Tú dejaste tu trono por mi (Lucas
2:1-20).
Tú dejaste tu trono y corona por mi.
Al venir a Belén a nacer. Mas a
ti no fue dado el entrar al mesón. Y en
pesebre te hicieron nacer……Tú viniste, Señor, con tu gran bendición, para dar
libertad y salud. Mas con odio y
desprecio te hicieron morir, aunque vieron tu amor y virtud.
¿Cómo pudo Cristo dejar un lugar
tan perfecto, lleno de gloria y adoración?
Fue por mi…..1 Juan 3:16 afirma, En
esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros. El modelo del amor bíblico, lo
encontramos en Cristo: es un amor de
entrega, sacrificio y servicio. Estamos
en la época de navidad, ¿cuál debe ser nuestra actitud y motivación ante esta
fiesta? Podemos celebrarla en medio del
consumismo que el comercio nos empuja.
Los regalos son casi una obligación, el preparar mucha comida, el
consumo del alcohol, el árbol con sus luces y sin olvidar a Papá Noel que ha
venido a reemplazar la figura de Cristo.
Pero también podemos tener una actitud reflexiva donde reflexionamos por
qué celebrar y cómo celebrar esta fiesta.
Cuando nos vamos al texto bíblico y cómo se describe el nacimiento de
Jesús, nada tiene que ver en cómo el mundo celebra tal acontecimiento. Es de mantener un balance en el mismo. Estamos de acuerdo que la Biblia no menciona
fechas sobre este acontecimiento. Poco a
poco, se han ido agregando elementos extrabíblicos que se han impuesto a la
narración bíblica. Es ahí donde el
creyente genuino, debe mantener el balance adecuado y no dejarse engañar o
confundir en cómo celebrar esta fiesta y cómo debe impactar nuestra manera de
vivir.
Primero,
Tú dejaste tu trono por mi y nos trajiste
paz y promover relaciones entre los hombres (Lucas 2:14, ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la
tierra paz, buena voluntad para con los hombres! ). La venida de Cristo tiene beneficios para
toda la humanidad. Los ángeles anuncian paz en la tierra….Debido al pecado de la
humanidad, hubo enemistad con Dios.
Cristo con su muerte y resurrección nos ha reconciliado con Dios
Padre. Romanos 5:10 nos dice, Porque si siendo enemigos, fuimos
reconciliados con Dios, por la muerte de su Hijo, mucho mas, estando
reconciliados, seremos salvos por su vida.
Reconciliar es: restablecimiento de relaciones, amistad,
volver a unirse. Es dejar atrás el
enfrentamiento u ofensa recibida. Esa
paz o reconciliación que ahora disfrutamos debemos practicarla entre nuestro
prójimo.
Segundo,
Tú dejaste tu trono por mi, y nos
demandas promover la reconciliación entre nosotros (Mateo 5:23-24, Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y
allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda
delante del altar, y anda reconcíliate primero con tu hermano, y
entonces ven y presenta tu ofrenda).
Un conocido autor dice que nuestras relaciones interpersonales reflejan
nuestra relación con Dios. Juan en su primera carta 4.20-21 nos recuerda, Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es
mentiroso, Pues el que no ama a su
hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de
él: El que ama a Dios, ame también a su
hermano. Es nuestra comunión con
Dios lo que provee el contenido para la verdadera comunión entre nosotros los
creyentes. No tengo una buena relación o
comunión con Dios si no puedo llevarme bien con mi prójimo. Deja
allí tu ofrenda delante el altar, y anda reconcíliate primero con tu hermano, y
entonces ven y presenta tu ofrenda. Con
ello, Jesús nos dice que primero está nuestras relaciones interpersonales. Que nuestras relaciones interpersonales
reflejan nuestra relación con Dios y si no estamos obedeciendo lo anterior no
podemos afirmar que estamos bien con Dios.
Así que, llevarnos bien entre nosotros, refleja nuestra relación con
Dios. Esta época de Navidad, debe ser un
tiempo de reflexión cómo nos hemos llevado con los demás. Salmos 133:1, dice: ¡Mirad
cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía…..Porque
allí envía Jehová bendición y vida eterna.
Y
tercero, deberes a cumplir con los demás (Romanos
12:16-21). Veamos por lo menos tres
deberes que usted y yo debemos mostrar con nuestro prójimo. Unánimes
entre vosotros, no altivos….(v.
16). La humildad es una virtud poco
apreciada, poco valorada y poco anhelada.
Para la cultura griega, ser humilde era sinónimo de débil y
despreciable. Hoy día es triste y penoso
cuando en medio de la iglesia se promueve el culto a la personalidad del líder
de turno (eso es contrario al espíritu de humildad que la Biblia enseña). Jesús
es nuestro mejor modelo de humildad. Aprended
de mi. Que soy manso y humilde de corazón….(Mateo 11:29), Pablo agrega en
Filipenses, Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo
también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser
igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando
forma de siervo, hecho semejante a los hombres….se humilló, haciéndose
obediente hasta la muerte….(Fil. 2:5-8). No paguéis a nadie mal por mal, procurad lo bueno delante de todos los
hombres (v. 17). Navidad es una
época que nos recuerda hacer el bien a los demás. Eso es contrario a la ley del talión (Éx. 21:24).
Esta era una ley con un principio jurídico retributiva en el que la norma imponía un castigo al daño
recibido. De esa manera se obtenía la reciprocidad. Este principio jurídico queda sin efecto
cuando Jesús legisla una nueva ley.
Mateo 5:38-39 nos dice, Oísteis
que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por
diente. Pero yo os digo….Procurad,
significa, de antemano, buscar por
adelantado, esfuerzo para obtener algo. El
buen samaritano es un buen ejemplo de alguien que procura cómo hacer el bien a
los demás (Lucas 10:31-35). Seamos
vencedores haciendo el bien. Pablo en
Romanos 12:21 nos recuerda, No seas
vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal (v. 21). No permitamos que el mal o daño recibido nos
venza y nos deje abrumados. No
permitamos que nuestra propia maldad nos venza y reaccionemos haciendo daño a
los demás. Tengamos la capacidad de
vencer nuestra propia maldad haciendo el bien a los otros. Ese espíritu debe permanecer en nosotros a
través de los 365 días del año. La
última estrofa del himno citado al inicio dice:
Alabanzas sublimes los cielos
darán, cuando vengas glorioso de allí. Y
tu voz en las nubes dirá: ven a mí, que
hay lugar junto a mí para ti. Navidad,
es una época de reflexión espiritual donde debemos promover lazos de paz,
reconciliación y perdón con aquel que nos hizo daño. ¡Feliz Navidad para todos!
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