Padres, cuidemos nuestra próxima
generación (Salmos 128).
Cuando hablamos de nuestra
próxima generación, nos referimos a nuestros hijos y nietos. Nosotros como padres, somos los responsables
de transmitir la fe en el Dios de la Biblia que se humanó en la Persona de
Cristo. Todos somos conscientes de la
grave crisis familiar que experimentamos.
Los valores morales y espirituales han sido devaluados por un
relativismo moral (creencia que da igual valor, legitimidad, importancia y peso
a todas las opiniones morales y éticas, con independencia de quién, cómo,
cuándo y dónde se expresan). Como
padres, debemos ser cuidadosos en que nuestros hijos tengan convicciones en lo
que Dios dice y pide de nosotros.
Muchos
hemos visto a Johnny Weissmuller quien llegaría a protagonizar el primer Tarzán
de Hollywood. Sin embargo todos nos hubiéramos perdido este astro a no ser por
un héroe desconocido llamado William Bachrach.
Este hombre tuvo un impacto profundo sobre la vida del joven Weissmuller. Todo sucedió cuando Bachrach trabajaba en el
Club Atlético Illinois como entrenador principal de natación. Bachrach había tomado interés especial en el
adolescente alto y flaco. Todos los días
trabajaba con él desarrollando y mejorando su estilo. Había un problema. Cuando Johnny nadaba en el club, nadie le
ganaba. La piscina era de las
mejores en aquella época, con rayas
negras de mosaico que marcaban las pistas guiando a los nadadores en las competencias. Ni el entrenador ni nadador se habían dado
cuenta, esa líneas negras eran la razón por la cual Johnny perdía en otras
piscinas (no estaban demarcadas). Esas
líneas negras, sin saberlo mantenían a Johnny en su curso. Fue durante una de esa competencias en otra
piscina después de haber perdido otra competencia, el entrenador descubrió el
problema. Sin esa líneas negras, Johnny
no nadaba derecho. El entrenador para
resolver ese problema, le ordenó a Johnny grabar mentalmente las líneas. Desde ese día en adelante, Johnny Weissmuller
cuando iba a piscinas sin demarcaciones, llevaba sus propias líneas. Terminó compitiendo en dos Olimpiadas y
ganando cinco medallas. Todo esto antes
de ser Tarzán. Padres de familia, La
Biblia, la Palabra de Dios, debe ser como esa líneas negras que ayudarán a
nuestros hijos a mantener su andar dentro de lo que agrada a nuestro Dios. Proverbios 22:6 lo dice, Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará
de él.
Un
primer principio a ser considerado es que como padres, debemos ser un buen modelo para nuestros hijos. El libro de Proverbios tiene mucho que
decir al respecto. En el capítulo 20:7
nos dice, Camina en su integridad el justo, sus hijos
son dichosos después de él. Integridad
es sinónimo de honradez. Cuando lo
somos, no tenemos nada que esconder. Nuestros
hijos se benefician cuando somos íntegros.
Salmos 128:1, dice, Bienaventurado
todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. Siempre tendremos
beneficios cuando somos honestos. Desde
luego, somos responsables de cuidar nuestra reputación por medio de un andar
recto y transparente.
Un
segundo principio es, forjar el carácter
de nuestros hijos. Carácter, es lo
que hace único a esa persona. Es modo de
ser y comportarse de una persona en particular.
El carácter y personalidad primeramente se forman y desarrollan en el
hogar. Para influir en la vida de
nuestros hijos es importante el lado relacional con ellos. Es inversión de tiempo. Forjamos el carácter de ellos por medio de la
firmeza, dirección, límites, instrucción
y corrección. Proverbios 29:15 nos
recuerda, La vara y la corrección dan
sabiduría, mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. No estamos a favor del abuso físico del
niño. Lo mas indicado es tratar de
aplicar Ef. 6:4, ….amonestación….es
colocar en la mente, instrucción y enseñanza.
Sin embargo no siempre el hijo responderá obedeciendo. Es ahí, donde se debe aplicar la vara con
moderación no para destruirlo y crear en él un mal sentimiento contra
nosotros. Los hijos necesitan de
nosotros amor, gracia, afirmación, ayudarles en su autoestima etc.
Finalmente,
edifiquemos nuestro hogar sobre
principios bíblicos (Mateo 7:24-27). La iglesia inicia en el hogar. Por lo tanto,
debemos promover una vida espiritual en nuestros hogares. La familia como educadora de la fe. Deuteronomio 6:6-7 dice, Y estas palabras que yo te
mandó hoy, estarán sobre tu corazón, y las repetirás a tus hijos, y hablarás de
ellas estando en tu casa….En la cultura hebrea y la iglesia del I siglo,
los hogares es donde se desarrolló la fe (Hechos 2:46, 2:2, Col. 4:15, Filemón
1:2). Así que, no descuidemos la
siguiente generación y no cometamos el mismo error de Josué y los líderes
contemporáneos. En Jueces 2:6-10 dice, Y el pueblo había servido a Jehová todo el
tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué,
los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho
por Israel. Pero murió Josué…..Y toda
aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación
que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel. Aunque Josué fue un brillante líder y
servidor del Señor, descuidó compartir la fe y testificar de todas las
maravillas que el Dios de Israel había hecho con ellos. los resultados fueron trágicos y el libro de
Jueces lo describe claramente. Se
levantó otra generación que no conocía a Jehová y sirvieron a los dioses de los
cananeos con fatales consecuencias (Jueces 2:11-15). No cometamos el mismo error. Padres, cuidemos la próxima generación
compartiendo la fe en Cristo. Seamos los
primeros maestros espirituales de ellos enseñándoles los principios bíblicos
que son eternos. Bendiciones.
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