Donde el amor y la justicia se
encuentran (Max Lucado, En manos de la
gracia, p. 79-90).
Me alegro de que la carta no
venía del cielo. Procedía de la compañía
de seguros de automóviles, la ex compañía que aseguraba nuestros
vehículos. No los dejé, ellos nos
botaron. No por dejar de pagar las
primas, todavía a tiempo y me puse al día.
No por echar a un lado el papeleo cada documento se firmó y
entregó. Me dejaron porque cometí
demasiadas faltas. La carta empezaba
diplomáticamente diciéndome que mi historial estaba bajo revisión: Tenemos
en nuestras manos los expedientes de vehículos a motor que indican una
violación por exceso de velocidad de Max Lucado en diciembre y enero y un
accidente sin culpa de Denalyn Lucado.
Expedientes adicionales indican multas adicionales para el Sr. Lucado en
abril y para la sra. Lucado en diciembre
del siguiente año. Ahora bien, soy
el primero en admitir que Denalyn y yo tenemos la tendencia a tener el píe un
poco pesado y a la vez descuidado. Es
mas, por eso tenemos seguros. ¿No son las faltas en mi historial una indicación
de que soy un cliente que vale la pena?
Todo eso del negocio de seguros, ¿no se inventó para gente como yo? Mis
rozamientos y choques ligeros, ¿no ponen comida en la mesa de algún agente
ajustados? Si no fuera por mis
equivocaciones, ¿cómo ejercerían los actuarios?
Mi pensamiento inicial fue que la compañía me escribía para felicitarme
por ser un buen cliente. La carta
continuaba documentando otros secretos de nuestro pasado: Nuestros
registros indican que el 18 de noviembre pagamos por arreglar el daño a otro
vehículo cuando Max Lucado retrocedió y chocó contra otro automóvil en el
aparcamiento……La carta continuaba con otro conjunto de otros: En abril pagamos por arreglar otro vehículo
cuando Denalyn Lucado chocó contra la parte posterior de otro vehículo en una
señal de Pare en una intersección.
La
conclusión de la carta decía: En vista de la información anterior no
renovaremos su póliza de seguro de automóviles.
La póliza terminará a las 12:01 am, hora estándar, el 4 de enero. Lamento que nuestra respuesta no pueda ser
mas favorable. Para protección suya, le
instamos a que obtenga otra póliza de seguros para evitar cualquier demora en
su cobertura.
Un
momento. Déjame ver si comprendo bien
esto. Compré un seguro para cubrir mis
equivocaciones. Pero luego me dejan por
cometer equivocaciones. ¡Caramba! ¿Acaso no leí alguna nota de pie? ¿Pasé por alto la letra menuda en el
contrato? ¿Acaso dejé de leer un párrafo
que decía: Nosotros, la susodicha
compañía consideramos a Max Lucado asegurable
hasta cuando él demuestre ser una persona que necesita seguros, en cuyo momento
su cobertura cesa? ¿Qué tal si el guardaespaldas dice que te
protegerá a menos que haya alguien que te persiga? O ¿Qué tal si, Dios no lo quiera, el cielo
tuviera limitaciones respecto a tu cobertura?
….Si una compañía de seguros no
puede cubrir mis faltas involuntarias, ¿puedo esperar que Dios cubra mi
rebelión intencional?
Pablo
contesta a la pregunta con la que John Stott llama la mas importante
declaración en Romanos. Dios justifica
al impío, Al que no obra, sino cree en
aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia (Romanos
4:5). ¡Qué afirmación mas
increíble! Una cosa es justificar a los
buenos, ¿pero a los malos? Podemos
esperar que Dios justifique a los decentes, ¿pero a los asquerosos? Sin duda, se provee cobertura para el
conductor con historial limpio, ¿pero al que excede el límite de
velocidad? ¿Al que lo multan? ¿De qué manera puede haber justificación
para el malo?
No
la hay. No puede proceder del mundo. Debe venir del cielo. El hombre no tiene recurso, pero Dios nos ha
mostrado ahora una forma. Salvarnos a
nosotros mismos sencillamente no resulta.
El ser humano no tiene ninguna
manera de salvarse a sí mismo.
Pero Pablo anuncia que Dios tiene
su forma. Donde el hombre falla,
Dios sobresale. La salvación viene del
cielo hacia abajo, no de la tierra hacia arriba. Toda
buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces (Santiago
1:17). Dios da la salvación, Dios la
impulsa, Dios la fortalece y Dios la origina.
El don no es del hombre a Dios.
Es Dios al hombre. En esto consiste el amor, no en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en
propiciación por nuestros pecados (1 Juan 4:10). Dios crea la gracia y la da al hombre. En base a este solo punto el cristianismo
queda aparte de cualquier otra religión del mundo. Ningún otro sistema, ideológico ni religión proclama
un perdón gratuito y una nueva vida para los que no han hecho nada para
merecerlo, sino que mas bien merecen juicio.
Dios tiene su forma de justificar a la gente. Romanos 3:21-22 dice, Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios,
testificada por la ley y por los profetas, la justicia de Dios por medio de la
fe en Jesucristo, para todos los que creen….
Regresemos
a la compañía de seguros y hagamos unas preguntas. ¿Fue injusto que me eliminaran como
cliente? No. Tal vez hallé su decisión de mal gusto,
desagradable, incluso desconsoladora, pero no puedo llamarla injusta. Hicieron
solo lo que dijeron que harían. Así
como el conducir de forma imprudente tiene sus consecuencias, también las tiene
la vida imprudente. Así como no tengo
defensa ante la compañía aseguradora, no tengo defensa ante Dios. Mi historial me acusa. Mi pasado me declara culpable.
Dios
justifica (hace perfectos) y entonces justifica (hace santos). Dios hace lo que nosotros no podemos hacer
para que seamos lo que ni siquiera nos atrevemos a soñar: perfectos ante Dios. Él justifica al injusto. Colosenses 2:14 dice, Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era
contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz. Mi alma eterna….está bajo cobertura
divina, y a Jesús no se le conoce por desechar cliente. Se le conoce, sin embargo, por pagar las
primas y las ha pagado por toda mi vida.
Así que, estamos en buenas manos con Él.
Dios les bendiga.
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