¿Qué hace Jesús cuando estoy
decepcionado? (Juan 11:17-27).
La decepción es una experiencia
común en todos nosotros. Es aquel
sentimiento de pesar sufrido por un desengaño producto de alguna insatisfacción
que surge cuando no se cumplen nuestras expectativas. La decepción puede ser provocada por tantas
razones: un romance fallido. Alguna
amistad cercana que nos hizo daño. Un
trabajo que no llenó nuestras expectativas etc.
Algunas
veces podríamos decir que Dios podría decepcionarnos cuando no responde a
nuestras necesidades. El Salmos 44:22-23
dice, Despierta, ¿por qué duermes,
Señor? Despierta, no te alejes para
siempre. ¿Por qué escondes tu rostro y
te olvidas de nuestra aflicción….? Juan
11 describe uno de los milagros mas conocidos de Jesús. La resurrección de
Lázaro es un milagro portentoso. Un
milagro es un acontecimiento poco usual atribuido al poder de Dios. Las leyes naturales no pueden explicarlo ,
por eso se le llama milagro. Marta y
María, hermanas de Lázaro, previo al milagro de la resurrección de su hermano,
deben pasar un momento inesperado, difícil y complejo. Jesús no respondió según sus
expectativas. Al final de la experiencia
familiar, hay un final feliz, la fe es fortalecida y la decepción se transforma
en esperanza, fe ilusión, confianza, ánimo etc.
Jesús
demuestra cuán importante somos. Cuando
Jesús se le informa de la grave enfermedad de su amigo Lázaro (de hecho estaba
muriéndose) responde, Esta enfermedad no
es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea
glorificado por ella (v. 4). Con
ello demuestra la importancia de su amigo Lázaro (v. 3, Señor, he aquí el que amas está enfermo). No siempre entenderemos los propósitos de las
enfermedades en nuestras vidas (Juan 9:2-3).
Muchas veces podemos caer en el prejuicio de juzgar y hasta condenar la
razón del por qué esa persona está sufriendo o pasando alguna situación
complicada. La afirmación de Jesús
resulta un poco extraña. Lázaro estuvo 4
días en la tumba, sin embargo él demostró su poder sobre la muerte. Dios nos ama a pesar de lo adverso que
estemos afrontando y al final de ello, nos daremos cuenta de Su amor y cuidado
en nuestras vidas.
Jesús
nos consuela. En medio del consuelo
esperado y tan necesitado, no siempre el Señor responderá o reaccionará cómo
esperamos o deseamos o en muchos casos necesitamos. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días mas en el lugar
donde estaba (v. 6). En el v. anterior
se afirma, Y amaba Jesús a Marta, a su
hermana y a Lázaro (v. 5). ¿Qué
pretende Jesús quedarse dos días mas? Lo
lógico era que Jesús tomará la decisión de salir inmediatamente hacia Betania,
lugar donde vivían sus amigos. Ya Jesús
había dado una palabra específica, poderosa y certera, Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para
que el Hijo de Dios sea glorificado por ella (v. 4). Desde luego, ni Marta ni María podrían
imaginarse cómo se llevaría esta triste situación. Dios no tiene porque darnos detalles por
anticipado de lo que nos sucederá. Es
suficiente saber que nuestro Dios está en control. Cuando Marta y María se encuentran con Jesús
ambas tienen el mismo reclamo, Señor, si
hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto (v. 21, 32). Ambas muestran desilusión y decepción, Jesús mismo afirmó que la enfermedad de
Lázaro no era para muerte, y ya llevaba 4 días en la tumba. Ambas hermanas no entendían la tardanza de
Jesús, y en todo caso, ya no había razón de su llegada. ¿Cómo Jesús consuela a las hermanas de
Lázaro? Sencillamente Jesús les responde
con cariño y empatía. Marta recibe la
respuesta, Tu hermano resucitará (v.
23). Con María, se identifica con sus
sentimientos, Jesús entonces, al verla
llorando….se estremeció en espíritu y se conmovió. Es interesante cómo Jesús trata a cada
una de ellas. Les consuela, anima y
responde con sabiduría. Ambas habían
creído en él y ambas reciben un trato personal.
Jesús
fortalece la fe de ellas (v. 40-44). Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria
de Dios? (v. 40). Todos en la vida queremos respuestas
instantáneas de Dios cuando le presentamos nuestras peticiones. Jesús no respondió con la prontitud del caso
y como ellas esperaban. Así tampoco,
Dios no tiene por qué darnos detalles de lo que viene en el futuro. Cuando están frente a la tumba Jesús ordena, Quitad la piedra (v. 39). Una orden extraña cuestionada por Marta, Señor, hiede ya, porque es de cuatro días (v.
40). El razonamiento de ella es lógico pero debemos saber que adoramos y servimos a
un Dios que no es lógico. Por eso es
Dios que no se enmarca en nuestro razonamiento humano. Jesús había llevado a estas tristes y
decepcionadas hermanas en un punto donde la fe de ellas debía ser aumentada de
forma grandiosa. Estaban a punto de ser
testigos del poder de Dios por medio de la Persona de Jesús, el Dios hecho
hombre. Jesús en su momento supo superar
la decepción y tristeza de ellas regresando a su hermano Lázaro de la muerte. Al cuestionamiento de Marta, Señor, hiede ya….Jesús responde, ¿No te he dicho que si crees verás la gloria
de Dios?....Y el que había muerto salió….(v. 40, 44). Jesús, 4 días antes había garantizado Esta enfermedad no es para muerte, sino para
la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella (v.
4).
La
decepción es común en todos. Son muchas
las razones del por qué somos decepcionados y hasta desilusionados. Jesús siempre responderá a nuestras
expectativas. No siempre lo hará cómo queremos o esperamos. Sepamos esperar el tiempo y formas de
Dios. Él nunca nos decepcionará. Marta y María, son testigos de ello. Bendiciones a todos.
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