domingo, 24 de julio de 2016

Mensaje de Jesús a la iglesia de Laodicea, Digamos no al orgullo y tibieza espiritual (Apoc. 3:14-22).

Mensaje de Jesús a la iglesia de Laodicea, Digamos no al orgullo y tibieza espiritual (Apoc.  3:14-22).
El mensaje que Jesús da a la iglesia de Laodicea, podemos afirmar sin duda alguna,  que tiene una pertinencia (oportuno, adecuado, relevante)  para el momento histórico que la iglesia de Cristo está viviendo en la actualidad.  Nuestra sociedad se distingue por buscar afanosamente la prosperidad, tranquilidad como también el consumo desmedido de cosas que muchas veces no necesitamos y lo peor aún con dinero que no tenemos. Tristemente la iglesia de Cristo también se ha visto afectada por ello.  Hemos caído en un orgullo espiritual consumado a ello, la tibieza espiritual ha mermado el vivir la vida cristiana según los principios bíblicos y el molde del mundo nos ha inundado.
            Leyendo un libro, el autor nos hace reflexionar sobre:  Si la religión es tan importante en nuestras vidas, ¿Por qué no ha hecho un impacto mayor en nuestra sociedad?.  El autor agrega elementos que me han hecho pensar sobre la vida del cristiano de hoy.  Nos explica sobre lo que es el cristianismo cultural el cual nos ha inundado, es la búsqueda del Dios que queremos en lugar del Dios que es.  Es sentir la necesidad de Dios pero según nuestras propias condiciones.  Es querer el Dios que tenemos subrayado en nuestras Biblias sin el resto de lo que es él.  Es un Dios relativo (algo incompleto o que depende de cierta comparación, no es total ni absoluto) en lugar de un Dios absoluto.  Es un tipo de cristianismo que tiene poco o ningún impacto sobre los valores y creencias de nuestra sociedad.  Pretende que Dios nos asegure tranquilidad y prosperidad como demostración de su amor.  Dios es amor, pero no santo (Patrick Morley, El hombre frente al espejo, p. 63-64)
            Orgullo es el exceso de estimación hacia uno mismo y hacia los méritos por los cuales la persona se cree superior a los demás.  El apóstol Pedro en su primera carta 5:5 describe cómo Dios ve a la persona orgullosa, Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.  Por otro lado, tibieza, cualidad de tibio. Significa que la temperatura de un cuerpo está en término medio, entre lo caliente y frío.  La ciudad de Laodicea, fue importante por su industria textil, tenían bancos y se hizo famosa por su medicina contra las enfermedades de los ojos. Se adoraba a Esculapio, dios de la salud o la medicina.  Su imagen se representaba por una serpiente alrededor de una vara.  A pesar de ser una ciudad muy rica, el agua consumida era de muy mala calidad. Esta provenía de aguas termales enfriadas en el trayecto y era consumida casa tibia.  Jesús de forma excepcional hace acopio de estos elementos mencionados y los aplica brillantemente en la baja calidad de vida espiritual de la iglesia.      
            En el v. 15 Jesús hace una afirmación, Yo conozco tus obras….esto, debe ser un motivo de hacer una reflexión sobre nuestra calidad de vida y servicio al Señor.  ¡Nada escapa al ojo divino, nada!  Jesús afirma, ni eres frío ni caliente….Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.  La tibieza es símbolo de indiferencia, apatía sin compromiso alguno.  Sin eficacia.  Pereza, negligencia.  Hay un rechazo y fuerte disgusto de Cristo con esta iglesia.   Tristemente como iglesia hemos caído en una vida de comodidad donde no queremos caminar la segunda milla.  Tenemos mucho conformismo y no deseamos involucrarnos en la obra de Cristo.  En pocas palabras, así como la iglesia de Laodicea, también hoy hemos caído en la tibieza espiritual.
            No seamos insensibles a nuestra condición espiritual (v. 17).  Porque tú dices:  Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad, y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.  Jesús hace una radiografía de la condición de la iglesia de Laodicea.  Es una iglesia con una exaltación centralizada en sí mismo, yo soy rico….me he enriquecido se creía capaz y no necesitaba de la ayuda de Dios…de ninguna cosa tengo necesidad  Laodicea llegó a depender de sí misma al grado que no creyeron no necesitar de Dios.  Como iglesia, debemos tener siempre presente que somos un cuerpo que nos necesitamos.  Somos interdependientes y no independientes.  Pablo en 1 Cor. 12:25 dice, Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.  Jesús hace despertar a Laodicea a la realidad.  Y no sabes que tú eres….Esta iglesia había caído en la falta de sensibilidad alejándose de la  verdad y realidad.  No sabían lo que realmente eran. Vivían engañados.  Llenos de orgullo, vanidad, llenos de bienes materiales olvidando quienes eran y quién era Cristo en sus vidas.  El Señor consideraba esta iglesia: 
            1.  Desventurado:  situación o suceso que produce gran dolor y sufrimiento.  Suerte desfavorable.
            2.  Miserable:  alguien que vive en pobreza extrema.  Una persona desgraciada e infeliz.
            3.  Pobre:  contrasta con la alusión a la riqueza material que disfrutaban los bancos de la ciudad.  El término usado es menesteroso (mucho mas que pobre).  Es alguien que pide en las calles. 
            4.  Ciego:  alguien incapaz de ver.  Contrasta con los medicamentos oftalmológicos que se fabricaban en la ciudad.  Así estaba el estado espiritual de la iglesia.  Sin embargo Laodicea se creía tener una buena vista espiritual.
            5.  Desnudo:  Laodicea estaba sin ropaje espiritual.  En resumen. Esta iglesia era digna de lastima, estaban en bancarrota espiritual como un mendigo.  No tenían capacidad de ver por sí mismos y sin ningún tipo de vestimenta espiritual.
            Laodicea y la iglesia de hoy, debemos aceptar nuestra total dependencia de Jesús (v. 18-22).  Por tanto….(v. 18).  A partir de esta expresión, Laodicea y nosotros debemos ser buenos oyentes y obedecer lo que el Seños nos dice:
            1.  Compres de mí oro refinado:  La verdadera riqueza se encuentra en Cristo no en los bienes materiales.  Jesús nos recuerda en Lucas 12:15, Mirad, y guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre NO consiste en la abundancia de los bienes que posee.
            2.  Vestirse con vestiduras blancas:  se refiere a la justicia imputada que se logra confiando en el sacrificio de Cristo a favor nuestro (Is. 55:1, Ef. 2:8-9).
            3.  Ungir los ojos con colirio espiritual:  la ciudad se vanagloriaba de fabricar colirio para los ojos.  Sea la presencia soberana de ES en nuestra vida para ver lo que debemos ver.
            4.  Yo reprendo y castigo a todos los que amo:  la disciplina divina como muestra del amor de Dios en nosotros sus hijos (Hebreos 12:6).
            5.  Seamos celosos, fervorosos y constantes.
            6.  Arrepiéntete: cambio de actitud y dirección.
            En el v. 20, Jesús invita:  Yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él  y él conmigo.  Para responder afirmativamente a esta invitación, debemos echar fuera todo orgullo espiritual y tibieza.  Jesús nos tiene recompensas (v. 21,   Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono….).  Jesús nos tiene un lugar de dignidad permanente y seguro. No seamos parte del cristianismo cultural andando en la búsqueda de un Dios que queremos y no del que describe la Biblia.  Dios les bendiga. 
           


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