lunes, 5 de diciembre de 2016

Sacando buenas cosas del corazón (Mateo 12:35-37).
Cuando hablamos del corazón, nos referimos a nuestro miembro que late unas 70 veces por minuto.  Bombea sangre en una tubería de unos 160,000 kilómetros.  Mas bien son dos bombas.  Un lado bombea sangre azulada, color que le viene por los alimentos que ingerimos y del oxígeno.  Esta sangre es bombeada hacia nuestros pulmones donde se deshace del dióxido de carbono y obtiene mas oxígeno.  La segunda bomba recibe nueva sangre y la bombea hacia nuestro sistema.  Hay muchas cosas que pueden ser dañinas para nuestro corazón.  La ansiedad, el uso del cigarro, alimentos llenos de grasa, el alcohol, las emociones fuertes etc.  Así que la alimentación sana , tener emociones bajo control y el ejercicio balanceado nos ayudan a tener un corazón sano.
            El pulpo,  animal marino  posee tres corazones.  Uno se encarga de bombear la sangre oxigenada al cuerpo, los otros dos llevan la sangre sin oxígeno a las branquias (órganos respiratorios).  La razón del porque tres corazones, es debido a la gran actividad física a la que se ve sometido,  ya que es un gran nadador y predador en constante movimiento.
            Cuando la Biblia habla del corazón del hombre, se refiere a la parte interna de él.  Es lo que tenemos dentro y lo que realmente somos.   Es el asiento de nuestras emociones.  Marcos 7:21-23 nos dice:   Porque del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, las lascivias, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.  Todas estas maldades de dentro salen, y contamina el hombre. 
            Lo primero que debemos sacar de nuestro corazón son palabras que edifican (Mateo 12:35-36).  El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas….Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.  La palabra bueno significa, excelencia, agradable, bondadoso etc.  Jesús nos afirma que cuando hay cosas buenas dentro de nuestro corazón, lo demostraremos por medio de nuestra lengua expresando buenas palabras.  Jesús nos advierte, de toda palabra ociosa (inútil, sin propósito, negativas, sin fruto) que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.  Así que, usted y yo somos responsables de lo que decimos y cómo lo decimos. Nuestra manera de hablar delata lo que tenemos dentro del corazón.  Lucas  6:45 dice, El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno, y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la boca.  Hay una serie de retos en cuanto al buen uso de la lengua:
            1.  Hablar para edificar (Col. 4:6):  Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.  Nuestra manera de hablar debe ser correcta siempre.  Seamos cuidadosos en lo que decimos y cómo lo decimos.
            2.  Tener una lengua amable (Prov. 31:28):  Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada, y su marido también la alaba.  La mayoría de nuestros problemas familiares y conyugales pueden solucionarse con una lengua amable.  Prov. 15:1 nos recuerda, La blanda respuesta quita la ira, mas la palabra áspera hace subir el furor. 
            Segundo, debemos amar (1 Cor. 13:4-5).  El amor es sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece, no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor.  Veamos lo que no es el amor, no es envidioso.  Envidia es la tristeza o enojo que experimentamos cuando deseamos lo que otro tiene.  Es la rivalidad por el éxito, logros y ventajas de los demás.  Santiago 3;16 dice, Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.  Muchas veces la envidia es producto de autoestima.  Nos sentimos inferiores cuando alguien tiene lo que yo deseo.  No es bueno ni saludable la comparación.  1 Pedro 2:1 dice, Desechando, pues, toda….envidias.  La envidia nos roba la paz.  En 1 Samuel 18:8-9 describe la reacción del rey Saúl cuando David regresa a Jerusalén después de haber vencido a Goliat.  El canto de las mujeres no fue de su agrado. Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles.  Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo:  A David dieron diez miles, y a mi miles, no le falta mas que el reino.  Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David.  Saúl nunca disfrutó de su posición como rey y se dedicó a perseguir a David todo como producto de la envidia, falta de satisfacción y de seguridad.  Venzamos la envidia amando.  Reconocer nuestra falta.  Arrepintámonos y busquemos el perdón de Dios.  Oremos por esa persona que Dios está bendiciendo por la que nosotros estamos sintiendo envidia.  El amor …..no guarda rencor (v. 5).  Rencor es un sentimiento de odio o antipatía hacia la persona de la cual hemos recibido algún daño.  Es una palabra que no suena agradable.  Una persona libre de rencor, no lleva cuentas de las ofensas recibidas (Mateo 18:21-22).  ¿Qué haremos con las ofensa recibidas o con la persona que nos ha hecho daño?  El pasado no lo podemos cambiar. Así que, no lo  sigamos trayendo al presente (Fil. 3:13-14).  Busquemos la reconciliación y la paz (Mateo 5:23-24, Romanos 12:18, Lev. 19:18).
            Finalmente busquemos el fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22).  Mas el fruto del Espíritu es….gozo, paz….fe.  Antes que nada, Pablo nos pide en Efesios 5:18, No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, antes bien sed llenos del Espíritu.  Como vemos es un mandato cuya traducción sería:  permitan que el ES les controle continuamente. Ser llenos del ES no tiene nada que ver con hablar lenguas.  Si tan solo este versículo fuese una realidad en  nuestras vidas,  la vida misma de la iglesia fuese muy diferente. Veamos los resultados de una vida llena del ES:
            1.  Una vida de alabanza a Dios (Ef. 5:19):  ….alabando al Señor en vuestros corazones. La alabanza como un estilo de vida.
            2.  Una relación conyugal en sujeción mutua (v. 21).
            3.  Caminaremos sujetos al ES (Gálatas 5:16):  Andad en el Espíritu…
            4.  Gozo (v. 22):  alegría espiritual interna no asociada o relacionada con lo exterior.  Podemos estar enfrentando situaciones adversas con gozo (Santiago 1:2). 
            5.  Paz (v. 22):  es la calma o control interior que viene como resultado de la confianza total en Dios a pesar de….En un mundo lleno de conflictos, lo que mas anhelamos es la paz.  Fil. 4:7 dice, Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros  pensamientos en Cristo Jesús.  La paz que viene de Dios la humanidad no la entiende.  Juan 14:27 dice, La paz os dejo, mi paz os doy…

            5.  Fe (v. 22):  es un llamado a ser fieles. Debemos ser personas confiables, dignos de crédito y de fiar.  ¿Somos personas de confianza?  ¿Hemos sido creyentes confiables en lo que Dios nos ha mandado?  Recordar que tarde o temprano daremos cuenta a nuestro Dios (Mateo 25:19, 21, 23).  Así que, uno de nuestros retos para el próximo año, sea el de sacar buenas cosas de nuestro corazón.  Bendiciones a todos.

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