La mujer en la Biblia (Por Mayra Ugalde, La Biblia en las Américas, #2 (2005), p. 15-19).
Hay dos formas en las que podríamos abordar el
tema de la mujer en la Biblia. Primero,
desde una perspectiva cultural. La
Biblia fue inspirada por Dios, pero escrita por seres humanos, eso implica que
tiene el toque divino en medio de todo lo humano que pueda registrar: la Biblia expone las vivencias del pueblo
hebreo, y claramente podríamos descifrar cuál es la posición o la situación de
la mujer en esa cultura a través de las diferentes épocas. La otra manera en la que podríamos acercarnos
a este tema es analizando la forma en la que Dios mira a la mujer, cómo la
tata, cómo la valora. Por ser la Biblia
un libro que expone los hechos de Dios a través de la historia, nos dice cómo
crea, mira y trata a la mujer en los diferentes eventos de la historia misma.
Nos
damos la libertad de escoger la segunda alternativa para hacer este
análisis. Lo hacemos así porque creemos
que es lo más práctico, y consideremos que contribuye más al desarrollo
personal. Analizaremos en qué forma ve Dios a las mujeres, según el registro de
la Biblia. Génesis 1:27 dice, Cuando Dios creo al hombre, lo creó a su
imagen, varón y mujer los creó. Cuando
Dios creó al ser humano fue una decisión divina que fuera un ser sexuado, es
decir hombre y mujer. Los creó en una
posición de igualdad, aun si analizamos el capítulo 2 de Génesis vemos que
desde su creación fueron hechos para vivir en equipo, para trabajar en equipo,
y con igualdad de responsabilidades, con un solo objetivo, vivir en íntima
relación con su Creador y el uno con el otro.
En la Biblia Dios nos ha dado derechos y deberes, y que el ejercicio de
estos deberes y derechos va mas allá del género, no vale mas si somos hombres o
mujeres. Dios no toma partido en
beneficio de un género específico, él recompensa a cada uno de acuerdo a sus
hechos, ama a ambos por igual y les da a ambos oportunidades. Veamos algunas mujeres usadas por Dios en
diversas circunstancias:
1. Débora (Jueces 4). Fue jueza, esto no significaba que
administraba la justicia en todo su pueblo, mas bien ocupó una posición de
liderazgo, enseñando lo que Dios decía para que el pueblo entendiera y
obedeciera.
2. Jocabed:
Madre de Moisés. Conociendo las amenazas de muerte por parte de los
egipcios, consideró que, en este caso, la desobediencia a las autoridades era
lo correcto, por tanto, no temió a la muerte y guardó a su niño por tres
meses. Hizo un plan para esconderlo y
luego cuando tuvo la oportunidad de amamantarlo y cuidarlo, lo hizo sembrando
en el niño el amor a un solo Dios, en medio de una poderosa cultura, llena de
abundancia material y adoradora de muchos dioses. De entre todas las mujeres israelitas de aquella
época, se menciona esta y se menciona su nombre. No se dice una mujer de la tribu de Leví, la
llama Jocabed.
3. Ana (1 Samuel 1): la madre de Samuel fue una mujer de fe, cuyo
fervor en la oración ha sido inspirada para las generaciones que han leído la
Biblia. Ana no dudó en cumplir su
promesa a Dios y entregar al Señor a su tan esperado hijo, para que le
sirviera. Su sacrificio fue similar al
de Abraham, ella lo entregaba como una ofrenda a Dios, devolviéndole al Señor
lo que él le había concedido.
Mahlá,
Noá, Hoglá, Milcá y Tirsá (Josué 17:3-4): Las hijas de Selofhad de la tribu de
Manasés, rompieron con los esquemas culturales y no se detuvieron en pedir a
Josué su parte solo porque eran mujeres.
Según la cultura imperante, una mujer no podía heredar tierras, por lo
tanto la familia de su padre quedaría sin espacio en la tierra prometida. Se lee en Josué 17:4, Estas fueron a ver al sacerdote Eleazar y a Josué y a los jefes del
pueblo, y les dijeron: El Señor le mandó
a Moisés que nos diera tierras, lo mismo que a nuestros parientes. Entonces Josué les dio tierras como a los
parientes de su padre, tal como el Señor lo había ordenado.
No
podemos omitir a las mujeres que se mencionan en la genealogía de Jesús,
contrario a lo que la cultura judía acostumbraba. Mujeres cuyas características hubiera
ameritado que no se mencionaran, pero Dios no se avergüenza de incluirlas en la
genealogía de Jesús. Ellas son:
Rahab
(Josué 2:9): habitante de Jericó, quien
además de ser mujer era prostituta, tres razones muy grandes para que la cultura
de aquella época la desechara, e incluso de acuerdo a nuestra teología
actual. Razón muy fuerte para que Dios
no la hubiera tomado en cuenta. Sin
embargo, realizó una hazaña que nadie se atrevió a hacer, tuvo temor de Dios en
medio de una cultura de muchos dioses, su mayor hazaña fue creerle a Dios
(Josué 2:9). Por eso ella y su familia
fueron los únicos que se salvaron de toda una ciudad.
Rut: Una moabita que, por su condición, no podía
llegar a ser del pueblo prometido, una mujer y viuda, ella tenía tres factores
negativos en su contra: sin embargo, no
temió dejar su tierra, su familia (su protección) y su gente para ir a cuidar a
otra mujer que no le iba a dar nada a cambio, sino que era una carga adicional.
Pero su mayor proeza fue amar al Dios de su suegra, por eso le dice con
firmeza: Tu Dios será mi Dios. Su
nombre se registrar en la genealogía de nuestro Salvador, y fue la bisabuela
del rey mas importante del pueblo de Israel, David.
Tamar
(Génesis 38): Mujer y viuda dos
veces. Su hazaña fue correr el riesgo de
morir por ser fiel al deber de conservar el nombre de la familia, en
contraposición a su suegro, quien no cumple su palabra. Dios honra al que es fiel, al que cumple una
promesa aun cuando esto le puede costar la vida, sin importar si es hombre o
mujer.
Betsabé: Aquella mujer que David, en un arrebato de
pasión y abuso de autoridad, manda a traer y la hace su mujer, aun sabiendo que
era casada con un fiel servidor suyo. Dos
razones por las que la habríamos rechazado.
La verdad es que hemos escuchado a muchos predicadores descartarla y
acusarla de adúltera, porque la primera reacción nuestra es culparla a ella de
la decisión que tomó el rey. Esta mujer
estaba cumpliendo con el rito de la purificación mandado por la ley, cuando
David la vio, le gustó y no pensó en ella ni en el esposo de ella. Por eso, en la historia que relata Natán
sobre el hombre que solo tenía una ovejita este sufre porque el que tenía una
ovejita, este sufre porque el que tenía muchas le quita la única que
tenía. ¿Quién es el culpable? Le invitamos a sacar sus propias
conclusiones. Lo que sí está claro es
que Dios dicta una sentencia, hace que el niño que nace producto de esa
relación, muera. Castiga la familia de
David con una maldición de violencia por todas las generaciones que se puede
ver hasta ahora, y a Betsabé le da la oportunidad de concebir otro niño que
luego sería el rey. Dios elige al hijo
de Betsabé, Salomón para que herede el trono de Israel, y lo hace el hombre mas
sabio de la historia. Aunque se la
califique como adúltera, Dios nos la desechó.
Al
analizar a la mujer en la Biblia lanza un reto hoy para ser como esa mujeres
que se atrevieron a creer a Dios, a amarlo, a obedecerlo, aun a pesar delas
costumbres. También, se lanza un reto a
los hombres, a los líderes, a los pastores, para mirar con los ojos de Dios a
las mujeres que están ahí en la iglesia, porque ellas siguen buscando a Dios
con el mismo anhelo con lo que las ya citadas.
Tal vez despreciables a los ojos de la sociedad pero importantes y dignas
ante los ojos de Dios.
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