¿Cómo enfrentar la
murmuración? (Números 12).
Es un miembro muy pequeño. Se jacta de grandes cosas. ¡Cuán grande bosque enciende un pequeño
fuego. Es un mundo de maldad. Contamina todo el cuerpo. Ella misma es inflamada por el infierno. Es difícil de domar. Llena de veneno mortal. Es una fuente que produce agua dulce y
amarga. Esto no debe ser así afirma el
escritor Santiago cuando se refiere al mal uso de ese miembro pequeño que todos
tenemos y llamamos: la lengua.
El
pasaje arriba descrito nos habla de un incidente de murmuración (hablar de
alguien….generalmente de forma desfavorable, sin que la persona en cuestión
esté presente). La murmuración es
sinónimo de difamar (desacreditar a alguien hablando cosas en contra de su
buena opinión y reputación). Cuando
hablamos del mal uso de la lengua, no podemos olvidarnos del chisme ( es
revelar secretos de alguien a otros con el fin de hacerle ver mal con los
demás). Proverbios 16:28 dice, El hombre perverso levanta contiendas, y el
chismoso aparta a los mejores amigos. Lo mejor que podemos hacer para evitar el
chisme y el hablar mal de los demás lo recomienda Proverbios 26:20, Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay
chismoso, cesa la contienda. Todo
aquel que se mete el al liderazgo, debe saber que tarde o temprano, con o sin
causa será criticado. La humildad y
madurez del líder y de todo cristiano se mide muchas veces en cómo reaccionamos
ante la critica. Así también, cuando la
murmuración o crítica tiene fundamento, debemos hacer los ajustes necesarios.
La
murmuración es inevitable. Moisés
debe hacer frente esta murmuración del mismo seno familiar (es mas
doloroso). María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que
había tomado, porque él había tomado mujer cusita (v. 1). Como sabemos, ambos eran los hermanos mayores
de Moisés y quizá se creyeron con el derecho de enfrentarle. Ambos eran líderes importante del pueblo de
Israel. Aarón fue el primer sumo
sacerdote y portavoz de su hermano.
María, se le llama profetiza y dirigió el canto de alabanza y gratitud
al Señor por haberles liberado de los egipcios y cruzar milagrosamente el mar
Rojo (Éxodo 15:20-21). La murmuración
tiene dos connotaciones. Una familiar,
Moisés se había casado con una mujer de tez oscura. Y otra espiritual, ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? (v. 2).
Vemos aquí sencillamente un problema de celos ministeriales, los cuales
tristemente son muy comunes (1 Cor. 3:3).
Aparentan una preocupación pero con motivos escondidos (Judas 1:16, estos son murmuradores, querellosos, que
andan según sus propios deseos…).
Otra
manera de cómo enfrentar la murmuración es, permitiendo
que Dios nos defienda (v. 3-8). Aquí
hay un llamado a la paciencia.
Normalmente queremos aclarar y resolver las situaciones lo mas pronto
posible. Sin embargo casi siempre,
empeoramos las cosas. En toda esta
situación, el pasaje agrega algo que ni María ni Aarón consideraron: Y lo
oyó Jehová (v. 2). Esto es algo que
casi nunca consideramos. Dios escuchó
todo como también la intención en los corazones de ellos. Otro detalle relevante describe la
personalidad de Moisés: Y aquel varón Moisés era muy manso, más que
todos los hombres que había sobre la tierra (v. 3). Cuando tenemos el respaldo de Dios, no
debemos buscar venganza ni represalia alguna.
Dios mismo defiende a Moisés y de manera inmediata. En el hebreo dice: Y el
Señor de repente….(v. 4). Dios habla
y se dirige a María y Aarón: Oíd ahora mis palabras….(v. 6). Como vemos, Moisés no necesitó hablar, ni defenderse, ni aclarar ni ponerse a
discutir con sus hermanos. Moisés recibe
el respaldo de Dios mismo: Cuando haya entre vosotros profeta de
Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en
toda mi casa. Cara a cara hablaré con
él, claramente, y no por figuras, y verá la apariencia de Jehová (v.
8). Dios llama a Moisés siervo y le considera
fiel. Así que, según la opinión de Dios, ni María ni Aarón están en el mismo
nivel de Moisés. Aunque ellos sí
consideraban que estaban a su nivel y por tanto, creían tener autoridad para cuestionar a su hermano
menor.
Finalmente,
debemos tener temor al promover críticas
y murmuraciones. En el v. 8, Dios
les hace la siguiente pregunta, ¿Por qué,
pues, no tuviste temor de hablar contra mi siervo Moisés?. Quizá para María y Aarón lo que menos
pensaban era tener temor de cuestionar la acciones de su hermano menor
Moisés. ¿Por qué tener temor? Creemos, que ellos no miraban a Moisés como
la autoridad delegada por Dios frente a ellos.
Sencillamente lo miraban como su hermano menor y con el derecho de
cuestionar sus decisiones. Veamos, ¿solamente por Moisés ha hablado
Jehová? ¿No ha hablado también por
nosotros? (v. 8). Es menester respetar la autoridad que la
persona representa. Las consecuencias
por este pecado se ven de inmediato. He aquí María estaba leprosa como la nieve (v.
10). La Biblia no dice por qué solo ella
y no también Aarón. No lo sabemos.
Quizá ella fue la instigadora.
Sea como sea, ella sufre el castigo divino por tal acción. Aarón se da cuenta de su grave error y
confiesa y pide: locamente hemos actuado, y hemos pecado. No quede ella ahora como el que nace muerto,
que al salir del vientre de su madre, tiene ya medio consumida su carne. Entonces Moisés clamó a Jehová, diciendo: Te ruego, oh Dios, que la sanes ahora (v.
11-13). Moisés demuestra su corazón
pastoral intercediendo por su hermana.
Dos detalles importantes sobre este situación. El pecado de la murmuración es condenado y
tiene sus consecuencias. Así mismo,
atrasa la obra de Dios. María es
humillada siendo expulsada del campamento a ojos de todos. Pero mientras tanto, el pueblo no pudo
avanzar por siete días (v. 15). Sirva
este pasaje como profunda reflexión a la iglesia de hoy no caer en el mismo
error. Los lideres a no cometer acciones
que sean dignas de murmuración o crítica.
Sin duda alguna todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad. Bendiciones a todos
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