestras vidas y relaciones el discriminar a
nadie. Santiago nos dice en 2:9, Pero sí hacéis acepción de pecados cometéis
pecado. Así que, sigamos el
principio bíblico de no hacer acepción de personas. En Cristo somos uno. Ya no tenemos mas ciudadanía que la del cielo
(Fil. 3:20). En Cristo ya no hay ni
griego ni judío, ni esclavo ni libre. No
caer en el error de clasificar a las personas por su color de piel, posición
social, nivel académico etc. Eso no tiene ningún valor a los ojos de
Dios. Servimos y adoramos a un Dios que
nos dice constantemente: no hacer
acepción de personas. Bendiciones a
todos.
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