Enfrentando nuestras desilusiones
de la vida con fe y esperanza en Jesús (Lucas 8:40-56).
La fe junto con la esperanza y el
amor, son las tres virtudes cristianas muy ligadas entre sí. Con mucha
frecuencia el apóstol Pablo las cita en sus cartas (1 Cor. 13:13, 1 Tes. 1:3,
Efesios 1:15, 16, 18, 2 Tes. 1:3-4, Col. 1:4-5). Debido a ello, la vida diaria debemos
aferrarnos a estas tres virtudes para llevar una vida fuerte y hacerle frente
al diario vivir venciendo las
adversidades a enfrentar. Debemos estar
conscientes, que no siempre la vida responderá a nuestras expectativas, debido
a ello, es sabio aferrarnos a la fe, esperanza y amor. El pasaje arriba descrito, narra dos milagros
que demuestran el poder y autoridad de Jesús sobre las enfermedades y la misma
muerte. Los milagros, son sucesos
extraordinarios, fuera de la común atribuibles a Dios. Jesús sana a una mujer que había padecido un flujo de sangre
por doce años. Así también, resucita a
una niña de doce años hija de Jairo, un hombre importante de una sinagoga. Romanos 15:13 dice, Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para
que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo. Nadie mejor que
nuestro Dios encarnado en la Persona de Cristo para conocer nuestras angustias,
necesidades y llevarle todas nuestras aflicciones, así nuestra fe y esperanza
serán renovadas.
Jesús
después de calmar la tormenta con la palabra de su poder, los discípulos con
sumo asombro se preguntan, ¿quién es
éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen? (Lucas
8:25). Esta misma pregunta, la humanidad
sigue preguntándose. Jesús sigue
asombrándonos. Al cruzar el lago, un
hombre llamado Jairo descrito como principal
de la sinagoga, y postrándose a los píes de Jesús, le rogaba que entrase en su
casa…..tenía una hija, como de doce años, que se estaba muriendo (Lucas
8:41-42). Jairo, era una persona
importante, pudiente, con autoridad, reconocido en toda la comunidad, religioso
pero como todos, con una gran y urgente necesidad. Su pequeña y única hija estaba sumamente
grave. No importando su importante papel
dentro de la comunidad, Jairo se acerca a Jesús con una actitud ejemplar. Postrándose
a los píes de Jesús, le rogaba que entrase a su casa….este hombre deja a un
lado su orgullo y todo lo demás. Y es
que hasta para pedir se necesita gracia y Jairo la tuvo. Jesús sin vacilar, responde a la necesidad
urgente de él.
Camino
a casa, Lucas describe otra persona. Una
mujer anónima con una grave enfermedad, padecía
de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos, todo
cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada (v. 43). Momentáneamente, el viaje a la casa de Jairo,
se interrumpe. Estamos seguros que en la
vida de este angustiado hombre, era lo menos que esperaba y deseaba. Lo que mas anhelaba su corazón era llegar a
casa y que Jesús respondiese a su urgente necesidad, que su hija fuese
sanada. Contario a Jairo que
públicamente presenta su necesidad, esta anónima mujer lo hace con suma
discreción. Se la acercó por detrás y tocó el borde de su manto, y al instante se
detuvo el flujo de su sangre (v. 44).
Su triste y lamentable condición, no le permitía la libertad de
Jairo. La ley mosaica le limitaba,
Levítico 15:19 dice, Cuando una mujer
tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará
apartada, y cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche. Así que, esta mujer tenía limitaciones
religiosas. Posiblemente había sido
abandonada por su esposo. Sus recursos
se habían agotado sin ninguna solución a su enfermedad. En pocas palabras, su fe y esperanza
necesitaban urgentemente ser renovadas.
Nadie mejor que Jesús para ello.
No sabemos cómo supo de él. Al
final es lo menos. Lo importante y
valioso, es que ella recibe lo que después de 12 años necesitaba urgentemente:
sanidad. En medio de una gran multitud
donde Jesús es tocado, ella hace la diferencia con su toque. Fue un toque con fe y esperanza. Jesús reconoce la situación y hace una
pregunta poco entendible por sus discípulos:
¿Quién es el que me ha tocado? Sabía que había salido poder de él. Pedro
sin darse cuenta de lo sucedido responde, Maestro,
la multitud te aprieta y oprime, y dices:
¿Quién es el que me ha tocado? (v. 45).
¿Para
qué Jesús formula esta pregunta? ¿Qué
esperaba Jesús de esta anónima mujer? La
respuesta de ella responde estas interrogantes.
Testimonio público. Entonces, cuando la mujer vio que no había
quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus píes, le declaró delante de
todo el pueblo, por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido
sanada (v. 47). Nos debe llamarnos
la atención cómo Jesús transmite gracia a esta anónima mujer. En el contexto religioso se le pudo haber
dicho: ¡mujer inmunda, fuera o largo de aquí!
Y es que en la vida de la iglesia, los Jairos (personas importantes) son
bienvenidos pero no mujeres como esta. Queremos
nuestras iglesias llenas de hombres y mujeres buenas sin pecado. Es curioso los primeros seguidores que tuvo
David, 1 Samuel 22:1-2 dice, Yéndose
luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam….Y se juntaron con él todos los
afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en
amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos….Buscar y encontrar fallas
en los demás es muy fácil, contagioso pero lastima a los demás. Jesús pudo haberla rechazado pero no lo hizo. Hija,
tu fe te ha salvado, ve en paz (v. 48).
El Salmo 50:15 dice, Invócame en
el día de la angustia, te libraré, y tú me honrarás.
Ya
superada esta interrupción, la comitiva sigue su camino. Sin embargo, Jairo reciba la fatal noticia, Tu hija ha muerto, no molestes al Maestro (v.
49). Llegó el momento que la fe y
esperanza de Jairo estaba siendo probada.
Según 1 Pedro 1:7 dice, para que
sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque
perecedero, se prueba con fuego….Nuestra fe, muchas veces deberá ser
probada. El mensajero le dice a Jairo,
no molestes mas al Maestro. Jesús nunca
está demasiado ocupado para no atender nuestras necesidades. Este mensajero está limitando el poder y
autoridad de Jesús. Tu hija ha muerto. O sea, ya
no hay mas esperanza. Jesús responde con
una palabra que es un reto para Jairo: No temas, cree solamente, y será salva (v.
50). Una vez mas recordamos la pregunta
de los discípulos, ¿Quién es éste, que
aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen? La historia tiene un final feliz. Su hija vuelve a la vida (v. 54-56). Jesús una vez mas, demuestra su autoridad y
poder sobre la enfermedad y la muerte.
La fe y la esperanza de Jairo, un principal de la sinagoga y la de una
mujer anónima fueron fortalecidos,
renovados para siempre. Que en nosotros
haya la experiencia de renovar nuestra fe y esperanza en el Jesús Todopoderoso
que desea lo mejor en nuestras vidas.
Bendiciones a todos.
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