Permanecer en Cristo para llevar
fruto (Juan 15:1-10).
A pocas horas de finalizar e
iniciar un nuevo año es una valiosa ocasión para que cada uno de nosotros hagamos un examen interior, ¿cómo ha sido
nuestra vida y compromiso este año por finalizar y qué decisiones haremos para
el nuevo por iniciar? Juan 15 es parte
de una sección que inicia en el capítulo 13 con la cena pascual y finaliza en
el capítulo 18. Son por así decirlo, las
últimas horas de Jesús con sus discípulos.
Sus palabras como su mensaje son profundas. En el pasaje citado arriba, Jesús repite la
expresión permanecer. Esto significa quedarse, continuar, íntima unión dinámica en este caso con
Cristo. Al inicio preguntamos cómo
ha sido nuestro compromiso en la obra del Señor. Agregamos, ¿es qué somos genuinos hijos de
Dios? Pablo en 2 Cor. 13:5 dice, Examinaos a vosotros mismos si estáis en la
fe. Como pastor, soy responsable que
cada miembro del CCF, motivarles a un compromiso genuino en la obra de
Dios. Que nuestra prioridad sea Dios en
nuestras vidas. Sin embargo, en la vida
espiritual cada uno es responsable de examinarse si somos o no hijos de
Dios. Llevar fruto es la demanda de Cristo
a nosotros. ¿Cómo hacerlo?
El
verbo permanecer, se repite en los
primeros 10 versículos unas 10 veces. Así que, es el tema central en este
pasaje. Permanecer en Cristo es
sencillamente evidencia de nuestra salvación.
En el proceso de permanecer en Cristo, somos protegidos por Dios pero al
mismo tiempo, nuestra fe será probada.
En su primera carta 1:5-7, Pedro nos dice: que
sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación
que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora
por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas
pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro,
el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria
y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
Una vida limpia es fundamental para llevar fruto (v. 3, Ya vosotros estáis limpios por la palabra
que os he hablado). Ese proceso en
jardinería se llama podar (recortar
ramas improductivas para incrementar frutos).
¿Qué aspectos de nuestra vid debe Dios podar?: malos pensamientos, vidas afanadas, egoísmo, malas
palabras, celos, falta de compromiso, envidias etc. Estar unidos a Cristo es fundamental para
llevar fruto. Nuevamente en la
jardinería, cuando se poda una rama, con el tiempo esa rama se secará porque ya
no recibe la savia del tronco. Esta rama
ha quedado sin vida y obviamente no lleva fruto. Jesús nos dice en el v. 4, Como el pámpano no puede llevar fruto por sí
mismo, si no permanece en la vida, así tampoco vosotros, si no permanecéis en
mí. Así que, hay una obligación de
permanecer ligado a Cristo y llevar fruto.
Las ramas dan fruto en virtud a su unión con el tronco principal.
Como
ramas ligadas a Cristo, la vida verdadera, tenemos beneficios de esa
unión. Primero, el v. 2 dice, Todo pámpano que en mi no lleva fruto, lo
quitará. La vida cristiana sin fruto
es una contradicción. Dios Padre en su
misericordia ha distribuido talentos de acuerdo a nuestras capacidades (Mateo
25:15). ¡Nadie puede afirmar no haber
recibido nada!. Lo que Jesús nos dice en
Juan 15:2, debe servir de reflexión en nosotros. Nos referimos a nuestra
conversión a Cristo. Una verdad es que
no todos los que asistimos a la iglesia somos hijos de Dios. Mateo 7:20-21 dice, Así que, por sus frutos los conoceréis.
No todo el que me dice: Señor,
Señor entrarán en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi
Padre que está en los cielos. Desde
luego, nadie está en la capacidad de afirmar quién es verdadero cristiano y
quién no. La Biblia nos da pautas. Por
sus frutos los conoceréis dice Jesús. La
parábola del trigo y la cizaña descrita por Jesús en Mateo 13:24-30 es una
ilustración del esfuerzo de Satanás por engañar a la iglesia infiltrando sus
hijos y mezclarlos con los hijos de Dios.
No por el hecho de haber echado fuera demonios o haber profetizado nos
garantiza entrar en el reino de Dios.
Mateo 7:22 lo dice, Muchos me
dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros? Así
que, este tipo de muestras de poder no impresionan al Señor y aunque estas
personas confían en sus poderes, en muchos casos (no todos desde luego) no son
auténticos o genuinos.
Llevar fruto, mas fruto…..mucho fruto (v.
2, 8). Debe haber una progresión de productividad. Ese es el deseo del corazón
de Dios. Seamos productivos. ¿Dónde nos ubicamos? ¿Sin fruto?
Pues dejemos al Padre celestial nos pode todo aquello en nosotros no
permite llevar mucho fruto. En Mateo
25:24 describe algunas de las justificaciones del siervo malo y
negligente. Este hombre no aceptó su
negligencia y justificó su pereza culpando a su amo de su falta de
productividad. Estar conectados a la vid
verdadera, nos capacita llevar mas y mucho fruto. Por ejemplo, ¿cuándo fue la última vez que le
hablamos de Cristo a alguien y se haya convertido? Otro beneficio de permanecer en Cristo es que
nuestras oraciones tendrán respuestas. Si permanecéis en mí, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho (v.
7). Esto nos enseña que la obediencia
siempre trae frutos en beneficio nuestro.
Finalmente, disfrutaremos del gozo del Señor. Estas
cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestros gozo sea
cumplido (v. 11). El gozo es fruto
del ES (Gál. 5:22). El gozo es un estado
de satisfacción independientemente de las circunstancias externas. El gozo viene como resultado de la fe, confianza
y paz que viene de permanecer en Cristo.
Juan 15, describe los últimos
momentos de Jesús con sus discípulos antes de morir en la cruz del
Calvario. Fueron palabras y exhortaciones especiales para ellos. Estamos a pocas horas de finalizar e iniciar
un nuevo año. ¿Qué decisiones tomares
para llevar mucho fruto? Recordemos la
exhortación de Jesús: …el que permanece en mí, y yo en él, éste
lleva mucho fruto, porque separados de mí, nada podéis hacer (v. 5). ¡Feliz
año 2017, permaneciendo en Cristo!