jueves, 24 de noviembre de 2016

Respondiendo al llamado de Dios (Mateo 9:35-38).

Respondiendo al llamado de Dios (Mateo 9:35-38).
Las vidas de los grandes misioneros de la iglesia, son motivo de ejemplo, valentía, dedicación y sacrificio donde dejaron todo, por obedecer el llamado que Dios les hizo en su momento.  Veamos brevemente dos de ellos.
            Guillermo Carey:
            1.  Se le llama el padre de las misiones modernas.  Misionero inglés a la India por 40 años.  Viajó a ese país en 1793.
            2.  Su viaje duró 5 meses y su ministerio fue sumamente difícil.  Durante sus primeros siete años no hubo ningún hindú convertido al cristianismo.
            3.  Supervisó y editó las Escrituras en 36 diferentes idiomas.
            4.  Su esposa Dorothy sufrió deterioro mental y murió en 1807.  Uno de sus hijos murió al solo llegar a la India creando mayor dificultad a la vida familiar.
            Hudson Taylor:
            1.  Misionero inglés a la China por 51 años.
            2.  Tomó la costumbre de usar vestimenta de los chinos para identificarse con ellos.
            3.  Tuvo la capacidad de predicar en muchas de las variedades del idioma chino incluyendo el mandarín.  Tradujo el Nuevo Testamento al dialecto Ningbó.
            4.  Debido a las dificultades ministeriales, Hudson y su esposa María, en 1870 toman la decisión de enviar sus tres hijos mayores de regreso a Inglaterra.  Ese mismo año, debido al cólera ella muere.  En 1871 la salud de Hudson Taylor se ve afectada, debe regresar a Inglaterra para recuperarse.  Murió en 1905.
            Cuando leemos la historia de estos dos grandes hombres de Dios, notamos en ellos, obediencia, valor, esfuerzo, sacrificio y amor por los perdidos.  ¿Acaso nosotros tenemos un llamado menor al de ellos?  Nuestra respuesta firme, clara y en alta voz es que ¡no, de ninguna manera!  Dios también nos ha llamado y debemos obedecer ese llamado.
            Primero, seamos parte de los obreros obedientes. En Mateo 9:36-38, se describe el ministerio de Jesús.  Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.  A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.  Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. Compasión es tener afecto y empatía por los demás.  La empatía consiste en identificarse  con las necesidades de los demás.  Como iglesia tenemos un mensaje que dar a un mundo sin dirección.  Jesús vio en las personas como ovejas desamparadas y dispersas.  Estas dos últimas palabras significan, cansadas, sin ánimo, desaliento.  Es alguien que ha luchado contra el pecado, ha resistido el embate de insulto.  Es alguien falto de esperanza.  Una persona abatida.  Debido a lo anterior, Jesús pide a sus discípulos orar a Dios Padre que envíe mas obreros para llevar el mensaje de aliento y esperanza a un mundo desalentado y falto de esperanza.  La visión de Cristo es amplia, la mies es mucha.  Nuestra respuesta a ese llamado es ser obedientes e ir para ser parte de esa gran cosecha de almas.
            Segundo, seamos sabios en el manejo del tiempo (2 Timoteo 4:2).  Tú anuncia el mensaje de Dios en todo momento.  Anúncialo, aunque ese momento no parezca ser el mejor (TLA).  Vivimos tiempos peligroso.  Debido a ello, Pablo en Efesios 5:15-16 nos dice, Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.  El verbo mirad, indica que usted y yo, debemos observarnos cómo vivimos, cómo nos conducimos a diario.  Diligencia significa precisión, ser minucioso.  Lo mas valioso que tenemos es el tiempo y muchos no lo estamos invirtiendo bien.  Aprovechar es invertir o emplear.  Como hemos dicho, el tiempo jamás se recupera.  Por ello, seamos sabios cómo lo estamos usando.  ¿Cuánto tiempo invertimos en anunciar el mensaje de Dios?  ¿Cuándo fue la última vez que habló de Cristo con alguien?  La iglesia del I siglo en su primera persecución  Lucas describe en Hechos 8:4 cómo responden:  Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio (las buenas nuevas de salvación).  Así que, sepamos aprovechar bien el tiempo. 
            Tercero, seamos conscientes de la necesidad espiritual actual (2 Timoteo 4:3).  Porque llegará el tiempo en que la gente no querrá escuchar la buena enseñanza.  Al contrario, querrá oír enseñanzas diferentes.  Por eso buscará maestros que le digan lo que quiere oír (TLA).  El mundo tiene una urgencia de escuchar el mensaje de buenas nuevas.  La iglesia tiene ese mensaje que dar.  Llegará el momento que la gente no querrá escuchar el mensaje.  Veamos algunas estadísticas:
            1.  Ocho de cada diez personas se identifican con algún grupo religioso.
            2.  En el mundo somos unos 2,200 millones de cristianos, unos 1,600 millones de musulmanes, unos 1,100 millones sin ninguna afiliación, unos 1,000 millones de hinduistas, unos 500 millones de budistas y unos 14  millones de judíos.
            3.  Según la proyección de crecimiento, para el año 2050, 6 de cada 10 personas serán cristianas o musulmanas.  Ambas será las religiones mas grandes del mundo. 
            4.  La profecía bíblica (que no miente, es segura y verdad)  afirma que las personas preferirán escuchar fábulas (mitos o cuentos maravillosos o fantásticos, son hechos imaginativos, no reales).  Pablo afirma en 2 Cor. 4:4, El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz el evangelio….
            5.  Hoy es el tiempo de una iglesia fuerte con miembros fuertes y comprometidos con la causa de Cristo.  No podemos seguir dando un mensaje acomodado para que sigamos cómodos y a gusto mientras  el mundo se crece.

            Así que, finalmente, seamos obedientes al llamado divino.  Seamos instrumentos en Sus manos y llevar las buenas nuevas de salvación a un mundo sin dirección y sin esperanza.  Así como Jesús, veamos con compasión.  Dios les bendiga. 

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